´Agua: imprevisión y engaños´, Xavier Bru de Sala

Como ciudadanos tenemos el derecho, cuando la obligación, de estar francamente enfadados con nuestros gobernantes, por extensión con los políticos. Estamos así por su imprevisión, su flojera, las ansias de escurrir el bulto y una absurda confianza en la providencia como proveedora. El enfado que debería volverse en chequeo de la sociedad. Jamás nadie, en Catalunya, ha planteado la gestión integral del agua con la imprescindible perspectiva de una escasez que amenazaba con volver y unas necesidades que no han cesado de aumentar. Las dos líneas, la del incremento del consumo (somos un millón largo más de habitantes) y las grandes oscilaciones pluviométricas típicas de nuestro clima, estaban destinadas a cruzarse tarde o temprano. Lo están haciendo ahora, en una sequía que no es la peor de las sufridas pero sí la de más desagradables y generalizados efectos. Si las borrascas no acuden a rellenar los embalses, el sufrimiento colectivo no habrá hecho más que empezar.

Lo elemental, hubiera sido actuar en dos sentidos. Por una parte, aprovechar mejor los recursos hídricos y obtener más caudal de donde haya sobrante. Del ahorro no se ha empezado a hablar hasta ahora, cuando llegan las restricciones y las multas. La red de transporte hídrica es un colador. ¿Dónde están las inversiones en su mejora de los últimos decenios? ¿Dónde los incentivos a sistemas economizadores de riego? ¿Dónde una política generalizada de reciclaje? Quince años atrás, quedé fascinado ante la admirable, eficiente y moderna sabiduría de los tunecinos en el aprovechamiento de sus recursos hídricos. Pensé que deberíamos aprender y empezar a copiar, pero no escribí casi nada porque el tema no era de actualidad. De algún modo, la responsabilidad es de todos, incluidos los medios de comunicación que, acuciados por el día a día, fomentan sin proponérselo la improvisación de los políticos. Que me corrijan si exagero, pero en aprovechamiento y reciclaje del agua la nota de Catalunya se acerca al cero.

A cambio, se impuso desde tiempos de Pujol la idea de solucionar el tema pel broc gros.De momento, una plan de desalinizadoras a corto y medio plazo. En cartera, el famoso trasvase del Ródano, del que, modestamente, soy uno de los más firmes partidarios, desde el principio y sin desfallecer. Esta sí es LA SOLUCIÓN, económica, ecológica, de calidad y sin efectos negativos. Si nuestros políticos nacionalistas hubieran sido más listos, o menos engreídos, habrían incluido el trasvase del Ródano en la lista de las contrapartidas prácticas a los pactos con el PP, pero tampoco les importó mucho. Resumo el argumento a favor del Ródano y desafío a quien quiera rebatirlo: si Egipto es hija del Nilo, como aprendimos en colegio, Europa es hija, en muy buena parte, de los ríos alimentados por esta gran reserva de agua helada que son los Alpes. Basta repasar el mapa. Pues bien, si uno de estos inagotables ríos pasa casi al lado ¿a santo de qué no aprovecharlo? No hay comparación con el Ebre. Sacar mucha más agua del Ebre sería cercenar el desarrollo económico de Aragón y condenar nuestro Delta. El Ródano, tres veces más caudaloso y constante, ni se enteraría por mucho que chupáramos de él. Pero no hay manera. El argumento del conseller Baltasar coincide con el de Aznar: "no hay que depender del extranjero". En la Europa global de nuestros tiempos, se esgrime una majadería para boicotear la única solución sensata, lógica y, hasta donde alcanzan las previsiones, definitiva.

Si no tuviéramos el Ródano a mano, la siguiente medida prioritaria serían las potabilizadoras costeras, pero en su contra están el dispendio energético y la mala calidad del agua. A favor de nuestros políticos, de su sistema improvisador, y como justificación de sus engaños y ocultaciones sobre los planes en caso de falta de agua, cabe argüir que, con un poco de afortunado retraso de la sequía, los pantanos habrían llegado al alarmante veinte por ciento actual cuando la desalinizadora del Baix Llobregat hubiera entrado en funcionamiento, con lo cual ahora estaríamos hablando de otra cosa. Menuda crisis os estaríais ahorrando, gobernantes, con una gestión igual de pésima.

En tercer lugar, y habida cuenta de que la irregularidad de las lluvias es también geográfica, pues nunca toda Catalunya pasa sed a un mismo tiempo, interconectar las cuencas, en la medida de lo posible y por si acaso, no es ninguna tontería. Un día para ti, otro para mí, y a fomentar la solidaridad interna. Por mucha demagogia política que se le haya echado encima, todo el mundo entiende que no es lo mismo un tubo de medio metro de diámetro que otro de tres metros. Es asimismo estúpido asociar la palabra trasvase a algo tabú. Es una cuestión de proporciones y de momentos.

No estamos en emergencia, pero sí en posible fase previa. Si no llueve en las cabeceras de los ríos en las próximas semanas, que es cuando toca por estación, entonces sí que habrá crisis, con gravísimas consecuencias humanas y económicas. ¿Alguien podría avanzar qué torniquete nos preparan para el caso?

4-IV-08, Xavier Bru de Sala, lavanguardia