I/III-08


14-III-08, opex: El conflicto de Darfur, Sudán, entra en una fase crítica este 2008, con el despliegue de varias misiones internacionales de mantenimiento de la paz en la región coincidiendo con el recrudecimiento de las hostilidades y un deterioro generalizado de la seguridad.
Esta crisis implica graves consecuencias humanitarias, pero también tiene repercusiones regionales, muestra de las cuales son los enfrentamientos entre Chad y Sudán. De hecho, más que de un conflicto en sentido estricto, podemos hablar de una serie de conflictos interrelacionados, donde confluyen actores no estatales (los rebeldes, insurgentes y las milicias Janjaweed) y actores estatales, como los gobiernos de Chad, Sudán y la República Central Africana. De raíces complejas (étnicas, entremezcladas con una lucha por recursos escasos, participación en el poder, etc.), esta crisis amenaza con desestabilizar aún más una región de África afectada por violencia endémica, crisis de gobernanza, pobreza extrema y Estados fallidos. En este contexto, por otra parte, hay que tener también en cuenta la creación de santuarios del terrorismo internacional en el Sahel, área desde la cual determinados grupos llevan a cabo acciones violentas en el Norte de África.
El proceso de paz en Darfur, promovido por la mediación conjunta de Naciones Unidas y la Unión Africana, y relanzado en Sirte, Libia, el pasado octubre, se encuentra en un momento delicado. La mayor parte de los grupos rebeldes, divididos en varias facciones, no han firmado el Acuerdo de Paz de Darfur (APD) de 2006, de escasa legitimidad entre la población civil. Asimismo, es necesario comprender la dimensión regional del proceso de paz. Por una parte, Darfur no es la única región de Sudán afectada por la guerra; en concreto, el éxito o fracaso de la implementación del acuerdo de paz para el Sur de Sudán, el Acuerdo Global de Paz (CPA), puede condicionar avances en Darfur y en todo el país en general. Por otra, Chad sufre desde hace años una guerra civil, en la cual los rebeldes son apoyados por Jartum, guerra que amenaza la estabilidad de la zona -particularmente del este, que acoge a unos 240.000 refugiados de Darfur y desplazados internos.
En este entorno francamente hostil está teniendo lugar el despliegue de varias misiones de paz multinacionales. En Darfur, la denominada operación "híbrida" de Naciones Unidas y la Unión Africana, autorizada por la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU (S/RES/1769), el pasado verano, y que sustituye a la misión africana AMIS II, tiene fundamentalmente por mandato velar por la implementación del APD y proteger civiles, cuestión clave en este conflicto. No obstante, en febrero de 2008 contaba tan sólo con 9.000 efectivos (militares y policía), lejos de los 26.000 autorizados por la citada resolución. La falta de elementos necesarios, como medios de transporte aéreos y terrestres en un terreno de las características de Darfur, las diversas obstrucciones del gobierno de Sudán al despliegue de la fuerza, así como la escasez de contribuciones de tropas por los Estados, están poniendo en riesgo la capacidad de UNAMID para actuar de manera efectiva sobre el terreno y, en suma, cumplir con su mandato.
Por su parte, en Chad y RCA, la presencia "multidimensional" en la zona, autorizada por el Consejo de Seguridad de la ONU (S/RES/1778), también en fase de despliegue, tiene un doble componente. Por un lado, la nueva misión de Naciones Unidas en la zona, MINURCAT, cuyo objeto consiste, básicamente, en promover el rule of law y el respeto a los derechos humanos, ante una crisis humanitaria que desborda a las autoridades de ambos países, y formar y entrenar a la Police Tchadienne pour la Protection Humanitaire (PTPH). Por otro lado, MINURCAT va a ser apoyada directamente por una fuerza militar europea, EUFOR Tchad/RAC, puesta en marcha el pasado 28 de enero por el Consejo de la UE (Decisión del Consejo 2008/101/CFSP), y autorizada por el CSNU, en virtud del Capítulo VII de la Carta, a proteger civiles, personal de la ONU y facilitar la provisión de ayuda humanitaria en la zona. EUFOR va a tener como teatro de operaciones un difícil escenario de guerra civil, como es Chad, además de ataques trans-fronterizos de tropas sudanesas.


27-II-08, hrw: Security Council: Condemn Attacks in West Darfur

 
27-II-08, hrw: UN: Shameful Silence on Civilian Killings in Darfur


22-II-08, escolapau: Una nova ofensiva de l'exèrcit sudanès, recolzat per les milícies janjaweed, a Darfur Occidental causa la mort de més de 100 persones i el desplaçament de 20.000.


13-II-08, iwpr: Sudan’s Two Faces 


13-II-08, ECFR: Fighting in Chad should prompt EU re-think 


12-II-08, hrw: Sudan: Government Must End Attacks on Civilians  


31-I-08, hrw: AU Summit: UN Chief Should Demand Justice in Darfur  


30-I-08, B. Navarro, lavanguardia: Unos 3.700 militares europeos llegarán en un mes a Chad y la República Centroafricana para estabilizar la zona y velar por el retorno de los refugiados de Darfur sin interferir en el conflicto regional, aunque podrán abrir fuego en caso de choque con los rebeldes. España aportará dos aviones a la misión, autorizada por un año. 


29-I-08, iwpr: Sudan Seeks to Thwart UN Force


26-I-08, efe, lavanguardia: Al menos 22 personas, entre ellas un dirigente tribal, murieron el viernes en un ataque de un grupo armado cerca de la ciudad de Al Yuneina, en el oeste de la región de Darfur, informó ayer mediante un comunicado un diputado sudanés. El parlamentario Bachir Ibrahim Yehia, de la provincia del oeste de Darfur, explicó que hombres armados montados en caballos, dromedarios y vehículos asaltaron la localidad de Sharaf-Yadad, 30 kilómetros al noroeste de Al Yuneina, y saquearon la sede del gobierno local. Entre las víctimas del ataque figura un dirigente de una tribu local, tres profesores, cuatro ancianas y dos niños, según el diputado. Yehia reveló que hacía un mes que los funcionarios abandonaron la sede del gobierno local después de un ataque rebelde, por lo que el área carecía de la protección. Además, Sharaf-Yadad, junto a las zonas de Kalbas y Talia, al norte de Al Yoneina, siguen aisladas después que el Gobierno cerrase los caminos de acceso tras los ataques de la insurgencia. 


22-I-08, R. Ginés, lavanguardia: "Los que están cometiendo crímenes en Darfur son los que reciben apoyo de Europa", dijo ayer el presidente sudanés, Umar Hassan Ahmad al Bashir, de visita oficial en Turquía. Al Bashir respondió así a una pregunta sobre la designación de Musa Hilal como miembro de su gabinete. Hilal es uno de los líderes de la milicia Janjaweed y está acusado de las atrocidades cometidas en Darfur.  


18-I-08, V. Popescu, lavanguardia: Darfur - la tierra del pueblo de los fur- tiene una de las historias políticas más enrevesadas y entretejidas de múltiples intereses extranjeros de toda África. Mirando atrás, se puede decir que el actual cuento de nunca acabar y menos entender de la misión pacificadora de laONUy la Unión Africana (unos 36.000 hombres, si se llegase a constituir y enviar) para Darfur resulta casi de lógica cartesiana.
En Darfur se mezclan racismo (árabes contra negros; fur contra zajaua, rizikat - las temidas guerrillas ecuestres- contra todos los demás indígenas), intereses tribales transfronterizos (especialmente entre Chad y Sudán Occidental), rebeliones políticas (principalmente la del Ejército Popular de Liberación de Sudán), apetencias internacionales (como la de Libia) y desde hace pocos años también luchas de los grandes consorcios económicos mundiales por los yacimientos de petróleo y uranio que se supone que existen en su suelo.
En la enumeración anterior falta como causa principal de matanza la religión, lo que resulta sorprendente si se tiene en cuenta que la gesta política más importante de Darfur es haber sido en el siglo XIX la cuna de la rebelión del Mahdi contra la presencia colonial británica en Sudán.
A falta de un móvil religioso, los disturbios actuales de Darfur han tenido su origen a finales del siglo pasado en la lucha entre nómadas y agricultores por un suelo cada vez más pobre a causa de las sequías pertinaces. Sobre esta primera simiente de violencia se añadió muy pronto la rebelión económico-nacionalista del ALS, que reclamaba para el sur sudanés una tajada mayor de los ingresos petroleros. La pugna pareció llegar a un fin en el 2006, pero el presidente Omar al Bashir no cumplió nunca lo acordado. De los más de mil millones de dólares petroleros prometidos, el Sudán negro no recibió sino cantidades mínimas.
Naturalmente, la potencia emergente del siglo XXI, China, no podía faltar en el escenario sudanés. Al interés general de Pekín por apoderarse del mercado africano para su industria, Sudán ofrece el enorme aliciente de sus yacimientos petrolíferos. Con un pragmatismo idéntico al estadounidense del siglo XX, los chinos apuestan preferentemente en África por los gobiernos en el poder. Mientras no se hagan con el poder, los rebeldes del Movimiento Popular para la Liberación de Sudán (SPLM) y de Darfur encuentran oídos sordos en Pekín. La intervención moderadora del mundo occidental se limitó hasta ahora a muchas buenas palabras y proyectos, y tan sólo unos pocos envíos, insuficientes, de fuerzas militares.
Pero si las dimensiones del drama de Darfur - más de 200.000 muertos- han merecido cierta atención de la opinión pública internacional, no es ni mucho menos el único conflicto del Sudán gobernado por Bashir y su Partido Nacional del Congreso (PNC). En el este del país han surgido guerrillas contra los proyectos estatales de construcción de grandes embalses sobre el Nilo. Son proyectos beneficiosos para la economía nacional y para los consorcios económicos, pero que dejan sin tierra de labranza y pastoreo a la mayor parte de la empobrecida población del sur de Sudán.
De todas formas, por muchas que sean las quejas y las rebeliones antigubernamentales en el Sudán meridional, hoy por hoy, la falta de una coordinación general de estas rebeliones permite al Gobierno de PNC de Bashir mantenerse cómodamente en el poder. 


11-I-08, iwpr: UN Resolve Over Darfur Appears to Crumble