Se ha hecho esperar mucho más que otras veces, pero por fin llegó el martes después del primer lunes de noviembre. En esta ocasión, con tintes casi épicos y, por supuesto, globales. Y, sin embargo, con independencia del resultado electoral, tal vez lo más importante ya ha sucedido. No se sabe aún si el entusiasmo suscitado por la marea Obama estaba justificado, pero, si hacemos caso de la célebre formulación de Hegel, de acuerdo con la cual la lechuza de Minerva alza el vuelo al atardecer, quizás ahora ya podemos pensar la magnitud de lo que ha pasado en estos últimos meses.
No parece inoportuno recordar las palabras de Hannah Arendt en su libro Sobre la revolución, un ensayo especialmente pertinente para estos días. Se trata de una conversación entre Luis XVI y La Rochefoucauld-Liancourt. Y sucedió la noche del 14 de julio de 1789 en París, tras la toma de la Bastilla. Ante las, para él, alarmantes noticias, el rey exclamó: "C´est une révolte", a lo que Liancourt contestó: "Non, Sire, c´est une révolution". Y Arendt comenta: "Al declarar el rey que el tumulto de la Bastilla era una revuelta, afirmaba su poder y los diversos instrumentos que tenía a su disposición para hacer frente a la conspiración y al desafío a la autoridad; Liancourt replicó que lo que había ocurrido era algo irrevocable que escapaba al poder de un rey".
El tiempo dirá si Obama será el presidente del cambio y hasta qué punto este cambio podrá producirse y en qué. Pero parece que lo revolucionario, hasta el momento, ya ha sido el uso sofisticado de las tecnologías de la información y la comunicación para una movilización electoral sin precedentes. Sobre todo, por la importancia de los SMS, las bases de datos y las redes sociales, especialmente Facebook y el portal barackobama. com, que han registrado a millones de "amigos" capaces de generar, de forma voluntaria, una gigantesca base de datos que ha quebrado el mito de la abstención y ha movilizado a millones de ciudadanos supuestamente desafectos ante la política. Es lo que algunos han denominado la triple O (Obama Online Operation). Ante la magnitud de esta innovación, parece que todo lo demás, desde el pésimo balance de Bush hasta la crisis económica, pertenecen al caldo de cultivo.
Vista la cosa a una cierta distancia, uno no puede dejar de constatar que, también en esto, la "lección americana" parece de otro planeta. Basta con entrar en alguno de los blogs de nuestros políticos o en las páginas web de los partidos de aquí para confirmar que la musiquilla local se asemeja más a un extraño cruce entre el diario de la señorita Pepis y el consultorio de Elena Francis. Y eso en el mejor de los casos. Quizás la autosuficiencia con la que siempre hemos mirado a América, la del norte y la del sur, nos ha impedido extraer, en cada momento, las lecciones oportunas. Parece buena ocasión para enmendarse: la política 2.0 ha empezado.
5-XI-08, Xavier Antich, lavanguardia