una independència (ben?) subvencianada

Casi todo está por hacer en Kosovo, el Estado más joven de Europa. Es también uno de los más pobres - cuatro de cada diez kosovares no tienen empleo y vive por debajo del umbral de la pobreza, según un informe del Banco Mundial- y tan importante como crear estructuras democráticas es construir carreteras, asegurar la electricidad o reactivar la agricultura y el comercio. Ambos objetivos van de la mano y la comunidad internacional anunció ayer que ayudará al nuevo Estado con 1.200 millones de euros, a cambio de comprometerse a luchar contra la corrupción.

Cinco meses después de su declaración de independencia, 43 países - y no 100 como esperaba Pristina- han reconocido al nuevo

Estado. Entre ellos no están ni España ni otros seis miembros de la UE, pero todos estuvieron de acuerdo en sacar algo más de 500 millones de euros del presupuesto comunitario para contribuir al desarrollo del nuevo país. En realidad, sólo 150 millones de euros consisten en nuevas aportaciones, el resto ya estaba presupuestado como fondos de preadhesión. España no hizo ninguna aportación bilateral porque no reconoce la independencia de Kosovo y no se trata de ayuda humanitaria sino al desarrollo.

El primer ministro Hashim Thaci agradeció el apoyo de la comunidad internacional, aunque no cubre las necesidades del plan de desarrollo económico del gobierno para los próximos tres años, que precisa un presupuesto de 1.400 millones de euros adicionales. Sin embargo, "no está claro que Kosovo pueda digerir más dinero que el prometido", apuntan fuentes diplomáticas. Con el apoyo económico internacional, "se inicia un nuevo capítulo de la historia para los ciudadanos de Kosovo", celebró Thaci al término de la conferencia de donantes celebrada en Bruselas.

Las ayudas de la comunidad internacional servirán "para crear condiciones de crecimiento económico, inversiones y creación de empleo para todas las comunidades en Kosovo", destacó el comisario de Ampliación Olli Rehn, que advirtió a Pristina de la importancia de gestionar bien las ayudas: "a las dos partes nos conviene que se aseguren de que quienes controlan el presupuesto de la UE estén satisfechos con la forma en que se gasta el dinero".

Thaci aseguró que el nuevo Kosovo mantiene una política de "tolerancia cero" con la corrupción y el crimen organizado e insistió en la vocación europea del joven país, que anteayer solicitó su adhesión al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial. La comunidad internacional, presente en Kosovo a través de las misiones de la ONU y la UE, va a seguir muy de cerca la ejecución de las ayudas. Sólo una pequeña parte se verterá directamente al presupuesto del gobierno, bajo condiciones. El resto de las ayudas europeas se gestionarán a través de los programas comunitarios de preadhesión para construir infraestructuras de transporte y energía. El Banco Mundial se ocupará de un fondo para los proyectos de salud y educación.

Desde 1999 la comunidad internacional ha invertido más de 3.500 millones de euros en el desarrollo del territorio, repartidos a partes iguales entre la Unión Europea y las Naciones Unidas, sin contar el coste de las operaciones de militares y de seguridad.

12-VII-08, B. Navarro, lavanguardia