Hamid Gul, excap de l´ISI i protalibā

Hamid Gul, ex jefe de los servicios secretos pakistaníes y defensor de los talibanes

Retrospectivamente, Hamid Gul encarna las peores pesadillas de Occidente: fue general del ejército y jefe de los servicios secretos (ISI). Cuando la presión norteamericana tras el 11-S obligó a Musharraf a entregar a notables de Al Qaeda y a dar la espalda a los talibanes, Gul lo tachó de traidor. Benazir Bhutto lo acusó en octubre de conspirar contra su vida. Vive tranquilamente en Islamabad, aunque estuvo algunos días bajo arresto durante el reciente estado de excepción.

¿Quién mató a Bhutto?

Hay varias opciones: los talibanes, Al Qaeda, Asif Ali Zardari.

¿Su propio marido?

Eso dice el partido de Musharraf, cuando lo señala como principal beneficiado por su muerte.

¿No culpa al Gobierno?

No, pero omisión es comisión. Los protocolos de seguridad en Pakistán son muy concienzudos para las altas personalidades. Nadie puede acercarse a cien metros de Musharraf con un palo. En este sentido, el Gobierno es responsable de su muerte.

Muchos ven la mano del ISI.

El ISI es puramente una agencia de inteligencia. Para cometer algo así tendría que haberse compinchado con otras agencias, responsables de la seguridad.

Según Musharraf, ningún servicio de inteligencia convierte a sus agentes en suicidas.

Es muy cómodo decir que ha sido un atentado suicida.

¿No lo cree?

No, no estoy convencido de que hubiera un terrorista suicida. La prensa sigue repitiendo que el primer atentado contra Bhutto, en Karachi (140 muertos), fue cometido por suicidas. No es verdad, eran artefactos colocados.

¿Se sabrá quién lo hizo?

¿De qué sirve Scotland Yard, en ausencia de evidencias forenses y cuando se limpió el escenario del crimen a las pocas horas, destruyendo todas las pruebas? La investigación es incorrecta desde el principio. Además, precisa de una justicia imparcial, mientras que los magistrados independientes del Tribunal Supremo están bajo arresto domiciliario.

¿Es el final de Musharraf?

Eso espero. Pero depende de la actitud de EE. UU. y de la cúpula de las fuerzas armadas. El ejército ya empieza a guardar las distancias respecto a Musharraf. Su permanencia sólo puede traer más desastres, como la aproximación que se está produciendo entre el partido de Nawaz Sharif y el de la difunta Benazir Bhutto.

Bhutto lo acusó directamente de querer asesinarla.

Yo estoy abierto a que me investiguen. Nosé si los otros tres acusados (los primeros ministros de Punjab y Sind, y el jefe de la inteligencia militar) también lo están. Fue mi jefa y teníamos una buena relación. Cuando me defendí de su acusación, no replicó.

Bhutto era el único líder de proyección nacional. Tres de las cuatro provincias viven tensiones disgregadoras ¿La integridad territorial de Pakistán está amenazada?

No. Pero algunos actores internacionales se empeñan en presentar a Pakistán como un país inestable, y maquinan para privarnos de nuestras armas nucleares.

¿Quiénes?

Estados Unidos e Israel.

¿India no?

No, ahora mismo India no desestabiliza en Pakistán, por miedo a que le salpique. Tenemos que convivir y encontrar una solución para Cachemira.

¿Corre peligro el arsenal nuclear pakistaní?

No, está absolutamente seguro. Somos una potencia nuclear más responsable que otras. Los norteamericanos no pueden decir lo mismo, ahí está Hiroshima.

¿Bin Laden está aquí?

Tenemos una policía, un ejército y una inteligencia lo suficientemente sofisticados como para detectarlo si estuviera en Pakistán.

¿Y Al Zauahiri?

¿Por qué iba a arriesgarse? En Afganistán tiene campo abierto y apoyos de todo tipo.

¿Pakistán sigue viendo a los talibanes como su mejor baza en Afganistán?

EE. UU. marchará. No puede seguir bombardeando indefinidamente. Los talibanes son la única resistencia de carácter nacional.

¿Sigue opinando que el 11-S no fue obra de Al Qaeda?

Detrás del 11-S está el Mosad (servicios secretos israelíes) y el vicepresidente norteamericano, Dick Cheney, con la empresa de mercenarios Blackwater.

6-I-08, J.J. Baños, lavanguardia