El pasado viernes, un grupo de artistas e intelectuales, entre los que estaban Javier Bardem, Juan Diego, Rosa Maria Sardà, José Saramago, Rosa Regás o el grupo de pop Amaral enviaron una carta al Gobierno en la que reclamaban la retirada del embajador español en Israel hasta que se detenga "la ofensiva criminal" contra Palestina. Ayer, en Barcelona, y hoy, en Madrid, se han celebrado manifestaciones en apoyo a Palestina y contra la respuesta militar israelí a las acciones terroristas de Hamas. La situación de Oriente Medio ocupa de nuevo el centro del debate político en España con una peculiaridad respecto a otros países europeos: la tendencia dominante, casi única, es la defensa de la causa palestina. ¿Por qué hay tanta gente en contra del Estado de Israel? ¿Quedan restos de antisemitismo en España? ¿Se puede hoy mantener un debate abierto sobre el laberinto árabeisraelí? La Vanguardia ha charlado con intelectuales y políticos sobre estas cuestiones.
SANTOS JULIÁ.
- Historiador
En España los análisis sobre cuestiones de política internacional
suelen estar determinados más por la posición moral de la persona que
opina que por un análisis frío de la situación. Hay una propensión al
juicio rápido, al blanco y negro, y al olvidarse de matices que son muy
importantes. No creo que en España haya un prejuicio en contra de los
judíos. Sobre el conflicto de Israel y Palestina ocurre que la gente
habla desde posiciones de partida ya tomadas, lo que hace que el debate
sea muy difícil. No se puede generalizar, pero las personas de
izquierdas, en sus análisis, se pueden ver más conmovidas por factores
morales, y obviamente la acción israelí y su bombardeo de zonas con
civiles influyen muy negativamente en la imagen de Israel en la opinión
pública española. Tampoco podemos olvidar que en España hay un
importante sector de la población que ve a Israel como punta de lanza
de EE. UU. en Oriente Medio. Pero yo creo que la cuestión
verdaderamente importante, y que no se está planteando, es si Hamas
sabía que al estar atacando durante dos años a Israel su Gobierno iba a
permanecer impasible. Si pensaba que Israel no se iba a defender y no
lo iba a hacer de una forma tan contundente como la actual.
F. GARCÍA DE CORTÁZAR.
- Catedrático de H. ª Contemporánea, Univ. de Deusto
En España no hay un debate serio sobre el conflicto de Oriente
Próximo porque escasean los conocimientos de historia mundial y
política internacional y porque la causa palestina ha conseguido la
adhesión sentimental de una gran mayoría de la población. Aunque ahora
aparezca como una seña de identidad de la izquierda, convendría
recordar que la política exterior de Franco y su régimen se centró en
la amistad con los países árabes, los enemigos encarnizados del Estado
de Israel, y que la derecha española fue muy antijudía. En la
actualidad, la identificación de Estados Unidos con la causa de Israel
condiciona la actitud de los españoles y hace aumentar su simpatía por
los palestinos. Cuando se trata de sentimientos, poco importa que, si
exceptuamos el atormentado Líbano, Israel sea la única democracia de la
zona y que sus oponentes no hayan salido de la edad media ni de las
imposiciones religiosas del Profeta. La imagen de rebeldía, de aliento
revolucionario, de utopía guerrillera que proyecta la causa palestina
hace estragos en sectores poco críticos de la población española.
XAVIER RUBERT DE VENTÓS.
- Filósofo
Creo que, poco a poco, en España han ido surgiendo más voces que
defienden sin complejos al Estado de Israel. Este, con Yugoslavia, fue
la gran esperanza de la izquierda en los años de la posguerra mundial,
pero todo cambió en 1967 con la guerra de los Seis Días. Yo me declaro
sin complejos propalestino: me escandalizan más mis propios pecados que
los del resto. Me duele más las acciones violentas del Estado de Israel
por una razón muy simple: me siento más cercano a ellos que a los
palestinos, y ellos, Israel, son un Estado democrático. Siempre he
sentido mucha empatía por el mundo judío, por eso me duelen más sus
errores. Es cierto que en España todavía se arrastran anticuerpos
antijudíos porque sus virtudes son muy diferentes de las españolas, que
también son muy positivas, pero diferentes. Además, en el análisis que
se hace del conflicto el factor sentimental, las imágenes de los niños,
pesan más que el análisis frío. Yo en cierta forma explico el
terrorismo árabe ante la gran diferencia tecnológica que sufren con
Israel. Unos tienen la demografía; otros, la tecnología. El bombardeo
de un sitio cerrado como la franja de Gaza es como el gueto de
Varsovia, pero ahora con aviación. ¿Solución? Espero mucho de Obama. Él
debe ser consciente de que no le queda otra opción que actuar.
FLORENTINO PORTERO.
- Profesor titular de Historia Contemporánea en la UNED
La posición respecto a Oriente Medio distingue a España de su
entorno. El conflicto no es una cosa de buenos y malos, como se quiere
presentar, sino algo que requiere un análisis más profundo. En España
ha habido una evolución de cómo se percibe a Israel. En 1948, la
creación del Estado hebreo es defendida en España básicamente por el
PNV y el nacionalismo moderado catalán, hoy representado por CiU,
(veían el derecho de un pueblo a construir su propio Estado), y también
de los socialistas. Sobre la postura de la burguesía catalana es muy
interesante el libro Israel, 1957,en el que Josep Pla explica cómo esta
ve reflejadas en el pueblo israelí las aspiraciones nacionales de la
Catalunya burguesa. Por aquellos años, en contra de Israel estaba la
mayoría de la derecha católica española. Pero todo cambia a partir de
la guerra de 1967 y especialmente tras Sabra y Chatila. Israel empieza
a ser vista como una fuerza agresora, y la izquierda española empieza a
apoyar a los movimientos baasistas de Siria e Iraq y nasserista de
Egipto. Pero sobre todo rompen con Israel a principios de la década de
los 80, lo que deja descolocados a muchos socialistas, como es el caso
de Josep Borrell, que apoyaron el Estado israelí y su proyecto
laborista. El cambio de la derecha española frente a Israel empieza
sobre todo en la segunda legislatura de José María Aznar, cuando hacen
una proyección del Estado de derecho y la legitimidad que este tiene
para defenderse ante los ataques terroristas. Israel se convierte así
en un referente. ¿Hay un sentimiento antisemita en España? No lo creo.
Aunque muchos historiadores judíos norteamericanos han apuntado, y no
les falta del todo razón, que el tradicional antisemitismo europeo se
modifica y se convierte en un antiisraelismo o antisionismo.
FERNANDO SAVATER.
- Filósofo y escritor
Dejo de lado la referencia a los orígenes del conflicto, que ya no
puede ayudar a reparar los males del presente: el atropello que supuso
la creación del Estado de Israel, la doblez del supuesto apoyo que
muchos países árabes prestaron a los palestinos, el propio encono de
algunas facciones palestinas... Parece descartada la verdadera solución
cívica e ilustrada, un Estado laico en el que convivieran en plano de
igualdad judíos y musulmanes para superar la odiosa intransigencia
étnica (que resurge como la hidra en diversos lugares del planeta, en
España sin ir más lejos). Israel tiene el derecho - incluso el deber-de
defender a su población de los ataques terroristas de Hamas o Hizbulah.
Pero nada justifica la aniquilación de la población civil de Gaza para
eliminar a los indeseables que se ocultan en ella ni tampoco
imposibilitar la tarea humanitaria de la ONU o Cruz Roja, las únicas
organizaciones que intentan ahora protegerlos. Aún más que un Estado
palestino capaz de convivir con Israel, necesitamos una ONU capaz de
imponer - cuando sea necesario-la convivencia entre los peores
antagonistas... para salvar a sus hijos.
GABRIEL ALBIAC.
- Catedrático de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid
Lo judío es en España innominable. Amíme viene siempre a la memoria
un viejo militar republicano, salvado por los pelos de la ejecución en
1939 e irreprochable demócrata. Jamás utilizaba la palabra "judío".
Buscaba las elipsis o rodeos más estrafalarios para eludirla. Se lo
hice notar una vez. Pareció asombrarse: "No sé... Es que suena como un
insulto". Me fascinó el enigma. En español, "judío" suena a insulto. Lo
cual es, en rigor, ser insulto. Aquello que cristaliza en la lengua es
imborrable. La subjetividad no es más que una función estricta de la
lengua. El antisemitismo es fascinante por construir fóbicamente la
identidad europea. Los totalitarismos del siglo XX han sabido hacer uso
magistral de eso. La judeofobia en España es fantasmática, puesto que
opera en un vacío: la supresión, en 1492, de "lo judío". Y su
consiguiente interiorización como terror indefinido. El judío al cual
el alemán de 1942 despedaza es de carne, hueso y sangre, y mancha al
machacarlo; lo cual, como todo el mundo sabe, resulta desagradable. El
judío al cual el español hoy diaboliza es inmaterial, no salpica.
Contra él, todo sale gratis. Y es igual de rentable, a la hora de
exorcizar culpas o terrores. Israel es, para la consciencia española,
el diablo. Nadie se dice "antisemita". Sólo "antisionista". Es el más
alto refinamiento de la judeofobia.
JOSEP PIQUÉ.
- Ex ministro de Asuntos Exteriores
En España se está, por norma, en contra de cualquier cosa que se
relacione con Estados Unidos. Esta es una de las explicaciones de la
oposición frontal y mayoritaria contra la política del Estado de
Israel. Este tic antinorteamericano, que se arrastra desde 1898, con la
pérdida de Cuba, hace que incluso se defienda de forma vehemente el
terrorismo de Hamas antes que la democracia israelí. Por mucho que lo
oiga, me resulta muy sorprendente cómo desde ciertos sectores
progresistas se prefiere apoyar a Hamas y se ningunea a la verdadera
autoridad palestina, que es el presidente Mahmud Abas. El
antiamericanismo, y por extensión el antiisraelismo, es un sentimiento
transversal que afecta tanto a ciertos sectores del progresismo como a
una parte importante de la derecha española. Los mismos que atacan a
Israel también coinciden, o coincidían hasta hace muy poco, en su
defensa del régimen castrista en Cuba. La sociedad española debería
madurar si queremos que nuestro país tenga un papel relevante en el
escenario de la política internacional. Si queremos pintar algo,
deberíamos empezar a quitarnos ciertos complejos y tomar partido en
favor de la democracia en Oriente Medio y apostar, en este sentido, por
tener una voz fuerte y decidida en el seno de la Unión Europea. Por
desgracia, la realidad es que hoy el Gobierno de José Luis Rodríguez
Zapatero no es visto como un interlocutor válido por el Gobierno de
Israel. Su peso político es nulo en Oriente Medio.
J. IGNACIO GONZÁLEZFAUS.
- Teólogo
Israel fue en sus comienzos (con su socialismo, kibutz) un ejemplo
para nosotros que, además, nos tranquilizaba la conciencia, no ya
frente al holocausto sino frente a lo mal que se hizo el
establecimiento del Estado israelí. Yo aún recuerdo haber oído y
cantado de joven la canción de Raimon ("cantarem la vida de poble que
no vol morir".)intercalando en ella un estribillo que repetía: "Israel,
Israel". Además, toda Europa tiene una mala conciencia aún no
purificada por la monstruosidad de Auschwitz. Tememos ser tildados de
antisemitas. Y la mala conciencia es el mejor compañero de la
complicidad. Lo que tengo claro es que si Palestina tuviera petróleo en
abundancia, puedo asegurar que nuestra posición en el conflicto actual
sería muy distinta. Y no niego que haya más de mil cosas criticables en
el islam actual, que nos permiten utilizar como argumento a los
talibanes, aunque pactemos con monstruosidades como la de Arabia Saudí.
Yen el caso concreto de España, quizás el pánico ante ETA nos ha hecho
creer inconscientemente que un terrorismo de Estado como el de Israel
siempre será mejor que el terrorismo de bandas o partidos.
EDUARDO MENDOZA.
- Escritor
Con el conflicto de Oriente Medio vemos como España, un país en el
que se leen muy pocos periódicos, sigue viviendo de espaldas a ciertos
problemas de política internacional que preocupan mucho a Europa. El
interés se centra de forma mayoritaria en lo que sucede en
Latinoamérica. Sobre Israel y Palestina, el debate es menos rico que en
otros países de nuestro entorno seguramente porque, desde su expulsión
en 1492, España no cuenta con una comunidad judía importante. Además,
arrastramos ciertos tics del aislacionismo que caracterizó los 40 años
de franquismo. Asimismo, resulta curioso que tanto los proisraelíes
como los propalestinos en sus opiniones hagan una proyección de la
propia realidad española. Así, ves como sectores nacionalistas
defienden por un lado Israel y, por otro lado, personas progresistas
defienden de forma cerrada la causa palestina. Ambos sectores coinciden
así en proyectar sus obsesiones por tierras prohibidas con enemigos
ancestrales.
SALVADOR CARDÚS.
- Profesor de Sociología en la UAB
La brutalidad de la respuesta militar israelí a la permanente
provocación de Hamas en la franja de Gaza no puede ocultar el sesgo
unilateral y casi unánime a favor de los palestinos del relato
informativo que aparece en los medios de comunicación españoles sobre
este largo conflicto. ¿Causas? Quizás el peso histórico del antiguo - y
conceptualmente confuso-amigo árabe.Más probablemente, un efecto
colateral del antiamericanismo tan arraigado en la cultura política
española. Y, sin duda, la hegemonía ideológica de un progresismo
izquierdista entre las élites intelectuales, mucho más sensible a las
causas de los desvalidos de todo el mundo que a las causas de la
democracia y la libertad. Es decir, un progresismo condescendiente con
las dictaduras y el terrorismo, si se trata de países pobres, pero
intransigente con los tropiezos de la democracia o el precio de la
libertad cuando se trata de juzgar a países ricos.
LUIS BASSAT.
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La visión que hay en España del conflicto viene marcada, como ha
explicado muy bien Pilar Rahola, por esa necesidad de ciertos sectores
de la progresía de salir en defensa del teóricamente más débil. Esto es
comprensible, pero no que dichas personas, que dicen ser de izquierdas,
defiendan las acciones de una organización terrorista como Hamas, que
no respeta los derechos fundamentales. A estas personas yo les
preguntaría: ¿aceptarían un gobierno como el de Hamas para España? Creo
que la única salida para la actual situación en el Oriente Medio pasa
por el diálogo y que se consiga la paz con dos estados, el de Israel y
el de Palestina, coexistiendo. Pese a ser judío, no dejo de ser
objetivo. He visitado Gaza, Ramala... Y las imágenes de estos días me
provocan un hondo dolor. Pero el conflicto se debe analizar desde la
frialdad y teniendo en cuenta que Israel es una democracia y Hamas una
organización terrorista.
LUIS RACIONERO.
- Filósofo y escritor
En España no podemos olvidar la fuerte influencia del mundo árabe,
pero tampoco la gran influencia judía. Esto hace que nos sea muy
difícil tomar una posición clara en el conflicto de Oriente Medio. Yo
tengo, por ejemplo, el corazón partido. Los lunes, martes y miércoles
me siento cerca de Palestina; los jueves, viernes y sábado me siento
próximo a Israel. Pero sí es cierto que falta un debate en profundidad,
abierto y sereno, y que no caiga en las descalificaciones. Una carencia
que España tiene sobre otros temas importantes.
11-I-09, I. Ellakuria, lavanguardia