´Si legalizaran las drogas...´, José Padilha

En EE. UU. hay 300 millones de habitantes y cada año fallecen 200 a manos de la policía, mientras que sólo en Río de Janeiro, una ciudad donde viven 10 millones de personas, anualmente mueren entre 1.000 y 2.000. El director brasileño José Padilha ha retratado sin tapujos la impunidad policial en la capital carioca en Tropa de elite, que se estrena hoy. La película, Oso de Oro en la pasada Berlinale, es una crónica sobre el tráfico de drogas y la barbarie que imperan en las favelas.

¿Cuán fiel es la película a la realidad que relata?

Casi todo lo que cuenta Tropa de elite aconteció, los personajes se basan en los protagonistas de la operación que emprendió el batallón de operaciones especiales policiales (BOPE) en Río para evitar cualquier acto de violencia días antes de la visita del Papa Juan Pablo II en 1997. De hecho, el guión fue escrito por Bráulio Mantovani, responsable de Ciudad de Dios, junto a un ex capitán del BOPE. Únicamente difiere en que la realidad es peor.

Aun así, es un filme muy desesperanzado.

Tropa de elite refleja la realidad filtrada a través de los ojos de un policía que durante toda su vida ha pensado que la violencia puede atajarse con violencia para darse cuenta 10 años después de que era un error. El argumento es pesimista porque este capitán sale del cuerpo, pero ha entrenado a un sucesor con esos principios.

¿Evitó la censura?

El BOPE nos presionó para que elimináramos las escenas de tortura e intentaron arrestarme. Finalmente emprendieron una acción legal, pero el juez dijo que la película era fiel a la realidad.

¿Qué origina la violencia en Río de Janeiro?

Se piensa que si hay mucha miseria en una ciudad va a redundar en una gran violencia, pero no es cierto. Hay lugares más pobres, como Bombay o Lima, con menores agresiones.

¿Entonces?

En Río hay 40.000 policías y las estadísticas dicen que 30.000 son corruptos. El cuerpo presiona a la gente y le quita el dinero, comete masacres en las favelas... La población odia a la policía. Un agente cobra 500 dólares mensuales por trabajar en un entorno muy arriesgado y profundamente corrupto. En el cuerpo se les insta a que tomen la pistola sin entrenamiento y acudan a matar a traficantes fuertemente armados. Si son honrados van a tener que enfrentarse a su propia corporación y a los traficantes de drogas. De modo que las reglas del juego los fuerzan a elegir entre el soborno y la violencia. ¿Cómo pueden cambiarse las normas del juego? Aumentando los sueldos, mejorando las condiciones de entrenamiento e instruyendo en derechos humanos.

¿Piensa que el cine hecho en Brasil está transmitiendo una imagen negativa de su país?

Los distribuidores internacionales escogen los productos de contenido violento, pero en Brasil dirigimos proyectos sobre otros temas. Yo he rodado un documental sobre mineros del carbón y otro sobre vaqueros.

¿Por qué provoca tantas muertes el tráfico de drogas?

He tratado de responder a esta pregunta con dos películas. En Ómnibus 174 cuento cómo el Estado ha convertido en criminales a delincuentes juveniles a los que encierra en cárceles superpobladas donde son maltratados, y en Tropa de elite muestro cómo también el Estado fomenta una policía corrupta y cada día más violenta. He de señalar que no existe una correlación directa con el color político del Gobierno. En Río hemos tenido gobernadores comunistas durante más de 12 años, autoridades de derechas, socialistas..., y la situación se ha mantenido exactamente igual. La gran tragedia en Brasil es la estructura corrupta de la policía.

La película critica el consumo de drogas de la clase media.

Cualquiera que compre drogas está financiando a los traficantes armados que controlan las favelas. Antes, en Brasil, la cocaína se vendía en droguerías y no existía la violencia que hay ahora. Si se legalizaran las drogas, dejaría de existir este problema.

¿La solución pasaría entonces por volver a comercializar la cocaína en establecimientos? No, porque la cocaína no es la única droga. La mitad de los traficantes vive de la marihuana, cuyo consumo debería ser legal en todo el mundo. No entiendo por qué el alcohol lo es y no la marihuana, cuando aquel resulta más dañino para la salud. Igualmente, la nicotina mata y nadie la ha vetado, pero se ha logrado que baje su consumo mediante campañas de prevención e impuestos.

18-VII-08, B. Donat, lavanguardia