creixents restriccions al Pekín (pre)olímpic

Dos artefactos explotaron en sendos autobuses de transporte público en el centro de la ciudad china de Kunming, capital de la provincia de Yunnan, en el sur, con el resultado de dos muertos y catorce heridos. Las bombas estallaron a las 7.10 h y a las 8.05 h de la mañana y ocasionaron sendos boquetes en los vehículos. Oficialmente descritos como "sabotaje" y sin noticias sobre su motivación, los atentados tienen lugar a 18 días del inicio de los Juegos Olímpicos de Pekín, que, desde la revuelta tibetana de primavera, han hecho de la seguridad asunto principal en China.

Miles de policías y soldados destacados desde mayo en la asistencia a los damnificados del terremoto de Sichuan están llegando a Pekín por vía férrea para reforzar el dispositivo de seguridad de los Juegos Olímpicos. La prensa china ha informado de la retirada, pero no de su venida a la capital para sumarse al dispositivo olímpico. El Departamento de Propaganda ha prohibido divulgar ese aspecto, para no abundar en una imagen excesivamente policial de la ciudad que ya está siendo explotada por los medios de comunicación occidentales y podría llegar a ser fuente de serio desprestigio si se produce una mala gestión.

En los últimos meses, la seguridad de los Juegos Olímpicos ha endurecido un poco a China. La emisión de visados múltiples se ha restringido, los requisitos a los turistas y el control de los residentes extranjeros han aumentado, frecuentemente por el procedimiento de aplicar normas antes ignoradas, lo que ha provocado ciertas molestias, una disminución del número de turistas y algunos regresos no deseados de expatriados al país de origen por falta de visado.

Lo que se pretende evitar con estas medidas es la entrada en el país de activistas protibetanos y otras causas de derechos humanos, dispuestos a organizar protestas o manifestaciones en Pekín, pero asoma la sospecha de si el remedio no podría ser peor que la enfermedad.

Efectivamente, la capital china está perdiendo encanto estos días. El propósito de higienizarla está retirando la misma vida de sus calles. Algunos bares han sido instados a retirar sus terrazas callejeras y en otros se han prohibido las actuaciones de música en directo. El afán por ofrecer una buena imagen denota una mentalidad de ciudad con aspecto de granja modelo. La carne de perro, cuyo consumo es bastante popular en el nordeste de China pero que tanto desagrada a los occidentales, ha desaparecido de los menús en los restaurantes que la ofrecían. La escena gay de la ciudad parece haber desaparecido de sus bares, discotecas y lugares de encuentros habituales.

La batalla contra la prostitución, la droga y el vicio callejeros ya ha dado lugar a exageraciones con gran repercusión mediática, como la supuesta directiva para "impedir el acceso a bares a negros y a mujeres mongolas" - los primeros, relacionados con el trapicheo de drogas, y las segundas, profusamente representadas en locales de prostitución-, mientras que otros fenómenos mucho más reales, como la discriminación en la vigilancia de los ciudadanos chinos de etnia tibetana o uigur, pasan inadvertidos...

En los grandes almacenes Shilihe, especializados en muebles al por mayor, las nuevas restricciones del tráfico están paralizando el negocio, según explica un responsable. "Los camiones de reparto no pueden circular para llevar el género a los clientes, y la materia prima está bloqueada en las afueras de la ciudad", se queja. Este es un caso entre miles.

Las normas de restricción del tráfico, inauguradas el fin de semana, han restado el 45 por ciento de la circulación (casi millón y medio de coches) y el 60 por ciento de las emisiones de CO . Paralelamente, 2 se han inaugurado tres nuevas líneas de metro en la capital. Miles de obras se han paralizado y sus trabajadores han sido enviados a casa. Muchas industrias han cerrado.

Así, la ciudad ha mejorado en su circulación, se respira mejor y hay una densidad poblacional casi dominical, pero millones de intereses privados han sido sacrificados. Aunque este sacrificio parece sinceramente asumido por la ciudadanía china de acuerdo con la proverbial capacidad asiática de someterse al bien general, en este caso, a los Juegos Olímpicos, su falta de alternativa práctica, la incapacidad de discutirlo, puede ser vista como una mera manifestación de arbitrariedad.

Desde el domingo los coches sólo pueden circular en días alternos en Pekín, mientras que, desde el 1 de julio, 300.000 camiones pesados no pueden entrar en la ciudad. Entre el 30% y el 70% de los coches oficiales serán retirados de la circulación y se espera un gran aumento en el uso del transporte público.

22-VII-08, R. Poch, lavanguardia