´Terror y hastío rusos´, Monika Zgustova

Anna Politkovskaya
"Diario ruso" / "Diari rus"

Traducción al castellano de Fernando Garí Puig y al catalán de Iñaki Tofiño 
debate / ara llibres 
394 / 416 pgs
20 / 23 euros

Durante año y medio, Anna Politkovskaya anotó todos los escándalos de Rusia. Asesinada el 7 de octubre del 2006, se publica ahora su testimonio

El 7 de octubre del 2006, en Moscú, un sicario asesinó a tiros a Anna Politkovskaya. De este modo, la periodista se convirtió en una de las víctimas de la ejecución sumaria de ciudadanos incómodos, esa práctica de la Rusia de Putin, que ella misma venía denunciando desde hace años. Diario ruso es el libro que Politkovskaya acababa de concluir justo antes de su muerte violenta. Durante un año y medio, la periodista casi a diario apuntaba lo sucedido durante el día, y siempre eran acontecimientos escandalosos o indignantes en las que habla de las madres de los niños que murieron en la escuela de Beslan, las víctimas chechenas y los políticos rusos, del progresivo desmantelamiento de la democracia, todo eso narrado en un lenguaje vivo, preciso y digno de una gran escritora.

Ya años antes de su asesinato, Anna Politkovskaya fue todo un referente en los temas de la Rusia contemporánea. Nació en 1958 en Nueva York, hija de diplomáticos de las Naciones Unidas. Durante la primera guerra chechena, en la que el pueblo checheno intentó independizarse de Rusia, Anna se convirtió en una activista que ayudó a establecer la paz en Chechenia.

Una paz que rompió Putin, según demuestra Politkovskaya en este libro y en los anteriores, Una reportera rusa en Chechenia (2003) y La Rusia de Putin (2004). Tras el 11-S, Putin se sirvió de la guerra contra el terrorismo de Bush para aplastar a los chechenos con más ímpetu que nunca (respaldado por el propio Bush, además de Aznar). Politkovskaya sostiene que, lejos de combatir el terrorismo, con su masacre el presidente ruso no hizo sino acrecentar la máquina terrorista, y demuestra que la campaña de Putin hacia la presidencia y luego hacia la reelección se basó en la agresión contra Chechenia.

¿Y qué dicen los rusos?, se pregunta la periodista una y otra vez. "La sociedad ha aceptado ampliamente la idea de la guerra justificada",contesta. "Rusia se inclina mayoritariamente a favor de los nacionalistas extremistas que prometen a sus votantes que lincharían a todos los enemigos de Rusia." (Se refiere al partido de Putin, Rusia Unida.) Politkovskaya admite que eso es terrible, pero puede que cupiera esperarlo de un país donde el 40 por ciento de la población vive por debajo del umbral de la pobreza.

En su relato sobre la reelección de Putin, la periodista narra cómo, el 7/ IV/ 2004, Igor Sutiaguin, experto en temas militares y académico, fue condenado a 15 años de cárcel por "traicionar a la madre patria". Putin se había hecho cargo personalmente desde que era el director del FSB (antes KGB). El jurado, compuesto por el pueblo, declaró culpable a Sutiaguin a pesar de la falta de pruebas.

¿Por qué?, se pregunta Politkovskaya, y contesta: "Porque está grabado en el cerebro de la gente que el KGB/ FSB siempre tiene razón. El jurado de Sutiaguin demostró hasta qué punto, como sociedad, arrastramos una forma de pensar típicamente represiva. La dureza es más respetada que la piedad y la comprensión".

Estudiando a fondo lo sucedido durante el asedio por los terroristas al teatro Dubrovka, en el 2002, Politkovskaya deduce que ese acto terrorista ayudó a reforzar la fiebre antichechena, a prolongar la guerra en ese territorio y a mantener el alto nivel de apoyo al presidente. Y llega a la misma conclusión tras haber analizado el caso de la explosión de varios edificios en Moscú, en 1999: la voladura del bloque convenció a la población para que apoyara la segunda guerra chechena. Y es que después de que los agentes del FSB fueron pillados con las manos en la masa preparándose para hacer volar uno de los bloques, las autoridades obstaculizaron las investigaciones. De esta manera, el Kremlin consigue que el 80% de los rusos consideren que todo checheno en Rusia, incluso los hombres de negocios, siembran terrorismo. "La sociedad se está deslizando hacia el fascismo", concluye Politkovskaya.

La desaparición de Ivan Ribkin, uno de los candidatos rivales de Putin, y su envenenamiento con la droga de la verdad (una droga que hace que el que la ha ingerido confiese todo lo que le preguntan y luego se olvide de ello) por los servicios secretos, se lee como una novela detectivesca. Sin embargo, su fondo es trágico porque se trata de uno de los muchos casos de cómo Putin aparta a sus rivales y a las personas que le molestan. Como el caso Markelov: en la noche del 14 de abril de 2004, ese abogado fue agredido por cinco jóvenes que, mientras le propinaban una paliza, le gritaban: "¡Ya has hecho bastantes discursos! ¡Te lo tienes merecido!" Markelov, que representa los intereses de las familias chechenas cuyos miembros fueron violados y/ o asesinados en Chechenia por los rusos, ha sido objeto de constantes agresiones de patriotas.

En otra entrada de este Diario ruso Politkovskaya narra que, después de que había publicado en su periódico, Nóvaya Gazeta,algunas fotos de Chechenia, "el Abu Ghraib ruso", "nadie movió un dedo, ni la opinión pública, ni los medios, ni la oficina del fiscal. Rusia guardó silencio".

El tedio, la indiferencia y la desgana es lo que caracteriza al pueblo ruso de la actualidad. El 13/ III/ 2004, el día de las elecciones presidenciales en las que Putin salió reelegido, la periodista apunta: "Silencio y apatía. Nadie se molesta en escuchar las tonterías que salen del televisor". Todo parece tan aburrido y deprimente como en las décadas de la Unión Soviética. Y tras la reelección de Putin, Anna escribe: "Una terrible sensación de hastío se apoderó de nuestros pueblos y ciudades. Parecía como si la gente se hubiera dado por vencida. Rusia ha recaído en un nuevo periodo de estancamiento cuya profundidad puede apreciarse por el hecho de que ni siquiera la tragedia de Beslan, un desastre de proporciones bíblicas, ha podido alterar".

En su prefacio a Diario ruso,el periodista Jon Snow recomienda que el libro se arroje en grandes cantidades a lo largo y ancho de Rusia para que todo el pueblo pudiera leerlo. Yo añadiría que debería leerse masivamente en todo Occidente porque, como afirma contundentemente Josep Ramoneda, prologuista de la edición en castellano, "ésta es la Rusia que Putin está construyendo con el petróleo como arma estratégica para hacerse respetar, ante la complicidad de los líderes occidentales, que blanquean todos sus crímenes a cambio del suministro energético y de un control, sin reparar en los medios, de su inmenso país".

Politkovskaya tuvo que pagar su valor y su honradez con la vida. ¿Sabremos escucharla? ¿Sabremos hacerle caso? La lectura de este extraordinario libro es un primer paso ineludible.

cultura/s/lavanguardia, 24-IX-07.