´Voodoo Lounge (remastered)´, Quim Monzó

En Venezuela han lanzado al mercado un muñeco con la cara de Hugo Chávez, para que la gente haga vudú con él. El muñeco viene con camisa roja (como habitualmente viste Chávez) y cinco alfileres, para clavárselos. Para que quede claro que la manía a Chávez no enturbia el sentimiento nacional, en las instrucciones se lee: "En caso de invasión extranjera, use los alfileres para defender a la patria".

Los monigotes de vudú están de moda. En Sudamérica se vendía ya uno de vudú político: el del presidente de Colombia, Álvaro Uribe. Y aquí, con motivo de la Eurocopa, los quioscos tienen uno que, en el blíster en el que se vende, incluye cuatro alfileres y las banderas de los estados que participan. Como, según dicen, la idea es hacer vudú a los equipos que jueguen contra España, pues - según el partido que España juegue- le ponen en el pecho una bandera u otra: Rusia, Suecia, Grecia, Italia el domingo que viene... Así, mientras miran el partido por la tele, le van clavando alfileres. Afortunadamente, la bandera española también está, o sea que, si estás hasta la coronilla de tanto nacionalismo de pelota y campanario, pues le pones al monigote esa bandera y, el domingo, a las nueve menos cuarto de la noche, empiezas a clavarle alfileres una y otra vez, y no paras hasta que se acabe el partido. No es este el primer muñeco de vudú deportivo. Hubo otro hace meses. Tenía la cara de Lewis Hamilton, y el objetivo era que Fernando Alonso ganase su tercer título mundial (que no ganó).

En muchos países los monigotes de políticos para vudú se venderían como churros. Aquí, por ejemplo. Y no siempre hay que clavarles alfileres, ya que tanto da la manera de infligir daño al muñeco, mientras se le inflija. Un daño que sentirá en su piel aquel a quien representa. Hay un anuncio de la cerveza brasileña Brahma en el que se ve a una chica que, en casa, hace vudú con un muñeco que representa a un chico que está en la discoteca con otra. La chica enciende un mechero y lo pasa por debajo del muñeco: por sus piernas, por su espalda, por su cabeza... Inmediatamente, en la discoteca, el chico empieza a sudar, le sale humo del pecho, medio se marea... La chica sigue pasando el mechero por el muñeco. El chico llega a la barra, cada vez peor. Pero entonces pide una Brahma, se bebe el vaso entero y desaparece el calor. Recobra los ánimos y su buen aspecto. Justo entonces, en casa, la chica vuelve a acercar el mechero al muñeco. Pero de repente este empieza a orinar y su chorro apaga la llama. Ojo, pues, los que el domingo utilicen el monigote para hacer vudú contra Italia o España (o los que, en Venezuela, estos días no paren de pinchar el de Chávez), porque es ley inexorable de esta magia que, si los representados por el muñeco consiguen zafarse del maleficio, este rebota de inmediato contra quien clava los alfileres, multiplicado por mil.

20-VI-08, Quim Monzó, lavanguardia