entrevista a Eduardo Madina, diputat, víctima d´atemptat d´ETA

Eduardo Madina, diputado del PSE, perdió una pierna en un atentado de ETA en el 2002. Tengo 32 años: tuve la suerte de no ver vivo a Franco. Nací en Bilbao. Fui apasionado jugador de voley. Me han dado el Premio a la Convivencia Rafael Campalans y creo que me lo merezco por haber elegido el bando bueno, el del respeto a la pluralidad frente al fascismo.

¿Cómo combate el odio?

ETA se mueve en un universo de odio y al ponerme aquella bomba me convidó a un plato de odio...

... De por vida: perdió usted una pierna...

... Pero no me fue difícil rechazar ese plato de odio, porque fui consciente desde el principio de que si odiara y buscara venganza, sería como ellos.

¿Cómo ha conseguido no quedarse emocionalmente atrapado en ese día fatal?

Abrirme al mundo, seguir trabajando, viajar, leer, escuchar mi música, seguir con mi vida... Hacer cosas. Dejar que mi mente continuara abierta al mundo y la vida que pasa. Así he podido librarme de sentir ese odio. Cuando pienso en mi situación, me acuerdo del violinista de los Balcanes...

¿. ..?

Hablo de aquel violinista que sacaba su violín y se ponía a tocar en las calles de Sarajevo bajo las balas de los francotiradores...

Arriesgado concierto.

... Un periodista de la CNN se acercó a gatas bajo las balas hasta él y le preguntó qué le pasaba: "¿Está usted un loco?". Y le contestó el violinista señalando a los francotiradores: "¿Loco yo por tocar el violín? Los que están locos son ellos por liarse a tiros... ¿No cree?".

Usted cooperó con Elkarri, un foro que defendía el diálogo con ETA.

Cierto, y también cooperé con Gesto por la Paz, aunque esto último se ha explicado menos, tal vez porque Elkarri tenía orígenes nacionalistas, pero lo importante es que Elkarri era un foro por la no violencia y yo estoy orgulloso de haber participado en él.

¿Fue oportuno aquel diálogo con ETA?

Sí, fue oportuno. Era una oportunidad de explorar lo que parecía una salida. Nunca se socializó la esperanza como entonces cuando empezó el diálogo y nunca tampoco fue mayor el desengaño como cuando fracasó.

¿Sirvió para algo bueno?

Sirvió para que ETA perdiera la última oportunidad.

ETA nunca ha perdido una oportunidad de perder una oportunidad.

Eso volvió a quedar claro y también ese intento desenmascaró al PP, que, por alguna razón que ellos sabrán, tenía un miedo enorme a que el proceso acabara con éxito.

¿Usted se lo creyó?

Yo sí, me lo creí, soñé con él y, cuando fue posible, lo di todo para que aquel diálogo tuviera apoyo social. Y el día que aquel diálogo empezó a ser realidad, recordé, como el presidente del PSE, Jesús Eguiguren, a todos los que habían muerto para que algún día fuera posible...

¿Lo veía difícil?

Sabía que lo excepcional hubiera sido que saliera bien.

¿Cuál fue el problema?

Que un sector de ETA no entendió que un gobierno democrático no puede regalar nada a una banda terrorista.

¿Y ahora qué?

Resistir. Primero, resistir...

¿En qué sentido?

¿En qué sentido? Recuerde que los socialistas vascos hemos sufrido un asesinato y cinco atentados en un mes.

...

Primero, resistir y después plantarles cara con la legitimidad democrática y las instituciones del Estado de derecho... Ya sé que esto último suena un poco solemne, pero no se puede decir mejor de otro modo.

¿Por qué el País Vasco es ahora el único de la UE que sufre violencia política?

Le citaré la historia del fundador de las Juventudes Socialistas de Euskadi, Tomás Meabe, hijo de industriales vascos nacionalistas a quien su familia envió a las fábricas a que espiara el movimiento obrero...

Y les salió rana.

Les salió socialista. En lugar de delatar a los líderes, les respondió que había descubierto en sus fábricas "una verdad humana". Su familia peneuvista dejó de hablarle: eso es el País Vasco y hay muchas familias así.

¿Por qué?

Porque se han teologizado los ideales.

Se toman tan en serio a sí mismos que acaban viviendo una broma... macabra.

La vasca es a menudo una sociedad sobrecargada de rigideces y de absolutos lastrada por lo innegociable. Las posiciones se deciden con las vísceras y no con el cerebro.

Madina está orgulloso de sus clases sobre la UE en la Universidad Carlos III: habla de soberanías con sus alumnos y de paso las discute conmigo. Mali es un país soberano con su ejército, moneda, fronteras y absolutamente independiente, mientras que Alemania comparte la soberanía y no tiene moneda, ejército ni fronteras en exclusiva... ¿Dónde quiere vivir usted? El mito de la independencia, la soberanía y el nacionalismo - explica- es decimonónico y está desfasado. Los partidos nacionalistas no han actualizado sus mitos y siguen en el XIX, como estaría el socialismo si no hubiera revisado a Marx. De ahí, la actual decadencia electoral nacionalista. "Imaz - concluye- lo sabía y lo dijo: por eso está en Boston".

1-V-08, Lluís Amiguet, lavanguardia