"Mao, la historia desconocida", J. Chang / J. Halliday

"Mao. La historia desconocida"
Jung Chang & Jon Halliday
  
Taurus


Nací en 1952 en Yibin, un pueblo de la provincia de Sycchuan, en la China de Mao. Salí de China en 1978 y me doctoré en Lingüística en la Universidad de York. Estoy casada con Jon Halliday, y no tenemos hijos. Quiero un mundo sin tiranos: crecí bajo uno. No tengo Dios porque me educaron sin él: un día quiero reflexionar sobre eso...


- ¿Cuándo oyó usted el nombre de Mao por primera vez?

- Habitó en mí desde que tuve conciencia.

- ¿Le amaba?

- Estaba en el aire, en la comida, te empapabas de él, era Dios.

- ¿Marcó su vida?

- ¡Puso patas arriba la vida de todos los chinos, de una cuarta parte de la humanidad! Mao provocó la muerte de setenta millones de personas. ¡De ningún otro hombre puede decirse tanto en el siglo XX!

- ¿Ni siquiera de Hitler, de Stalin...?

- Mao fue tan maligno como ellos, pero él causó esa mortandad sin aplicar planes genocidas y sin guerrear contra otros países.

- ¿Cómo lo hizo, pues?

- Cuando Mao detentó el poder, quiso convertir a China en una superpotencia que dominase el mundo. Y para ello necesitaba importar tecnología nuclear de la URSS. Pero ¿a cambio de qué? ¿Qué tenía China?

- ¿Qué?

- Agricultura: exportó sus alimentos..., alimentos arrebatados a su propia población, ¡y así mató de hambre a 38 millones de chinos!

- ¡Qué brutalidad!

- Fue de 1958 a 1961, se la conoce como la gran hambruna, y ha sido la más letal de la historia de la humanidad.

- ¿Todo por los delirios de un solo hombre?

- "Es probable que media China tenga que morir", declaró Mao al lanzar esa política bautizada como Gran Salto Adelante...

- ¿Qué prioridades guiaban a Mao?

- Él. Su egoísmo colosal. No pensaba ni en hijos, familia, estirpes..., ni siquiera en la posteridad. ¡Quería que China dominase el mundo rápidamente para gozarlo él, y ya está!

- Eso es pragmatismo sin tasa.

- Fue un materialista extremo, desde luego. No tenía más ideología. El comunismo fue su herramienta para alcanzar el poder.

- Pero algún talento sí tendría Mao...

- Sí: era muy astuto, buen estratega y sabía detectar las fragilidades de las personas próximas. Así las chantajeaba y dominaba. Él contaba una anécdota que ilustra esto...

- La escucho.

- Su padre era muy trabajador y Mao era un haragán, lo que ocasionó riñas entre ellos. En una de ellas, Mao salió de la casa perseguido por su padre. Llegaron al borde de una balsa y Mao amenazó a su padre con arrojarse si no se retiraba... Y su padre se retiró. Ya de viejo, Mao aún se reía: "¡Los viejos temen perder a sus hijos, ja, ja...!". ¡Mao siempre supo detectar y utilizar las debilidades ajenas!

- ¿Y cuál era la suya?

- Temía ser asesinado. Un hombre probaba todo lo que él iba a comer. ¡Incluso ponía guardia en los campos que cultivaban el té que él bebía! Sus mansiones eran búnkeres.

- Y quizá también él sentía afectos...

- Decía sentirlo sólo por su madre, mujer que fue muy bondadosa con él. Pero cuando ella agonizaba, él le dijo: "Quiero recordarte joven y bella, no así". ¡Y la dejó morir sola!

- Egoísta genuino, sí.

- Con eso y el uso de fragilidades ajenas logró dominar su partido y, así, todo el país.

- Con la aquiescencia de Stalin, claro.

- Y yendo más allá que Stalin: Mao impuso la tortura pública. Yo misma vi a mi profesora golpeada en público. Mao promovía la delación de cualquier conducta o palabra sospechosas,incluso en las familias.

- ¿Su familia sufrió alguna represalia?

- A mis padres les raparon la mitad de la cabeza en público, como humillación. Ya en casa, yo les igualé la otra mitad... Mao promovió sucesivas purgas, torturas y ejecuciones en masa de millones de personas, como la revolución cultural, ya en 1966.

- ¿Por qué decidió desatarla?

- Para vengarse de su segundo, Liu Shaoqi, que, alarmado por tanta hambre y muerte, ¡había frenado el Gran Salto Adelante! Mao hizo purgar a dirigentes, intelectuales...

- ¿Mató Mao personalmente a alguien?

- No le hizo falta. Bueno, de joven encargó el envenenamiento de un rival, Wang Ming. Sí, era sádico: en esta última purga hizo filmar la ejecución y agonía de su ministro Peng Dehuai, ¡y verla le procuraba placer!

- ¿Y cómo era su vida sexual?

- Le gustaba el sexo, pero sin ternura alguna hacia las mujeres. Tuvo cuatro mujeres oficiales - que fue abandonando- que le dieron diez hijos - de los que se desinteresó-, además de numerosas amantes/ enfermeras.

- ¿No amó ni siquiera a alguno de sus hijos?

- Tuvo sólo relación con el mayor, pero cuando murió en la guerra de Corea no mostró el menor pesar: ¡ni siquiera se lo explicó a la viuda, que vivía entonces en su mansión!

- ¿Por compasión de ella?

- ¡No! Era guapa, le gustaba mirarla, y si ella se entristecía, ¡eso le fastidiaría a él!

- Y, encima, dicen que no era muy aseado...

- No se bañó ni duchó en sus 27 años de mandato. Sus sirvientes le limpiaban el cuerpo con toallas húmedas. Y de no cepillarse nunca los dientes, los tenía casi negros.

- Pensar que yo tuve profesores maoístas...

- Los maoístas europeos le idealizaron, fantaseaban... ¡y hasta les sonaban a profundos sus textos poéticos, que son vacuas sandeces!

- ¿No era Mao un hombre culto?

- Sí, le gustaba leer a los clásicos en la cama, en papel de arroz, ¡a la vez que ordenaba destruir millones de libros! De niña, yo no tuve libros, y Mao se los hacía imprimir ¡con tiradas de cinco ejemplares, sólo para él!

- Es tan odioso como el peor emperador...

- En China los jóvenes aún le respetan...

- ¿Por qué?

- Porque sus mayores aún sienten miedo y no se atreven a explicarles la verdad... China es el país más traumatizado del planeta.

No me caben en esta página tantas enormidades como Jung Chang me relata sobre Mao y su tiránico gobierno de China, de 1949 a 1976. Con ellas ha llenado las 1.029 páginas de su colosal obra ´Mao. La historia desconocida´ (Taurus), escrita junto a Jon Halliday -que ha rastreado los ya accesibles archivos rusos-, y que ha sido recibida por los historiadores como una revelación, por su aluvión de datos inéditos. Quiero que me diga si Mao hizo algo bueno: "Su alto control de la población le hizo muy eficaz para frenar epidemias. ¡Pero fue porque temía contagiarse él!". Con una dulce sonrisa, Jung Chang me adelanta que ahora trabaja para verter su libro al chino, pues le gustaría que las generaciones jóvenes de sus compatriotas conocieran el martirio del que provienen.

Víctor-M. Amela, lavanguardia/la contra, 1-V-06