allargada ombra pakistanesa sobre el crucial Afganistan

Un coche bomba lanzado contra la embajada de India en Afganistán provocó ayer 41 muertos y 141 heridos, en el atentado más sangriento registrado en Kabul desde la caída de los talibanes. El Ministerio del Interior afgano, cuyo edificio se encuentra a pocos pasos, ha manifestado que la acción terrorista habría sido realizada "en coordinación con un servicio de inteligencia activo en la región". Una referencia velada a los servicios secretos pakistaníes (ISI). Los talibanes han negado su implicación en el atentado...


former ISI director Mahmud Ahmed

Se trata de la primera ocasión en que una embajada india se convierte en objetivo terrorista, aunque sus consulados en las ciudades afganas de Kandahar y Jalalabad ya habían sufrido ataques con granada en los últimos años. Precisamente la reapertura de estos consulados cercanos a la frontera pakistaní - que permanecían cerrados desde 1979- y la apertura de otros dos en Herat y Mazar-i-Sharif han ocasionado las iras de Pakistán. Islamabad acusa a las legaciones indias de apoyar el separatismo beluchi en su territorio. Pero, sobre todo, observa con inquietud como Afganistán, su patio trasero,que según su doctrina militar debe proporcionarle "profundidad estratégica" en caso de conflicto con India, se abre cada vez más a la influencia de este país.

En realidad los lazos entre India y Afganistán se remontan a la noche de los tiempos, aunque quedaron bajo mínimos en los años noventa, tras la subida al poder de los talibanes, apadrinados en aquel entonces por Pakistán y Estados Unidos. No en vano, India, que había estado del lado soviético y del Gobierno comunista en los años ochenta, tomó luego partido por la Alianza del Norte del comandante Masud.

Muchos de los cabecillas de entonces ocupan ahora cargos en el Gobierno del primer ministro Hamid Karzai. Todo ello ha sido aprovechado por las empresas indias, veintitrés de las cuales ya están haciendo negocios en este país, con unos 4.500 empleados procedentes de India.

Hace un par de años, los talibanes dieron un ultimátum para que los indios abandonaran el país y llegaron a secuestrar y a asesinar a algunos trabajadores de esta nacionalidad. Lo que no ha impedido que las compañías indias se hicieran con numerosos contratos en infraestructuras - con el nuevo Parlamento como proyecto estrella- y telecomunicaciones.

Cabe decir que India ve en Afganistán su puente natural hacia el Asia Central, por lo que participa en la construcción de una carretera que enlaza las áreas más pobladas del país con la frontera de Irán, donde las exportaciones indias desembarcan en el puerto de Chabahar. Del mismo modo que China ha financiado el puerto de Gwadior, en Pakistán, para surtirse de crudo, esquivando los estrechos de Malaca.

Asimismo, India se ha convertido en el sexto mayor donante de ayuda a Afganistán, con unos 850 millones de dólares. Valga como ejemplo la aerolínea afgana de bandera, Ariana, que pudo retomar sus vuelos internacionales gracias a la cesión de tres Airbus antiguos de Air India. Ahora, a modo de desafío, los pasajes de Ariana tienen estampada una fotografía de los Budas gigante de Bamiyán, tomada antes de que los talibanes, en su afán proselitista, redujeran a polvo.

8-VII-08, J.J. baños, lavanguardia