premsa (auto)censurada a Pakistan

Kamran Rehmat es el director informativo de Dawn News, el importante canal de noticias que dio en primicia las imágenes del asesinato de Benazir Bhutto a manos de un pistolero, que luego dieron la vuelta al mundo. "Aunque nuestros cámaras estaban por allí cerca, porque acababan de grabar el mitin de Bhutto, el vídeo nos lo trajo un militante de su partido, que lo había grabado con cámara doméstica". Dawn News - hermano del periódico Dawn, el más prestigioso de Pakistán- nació hace menos de ocho meses y ha crecido a base de golpes. A los tres días de estar en antena motivó la prohibición, todavía en vigor, de no cubrir en directo acontecimientos de carácter político. "Fue a raíz de las protestas de los abogados del Supremo, que coreaban eslóganes contra el ejército". Algo que hasta aquel momento había sido tabú retransmitir. Desde entonces, deben dejar un margen de algunos minutos entre la grabación y la difusión para poder practicar la autocensura. "Tenemos que borrar todo lo que pueda ser ofensivo contra el presidente, contra las fuerzas armadas... No hay problema en difundir a Sharif llamando dictador a Musharraf, por ejemplo. Lo que no podemos transmitir son insultos. Pero, al final, a los medios en inglés no les importamos demasiado, porque nuestro alcance popular es limitado". Durante el estado de excepción la señal de Dawn News fue bloqueada tres semanas. Volvió a las ondas después de firmar un código de conducta. El canal de la competencia, Geo TV, no lo hizo: "Calcularon que Musharraf tenía los días contados, pero aún aguanta. Pero con el próximo gobierno toldos los medios intentaremos forzar el límite, asegura Rehmat. Este periodista al mando de periodistas recibe información de multitud de fuentes y tiene todos los teléfonos, lo que le permite vaticinar que Musharraf tiene los días contados. Está cada día más alejado. "Desde hace seis o siete meses prácticamente sólo se desplaza en helicóptero por miedo a atentados". "Por primera vez en nuestra historia, el pueblo empieza a maldecir al ejército", afirma. Y añade que "la situación en la cúpula militar es menos armoniosa de lo que parece. El nuevo jefe del ejército, Kiyani, que trabajó con Bhutto, mandó un ramo de flores a su entierro. Es un símbolo muy importante. Musharraf no podría haberlo hecho". Asimismo, "el hecho de que Musharraf siga ocupando la residencia de jefe del ejército en lugar de mudarse a la presidencia es otro punto de fricción entre ambos. Después de las elecciones, es posible que los generales le obliguen a dimitir, aunque dejarán que salga de escena de forma honorable".

4-I-08, J.J. Baños, lavanguardia