(Pakistan:) ŽEl viudo alegreŽ, Xavier Batalla

Asif Ali Zardari, viudo de Benazir Bhutto, ya es presidente de Pakistán. La Administración Bush ha perdido un aliado, Pervez Musharraf, el general golpista que hace siete años optó por alistarse en la guerra contra el terrorismo patrocinada por Washington, pero parece que ya ha ganado otro, aunque nunca se sabe en un país donde Bin Laden puede haber encontrado refugio.

Pakistán es uno de los grandes misterios de la historia contemporánea. Es un país cliente de Estados Unidos (el Pentágono no pide permiso para cruzar la frontera desde Afganistán), pero, mayoritariamente, odia a Estados Unidos; apoya a Washington en la denominada guerra contra el terrorismo,pero es una fábrica fundamentalista de talibanes y miembros de Al Qaeda, y es un país donde no abunda ni la ciencia ni la riqueza (el 50% vive con menos de 2 dólares al día, según el Banco Mundial), pero disfruta de la bomba atómica. En este contexto, la elección de Zardari como presidente abre otra incógnita.

Washington, resignado a perder a Musharraf, prefería a Zardari. Mejor dicho: entre Zardari y Nawaz Sharif, líder de la Liga Musulmana, se inclinaba por el primero. La diplomacia estadounidense considera a Zardari más liberal y más laico que Sharif, a pesar de que este está patrocinado por Arabia Saudí, donde se exilió y que, por cierto, es un aliado de Washington. Las relaciones internacionales, ya se sabe, difícilmente son una línea recta.

Nadie, sin embargo, es perfecto. Zardari no tiene una hoja de servicios impecable. Ha conocido la cárcel en dos ocasiones, acusado de corrupción, por lo que, entre otras cosas, se ha ganado el sobrenombre de Mister 10%.Pero, como manda el guión, el ahora presidente dice que los cargos presentados contra él tenían una motivación política. Cuando el pasado fin de semana fue elegido, a sus parlamentarios sólo les faltó decir que todos eran Zardari. La ruptura con Sharif, quien hasta hace poco formaba parte del Gobierno, se debió a la negativa de Zardari a restituir en el cargo al jefe del Tribunal Supremo destituido por Musharraf. ¿Es amigo, entonces, Zardari de Musharraf? No. Zardari, dicen sus adversarios, temía que el juez anulara la amnistía que un día le perdonó.

En Gran Bretaña, Zardari fue juzgado porque, según el Gobierno pakistaní, compró una mansión con dinero robado. Entonces, en el 2006, Zardari, que vivía en Nueva York, realizó dos declaraciones juradas en las que se certificaba que "mentalmente era inestable". Según una de estas declaraciones, publicada por Financial Times,Zardari sufría de demencia y de desorden depresivo. Hace unos días, el flamante embajador de Pakistán en Londres ha asegurado que el viudo de Benazir se ha recuperado totalmente. Y Zardari tiene motivos para estar alegre, ya que la presidencia, aunque no reúna demasiados poderes, le garantiza la inmunidad. Estamos salvados.

14-IX-08, Xavier Batalla, lavanguardia