entrevista a José Antonio Gurriarán, periodista, víctima d´atemptat armeni

En las Navidades de 1980 un atentado llamó especialmente la atención de los españoles. José Antonio Gurriarán resultó gravemente herido en Madrid cuando llamaba desde una cabina al diario Pueblo,del que era subdirector, para avisar de la explosión de un primer artefacto. El segundo le dejó secuelas permanentes en las piernas. El ataque fue reivindicado por el Comando 3 de octubre del Esala (Ejército Secreto para la Liberación de Armenia). Preso del síndrome de Estocolmo, Gurriarán inició una ruta de investigación sobre la tragedia armenia - el genocidio de 1.500.000 personas en 1915 a manos de los turcos y kurdos- que ha dado como fruto dos libros: La bomba (Planeta), en 1982, y Armenios, un genocidio olvidado (Espasa), presentado ayer en el Ateneu Barcelonès.

 José Antonio Gurriarán

¿Qué buscaba en su primer viaje?

Pasé año y medio buscando a los autores del ataque en París, Atenas, Alemania, California, Argentina, Siria y, finalmente, Líbano.

Y los encontró.

Yo era y soy un pacifista que cree que la bomba más fuerte es el pacifismo. Fui tan ingenuo que les llevé biografías de Luther King, Gandhi, Lanza del Vasto.

¿Cómo reaccionaron?

Dijeron que la prueba de que la bomba es eficaz es que está usted aquí y va a escribir un libro que ayudará a la causa armenia.

(Muestra una fotografía en la que aparece con tres encapuchados armados). Estos tres me dijeron que ellos habían colocado la bomba: dos hombres y una mujer.

¿No se le pusieron los pelos de punta?

Me sentía más fuerte que ellos. "Sufre más el que comete la injusticia que el que la padece", dijo Sócrates. Ellos temblaban; yo no.

Pasado el síndrome de Estocolmo, ahora publica Armenios.

Este segundo libro es mi recorrido por Armenia acompañado de diez armenios hispanos, tres de los cuales viven en Barcelona. Todos son hijos del genocidio.

El Esala surgió de los refugiados en Líbano. ¿Imitaron a palestinos y libaneses?

Los milicianos palestinos se entrenaban en Líbano cerca del campo al que me llevaron con la cara cubierta y por la noche cuando me encontré con quienes pusieron la bomba de Madrid. El Esala desapareció cuando Armenia fue independiente. En octubre pasado dije a Álex Yemcomchian (encarcelado en Suiza cuando pusieron la bomba en Madrid) que su lucha no fue eficaz, que la independencia a Armenia no se la dio el Esala, sino el desmembramiento de la URSS.

¿Se han reincorporado los terroristas a la vida civil?

Después de hasta diez años encarcelados ayudan ahora a niños y jóvenes en una asociación llamada UDJ Araradi (Peregrinación al Ararat, el monte sagrado de los armenios, que está en territorio turco). No quieren saber nada de armas, quieren ser ciudadanos normales, se casaron, tienen hijos. Los que me hirieron están trabajando por la democracia.

¿Reconocerá Turquía su responsabilidad en el genocidio?

Es muy difícil. El Gobierno de Erdogan es más moderado y quizá lo haría. Pero no se lo toleraría el ejército. Ni los Lobos Grises.

¿Por qué no hay una movilización internacional?

La Cámara de Representantes de EE. UU. reconoció en febrero pasado que "las matanzas turcas contra los armenios fueron un genocidio", aunque no creo que lo apruebe el pleno de la Cámara. Bush dijo que lo vetaría, que crearía problemas con Turquía, donde EE. UU. y la OTAN tienen las bases más importantes para intervenir en Iraq.

25-IV-08, I. Ramos Rioja, lavanguardia