´Caída de imperios´, Pascal Baniface

Para los estados surgidos de la caída de los estados multinacionales al principios de los años noventa, los Juegos Olímpicos constituirían una etapa hacia el reconocimiento internacional.

Durante los Juegos de Barcelona, en 1992, Bosnia, Eslovenia, Croacia y Serbia (unidos bajo la bandera yugoslava en 1988 en Seúl) desfilaron como delegaciones independientes con su propio himno y bandera. Para los países escindidos de la antigua Yugoslavia, se trataba de una ocasión única para mostrar en televisión y en directo a su propia población y al mundo entero que existían y eran naciones independientes. Todo el mundo pudo constatarlo. Atletas llamados independientes eran, de hecho, yugoslavos. Aunque Yugoslavia, sancionada por la ONU, no podía participar, se permitió la participación individual de los deportistas yugoslavos (contrariamente al caso del equipo de fútbol, excluido de la Eurocopa). Esta singular delegación ganó una medalla de plata y otra de bronce y finalizó los Juegos Olímpicos en el puesto 44. º del medallero. Croacia, por su parte, presente con 41 atletas, obtuvo el mismo número de medallas que la verdadera-falsa delegación yugoslava. Eslovenia se llevó dos medallas de bronce y ninguna Bosnia-Herzegovina, que envió a diez atletas a competir bajo su bandera.

La URSS murió en diciembre de 1991 para dejar paso a quince estados independientes que se reagruparon en una imprecisa confederación, la Comunidad de Estados Independientes (CEI) que presentó una delegación en los Juegos de Barcelona. Fue un equipo unificado de la antigua URSS representado bajo la bandera olímpica; en caso de victoria, sonaba el himno olímpico: ganó 45 medallas de oro. Los tres estados bálticos que se independizaron en 1991 participaron bajo sus propios colores. Estonia y Lituania ganaron incluso una medalla de oro cada una. En 1996, todos los países de la antigua URSS presentaron delegaciones propias en los juegos de Atlanta: ello simbolizó la caída del imperio soviético y el reconocimiento de las nuevas repúblicas.

Checoslovaquia participó en los Juegos de Barcelona. Tras el divorcio de terciopelo entre checos y eslovacos, el primero de enero de 1993, ambos pueblos presentaron delegaciones por separado en Atlanta.

Si el olimpismo confirmó el estallido de la URSS y de Yugoslavia, Jiri Guth, de origen checo y miembro fundador del COI desde 1894, aludió ya en su día al del imperio austrohúngaro y abogó por la creación de un comité olímpico checo sobre la base de la especificidad de las naciones tuteladas por el mismo imperio. Su proximidad a Coubertin le permitió ganar tal causa.

En los Juegos de 1908, los checos pudieron desfilar como representantes de Bohemia bajo el pabellón belga. Austria y Hungría presentaron equipos y delegaciones distintos. El imperio austriaco advirtió el peligro y pidió que Guth fuera considerado por el COI austriaco y no checo. Guth aceptó, pero logró mantener la independencia olímpica de los checos, que desfilaron en 1912 tras las banderas austrohúngaras bajo el nombre de Austria-Chequia.En 1920, Austria y Hungría fueron excluidas de los Juegos, en los que Checoslovaquia participó plenamente.

21-VIII-08, Pascal Boniface, lavanguardia