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 a San Francisco

9-IV-08, reuters/ep, msn.es: Miles de defensores del Tíbet marcharon ayer por las calles de San Francisco para criticar a China, adelantándose así al paso de la antorcha olímpica por esa ciudad hoy, mientras se intensifican las medidas de seguridad en la zona.
"Avergüénzate China", clamaron los manifestantes mientras marchaban, muchos de ellos mostrando banderas y símbolos tibetanos. También protestaron frente al consulado chino. El alcalde de San Francisco, Gavin Newsom, aseguró, por su parte, que había estado en contacto con autoridades británicas y francesas para tener una mejor perspectiva sobre cómo se debe manejar a los manifestantes.
"A nadie le sorprenderá lo que nos preocupa. Sólo revisen las últimas 48 horas", dijo Newsom, refiriéndose a las protestas contra el recorrido de la antorcha en París y Londres. "No soy ingenuo respecto a los desafíos asociados a este evento", agregó Newsom.
Varios grupos que abogan por los Derechos Humanos se movilizaron en San Francisco, la única ciudad de Estados Unidos por donde pasará la antorcha antes de su llegada a Pekín en agosto. Algunos están protestando contra el Gobierno chino en el Tíbet, otros a causa de las políticas llevadas a cabo por Pekín en Darfur y Birmania, y otros con distintas premisas como la defensa de los derechos de los animales en aquel país.
DECLARACIONES EN CONTRA
El premio Nóbel de la Paz Desmond Tutu participó, junto al actor estadounidense y activista budista Richard Gere, en una vigilia por Tíbet. Tutu se pronunció acerca del asunto y dijo que, aunque no estaba a favor de un boicot contra los Juegos, entendía que los líderes mundiales no debían asistir al evento. "Hay momentos cuando uno está muy cerca de las lágrimas", dijo Tutu respecto de la violencia en el Tíbet.
"Es fantástico lo que la gente está haciendo", afirmó el arzobispo, el cual puso como ejemplo los tres activistas pro Tíbet que se encaramaron al puente Golden Gate de esta ciudad y desplegaron una gran pancarta que rezaba 'Un mundo. Un sueño. Tíbet Libre'.
Por su parte, Gere, director también de la Campaña Internacional por el Tíbet, dijo que China ha convertido por sí sola la carrera de la antorcha en un evento político. "¿Es apropiado?, Creo que mientras no sea violentamente, sí lo es", afirmó el actor a Reuters.
"Este es claramente un momento en el que China quiere ser incluida en las grandes ligas", añadió Gere. "Ellos lo han politizado, de forma extraordinaria. Creo que si no hubieran cerrado el Everest y no hubieran decidido que la antorcha pasara por Tíbet, esto probablemente no habría pasado", concluyó.
DEBATES EN WASHINGTON
Mientras que en San Francisco crecían las manifestaciones, en Washington se esperaba que la Cámara de Representantes de EEUU debatiera una medida no obligatoria para pedir a Pekín que detuviese su enérgico accionar en la región tibetana. La medida también alentaría al Gobierno chino a mantener un diálogo directo con el Dalai Lama para encontrar el modo de que la cultura, la identidad religiosa y las "libertades fundamentales" sean respetadas en el Tíbet.
El senador republicano Jon Kyl aclaró que él no era quien para aconsejar al presidente, George W. Bush, acerca de si debía asistir o no a la ceremonia inaugural de los Juegos, pero personalmente opinó que estaba a favor de no acudir. Aun así, la portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino, se negó a contestar acerca de la decisión del máximo mandatario sobre boicotear el evento.
Por su parte, la candidata demócrata a la presidencia Hillary Clinton, expresó que la tarea más importante que tenía el presidente era "presionar para que se respeten los derechos humanos, la libertad de prensa y la libertad política antes, durante y después de los Juegos".

 Ayuntamiento de París: "París defiende los Derechos Humanos en todo el mundo"

8-IV-08, E. Val, lavanguardia: Hillary Clinton, en un intento de agrandar su estatura internacional de cara a las primarias que faltan, pidió ayer boicotear la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Pekín como protesta por la represión en Tíbet. La candidata instó a Bush a que no asista.

8-IV-08, Ll. Uría, lavanguardia: El fuego olímpico se extinguió ayer en París. Todo un símbolo. O un presagio. La presión de los manifestantes pro derechos humanos que pretendían boicotear el acto llegó a tal extremo, y los altercados fueron tan numerosos, que los organizadores de los Juegos Olímpicos de Pekín se vieron obligados a introducir hasta cuatro veces la antorcha en un autobús del servicio de seguridad para protegerla. E incluso llegaron a apagarla durante varios minutos.

La multiplicación de incidentes a lo largo del desfile de la llama olímpica por la capital francesa - última etapa europea, antes de seguir viaje hacia Estados Unidos- convirtió el recorrido en un ejercicio penoso; la fiesta, en una pesadilla. Los problemas empezaron pocos minutos después de las 12.30 h, cuando apenas se habían recorrido los primeros quince metros desde la torre Eiffel, y ya no pararon hasta que la antorcha llegó, sobre las 17.30 h, clandestinamente a bordo de un autobús al estadio de Charletty. Los chinos suprimieron relevos, acortaron y modificaron sobre la marcha el trayecto previsto, y anularon la ceremonia programada en el Ayuntamiento, así como la recepción que debía celebrarse en la embajada de China en París. El fiasco fue mayúsculo.

El apagado de la llama olímpica, que provocó unos momentos de desconcierto y gran conmoción, estuvo rodeado de confusión. Un agente chino - las imágenes de televisión son perfectamente claras- extinguió inopinadamente la antorcha, para pasmo de todos los presentes, en el momento en que el judoka francés David Douillet se disponía a pasar el relevo a su colega Teddy Riner. La prefectura de policía adujo después "deficiencias técnicas" para explicar esta decisión y precisó que una llama seguía alumbrando permanentemente dentro de un autobús de la organización. Pero el impacto fue brutal.

El enorme dispositivo de seguridad desplegado en la capital para el paso de la antorcha - 3.000 agentes de las fuerzas del orden, 400 de ellos rodeando el avance de la llama- apenas logró contener la presión. Una y otra vez las barreras de seguridad, integradas por policías en patines y en moto, y bomberos - un cuerpo militar- corriendo en chándal, fueron superadas por activistas que pretendían apagar la llama, arrebatarla a sus portadores o simplemente dificultar su avance. Una veintena larga de personas fueron detenidas por la policía. La protesta contra el Gobierno chino por su actuación en Tíbet fue, desde la perspectiva de los organizadores - sobre todo, Reporteros sin Fronteras, que colgó pancartas en la torre Eiffel, Notre Dame y los Campos Elíseos- un incontestable éxito. Como enorme fue la decepción de la comunidad china de París - la mayor de Europa-, que acabó la jornada con la fiesta aguada y el orgullo herido.

Pekín difícilmente olvidará la hostilidad manifestada ayer por los franceses, incluidas las propias autoridades. Empezando por el gobierno municipal de la capital - que colgó de la fachada del Ayuntamiento una gran pancarta en defensa de los derechos humanos- y continuando por el propio Parlamento, que interrumpió su sesión para que un grupo de unos 40 diputados pudiera salir a la calle - con sus bandas tricolores- portando enseñas tibetanas y una banderola reivindicativa. Un concejal de París y una consejera regional, ambos de Los Verdes, fueron detenidos por la policía, la segunda armada con un extintor con el que pretendía intentar apagar la llama...

París, en una situación diplomáticamente delicada tras el patinazo del pasado fin de semana de la secretaria de Estado para los Derechos Humanos, Rama Yade - que puso "condiciones" a Pekín para no boicotear la apertura de los Juegos, antes de rectificar-, deberá lidiar ahora con la amplitud de la protesta de ayer en las calles de la capital. Presionado por la opinión pública - el 53% de los franceses está por boicotear la ceremonia de inauguración-, el presidente Nicolas Sarkozy intenta mantener la presión pero sin ir demasiado lejos, no en vano ejercerá en ese momento la presidencia de la UE.

 

7-IV-08, R. Ramos, lavanguardia: Fue una pésima premonición que Londres apareciera nevado la mañana en que la antorcha olímpica iba a recorrer las calles de la capital inglesa, como si una climatología cada vez más loca hubiese conspirado para sofocar una llama envuelta en el cinismo de la política, la represión en Tíbet y la polémica por el comportamiento del Gobierno chino en materia de derechos humanos.

Treinta y cinco personas fueron detenidas a lo largo del recorrido de la antorcha desde el estadio de Wembley hasta el O2 Center (antiguo Dome), a orillas del Támesis, después de que un activista intentase apagarla con un extintor, otro se la arrebatase brevemente de las manos a la presentadora de un programa infantil de televisión y se produjeran tantas escaramuzas que el fuego olímpico iba rodeado de más policías y guardaespaldas que Bush, y hasta tuvo que refugiarse en un autobús para hacer parte del recorrido por Fleet Street - la antigua calle de la prensa-hacia la catedral de Saint-Paul.

Más que una exaltación del fairplay y los valores olímpicos, el paseo de la antorcha por Londres sembró la semilla de la discordia en una de las capitales donde el movimiento tibetano tiene una mayor presencia, y sirvió para que miles de detractores y defensores del Gobierno chino se enfrentaran delante del Museo Británico, Downing Street y otros monumentos emblemáticos a base de gritos, insultos y eslóganes: "Fin a los asesinatos en Tíbet", "Una sola China", "Basta de manipulación occidental"...

"A los políticos y a la prensa de Estados Unidos y Europa sólo les preocupan las violaciones de los derechos humanos de una manera selectiva, cuando las Olimpiadas se celebran en Pekín, Moscú u otro centro alternativo de poder, y por supuesto no se trata de invasiones coloniales como la de Iraq, rendiciones extraordinarias, torturas justificadas como prevención del terrorismo y lanzamientos de bombas que matan a miles de inocentes", comentó Yin Zhou, un estudiante chino de la Universidad de Londres.

Pekín instruyó a su embajada para que sacase a las calles al mayor número posible de partidarios del régimen para intentar contrarrestar la campaña de grupos tibetanos, con considerable impacto en el mundo del espectáculo, del deporte y de la política y que se ha traducido ya en importantes ausencias de la ceremonia de inauguración de los Juegos.

El primer ministro británico, Gordon Brown, recibió la antorcha a la puerta del número 10 de Downing Street, en medio del griterío de disidentes tibetanos que le animaban a boicotear las Olimpiadas y presionar a Pekín para que entable negociaciones con el Dalai Lama. Para los organizadores de los Juegos, ayer "no era el momento ni la plataforma adecuados para expresar opiniones políticas". Para quienes denuncian la represión en Tíbet, cualquier ocasión es, sin embargo, buena para llamar la atención de la opinión pública occidental.

6-IV-08, Ll. Uría, lavanguardia: El ambiente está lo suficientemente caldeado en Francia como para que el Gobierno haya decidido rodear la llegada de la llama olímpica a París, mañana lunes, de excepcionales medidas de seguridad. Un total de 2.000 policías y gendarmes serán movilizados en la capital, 400 de los cuales escoltarán el desfile por las calles de la ciudad de la antorcha, que quedará materialmente sepultada por furgones antidisturbios, motoristas y policías a pie. Los deportistas franceses pondrán su modesto granito de arena luciendo mañana una insignia en defensa de los derechos humanos. El lema no puede ser más tibio: "Por un mundo mejor".

5-IV-08, afp, lavanguardia: La organización independentista Tibet Libre, con base en Londres, informó de que ocho tibetanos fueron muertos ayer por las fuerzas del orden cuando protestaban por la detención de dos monjes por poseer fotos del Dalai Lama, en la provincia de Sichuan. La policía sólo reconoce haber efectuado disparos de intimidación en disturbios registrados en la zona y que un líder local resultó herido.

31-III-08, afp, lavanguardia: La llama olímpica partió ayer de Atenas hacia Pekín en un vuelo especial, tras la ceremonia celebrada en el estadio olímpico de la capital griega, en pleno centro de la ciudad, escenario en 1896 de los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna. Los intentos de manifestantes en favor de Tíbet no lograron interferir el acto. También en Nepal hubo ayer protestas contra China: más de 20.000 tibetanos se manifestaron, y la policía detuvo a más de cien personas.

 Parlament Europeu

28-III-08, R. Poch, lavanguardia: La llamada al boicot de los Juegos de Pekín se extiende como una mancha de aceite en Occidente y amenaza con ocasionar un imprevisible y contraproducente cortocircuito con China, cuyas autoridades y población nunca entenderían tal panorama de hostilidad. Impulsada por la peor crisis tibetana en veinte años, la llamada es transmitida por medios de comunicación y sectores de la sociedad civil, y hace mella en los políticos. Los ministros de Exteriores de la Unión Europea discutirán este fin de semana un eventual boicot a la ceremonia de inauguración de los Juegos, que comienzan el 8 de agosto. Algunos, como el primer ministro polaco, Donald Tusk, y el presidente checo, Vaclav Klaus, dicen que ya han tomado su decisión de no asistir...

En Pekín, la línea es continuar denigrando al Dalai Lama, quien según la mayoría de los observadores tiene la clave de una normalización en Tíbet. "China no aceptará ninguna injerencia extranjera", dijo el portavoz del Ministerio de Exteriores, Qin Gang.

Pero el hecho, enorme e ineludible, es que casi 60 años después de la llegada a Tíbet de la nueva China, el descontento tibetano está en términos semejantes a los que, en el cuadro de la guerra fría, dieron lugar a una resistencia armada de treinta años. Al lado de ese dato, que habla con toda claridad de un fracaso, el drama del día 14, cuando Lhasa fue escenario de un lamentable y violento pogromo que acabó con la vida de más de una docena de chinos e incendió 300 inmuebles, es el clavo ardiendo al que China se aferra. Sus adversarios hablan de hasta 140 muertos en disturbios y represiones que estallaron por todo el Gran Tíbet, es decir, no sólo en la región autónoma, donde viven 2,3 millones de tibetanos, sino en las zonas de Gansú, Qinghai y Sichuan (no hay noticias de Yunan), donde viven los restantes 3,7 millones de tibetanos de China.

La debilidad de la posición china se evidenció ayer en Lhasa. El Gobierno llevó a la ciudad a un grupo de 26 periodistas extranjeros, mayormente anglosajones, para mostrarles la verdad de los dramáticos disturbios del día 14. La operación se vino abajo cuando una treintena de monjes irrumpió en una conferencia que se ofreció a los periodistas en el monasterio de Yojang, de Lhasa, gritando: "¡No les creáis, os están engañando y contando mentiras, queremos libertad!". El incidente duró unos quince minutos, y sugiere que la mala imagen de China en este ámbito no tiene remedio. Cambian los tiempos y el contexto, pero el descontento tibetano es el mismo que el que ha bía en 1959 y 1989, cuando dio lugar a protestas idénticas. Y nada más lejano de ellas que esa imagen de cuento de hadas de un pueblo espiritual y no violento: la resistencia en Tíbet siempre fue violenta y cruel, por más que legítima. Los incendios y la violencia fueron norma, tanto en 1959 como en 1989. Respecto a la represión china, simplemente no hay nada que desmentir: sus excesos y crueldades son bien conocidos...

"Una autonomía real significa darle al pueblo un poder que las autoridades chinas no están dispuestas a conceder ni a su propio pueblo chino han, así que, ¿por qué tendrían que dárselo a un territorio cuya gente no los quiere?", dice Thierry Dodin, director del servicio TibetInfoNet. Este tibetólogo de la Universidad de Bonn sostiene que, pese a todo, China podría dialogar con el Dalai Lama, aflojar la presión sobre los monasterios y permitir los viajes a India y al extranjero, algo que los chinos pueden hacer pero no los tibetanos. "Hay un amplio terreno para ir bajando la tensión, pero está claro que los chinos ni siquiera piensan en ello", dice.

La evolución de China, de sus autoridades y de su sociedad, abre ciertamente alguna perspectiva, reconoce Dodin, "pero se trata de un cambio muy lento, que llevará mucho tiempo, y mientras, el pueblo tibetano continuará sufriendo", dice. "Temo que, tras estas protestas, ese cambio lento y evolutivo se haga más difícil que nunca, así que hay que esperar lo mejor y al mismo tiempo prepararse para lo peor", añade.

Este observador considera que el cortocircuito entre las opiniones públicas de China y Occidente que se observa estos días a propósito de la crisis "no es comparable, porque los occidentales, si quieren, tienen posibilidades de hacerse una opinión por sí mismos, mientras que la mayoría de los chinos no tiene esa opción, porque no se les deja". Sin embargo, añade, "ignorar lo que la gente piensa en China es ridículo, porque, por lo menos a largo plazo, la opinión pública china forma parte de la ecuación".