´Camí de servitud´, Friedrich von Hayek

"Camí de servitud"
"Camino de servidumbre"

"The road of serfdom"
 
 Friedrich Von Hayek



La economía de la libertad

Proa traduce al catalán “Camí de servitud” , el clásico de Hayek, rival y amigo de Keynes.
LV, 19-X-2003, Justo Barranco.

Keynes mostró su “emocionado acuerdo” con los puntos de vista morales y filosóficos de “este gran libro”. Schumpeter, tras reconocer la valentía y seriedad del autor, “uno de los más eminentes economistas de nuestro tiempo”, dijo que se trataba de “un libro cortés” que casi nunca atribuía a sus contrarios otro error que no fuera el error intelectual. Y Orwell señaló la brillante exposición que el libro efectuaba del camino que lleva del colectivismo al totalitarismo. El libro tan comúnmente alabado es “Camí de servitud”, una de las obras capitales de Friedrich von Hayek (Viena, 1899-Friburgo, 1992), quien fuera premio Nobel de Economía –junto a Gunnar Myrdal– en 1974 por sus trabajos pioneros en teoría monetaria.

“Camí de servitud” fue una obra causante de un impacto mayúsculo en el mundo político anglosajón cuando apareció al final de la Segunda Guerra Mundial, ya que era precursora del retorno del liberalismo, al cuestionar frontalmente la imposibilidad del socialismo democrático, y aún hoy sigue siendo reivindicada como un punto de inflexión decisivo en un mundo que escoraba hacia el colectivismo. “The Road to Serfdom”, en la edición original, y “Camino de servidumbre” en la castellana, acaba de ser traducido ahora por primera vez al catalán por la editorial Proa.

El libro apareció nada menos que en pleno año 1944, cuando aún no se había extinguido la Segunda Guerra Mundial, Roosevelt daba apoyo a los esfuerzos de Stalin, el Partido Laborista británico proyectaba un futuro gobierno y gente como Einstein había suscrito el programa socialista. Eran los tiempos del alza de Keynes.

Pese al contexto tan poco favorable, pero precisamente preocupado por él, porque en su país de adopción, Inglaterra, se iban a tratar de poner en práctica las ideas socialistas imperantes en la época, Hayek publica “Camí de servitud”, un alegato elegante, razonado y persuasivo que asegura que la adopción por el Estado de las ideas socialistas del momento sólo puede llevar a un lugar: el totalitarismo.

Hayek no duda de la buena voluntad de los socialistas de la época, pero desgrana página a página en su libro cómo las ideas socialistas han sido las que han preparado el camino de los regímenes totalitarios de Hitler o Mussolini, porque en su vientre el socialismo –paradojas de la vida– entraña contradicciones imposibles de resolver. Los socialistas, que en aquel momento habían hecho bandera de la libertad, pero asimismo de la planificación, no podían llevar ninguna a sus últimas consecuencias so pena de la otra. Una planificación central es, asegura Hayek, incompatible con la democracia, con la libertad y con el Estado de Derecho.

El autor gira la tortilla. Frente a los debates que señalan la incompatibilidad de la democracia y el capitalismo, él afirma: “Se dice con frecuencia que la democracia no tolerará el 'capitalismo'. Si 'capitalismo' quiere decir aquí un sistema competitivo basado en la libre disposición de la libertad privada, es mucho más importante darse cuenta de que la democracia sólo es posible dentro de este sistema. Cuando la domina una doctrina colectivista, la democracia se destruye”.

La planificación es, en aquellos años, un modelo estudiado incluso por comités norteamericanos, que se fijan en los pujantes ejemplos de Alemania, Italia o Rusia. El liberalismo había sido la fuerza para que las sociedades europeas se desarrollaran durante el siglo XIX e inicios del XX pero, según arguye Hayek, después de crecer y evolucionar, Occidente fue arrogante y creyó que el liberalismo era un instrumento que podían sustituir por otro para continuar creciendo. El sustituto era, claro, la planificación que a otros parecía darles tan buenos resultados.

Pero el liberalismo, con su criticado Estado de Derecho –la “democracia formal, frente a la “democracia real”–, con su competencia mercantil, con la infinita cantidad de información que su sistema de precios procesa, transmitiendo los deseos de los individuos dentro de sus posibilidades, ese liberalismo era el origen de la libertad política y su garante, al propiciar que no haya nadie con suficiente poder para controlar a los demás.

La planificación, por su parte, dice Hayek, destruye el Estado de Derecho, ya que no permite unas reglas estables a las que todos se puedan atener, sino que las varía según sus necesidades, propiciando la arbitrariedad. El “bien común” que persigue esa planificación es un término nebuloso que unos planificadores más o menos ilustrados deben realizar eligiendo por todos los demás sin conocer sus deseos.

Frente a este destino, que lleva al totalitarismo, Hayek es claro y crudo. Reducir el problema económico a un problema político es un error. Los recursos son limitados y la lucha por tener una porción de ellos es inevitable y, además, agiliza la sociedad, la moviliza y la pone en marcha. Aún así, leer “Camí de servitud” aclara que Hayek no apuesta por la selva. Reconoce los fallos del mercado y la necesidad de la intervención estatal cuando esto sucede, y señala asimismo que la instrumentación de un sistema legal es una intervención notable del Estado.

Por supuesto, defiende que se eliminen los privilegios de ciertos trabajadores –los trabajadores industriales de su tiempo habían logrado un estatus que les alejaba de los empleados de los otros sectores, convirtiéndoles en pequeña burguesía y haciéndoles odiosos, además de un tapón, para los demás y dando lugar a que los otros sectores apoyaran a gente como Mussolini– y las regulaciones que impidan la competencia, pero asimismo, frente al retrato que se ha hecho de él a veces, en su escrito parece precursor de una renta mínima que asegure la subsistencia de todos. Que todos tomen riesgos, porque la libertad así lo requiere, pero que estos riesgos no sean excesivos. Una economía de la libertad frente a otras, como la rusa o la alemana, que llevaron a sus habitantes a la servidumbre.

Descriptors: economia, llibertat, colectivisme, totalitarisme, liberalisme, socialisme, Estat, Dret, capitalisme, democràcia, competència, bé comú, regulació.