´Coches: compra, trámites, religión y mantenimiento´, Quim Monzó

En el capítulo de ayer vimos las aventuras de un chico asturiano y de cómo su voluntad de acudir a clase con la cabeza cubierta choca con las reticencias de los profesores de su instituto de secundaria. Problemas que no encontraría si recondujese sus argumentos y los englobase (por ejemplo) en una opción islámica, que actualmente encuentra más comprensión en las diversas esferas de nuestra vida social.

Como para corroborar la importancia de esa opción (y de la cuota de mercado que poco a poco va ganando) me encuentro ahora con una noticia de la BBC que explica que Proton, fabricante malasio de coches, va a sacar al mercado un "coche musulmán". Proton se fundó a principios de los años ochenta y a mediados de esa misma década presentó el primer coche malasio, el Proton Saga, al que - con el paso de los años- se le han sumado el Waja, el Satria, el Gen-2, el Perdana y el Juara. La previsión es que el coche islámico se fabrique en Irán y en Turquía.

Por sus miradas reticentes veo que muchos de ustedes se preguntan qué hace que un coche sea musulmán, cristiano, budista o hinduista. Yo mismo conduzco un Audi A4 desde hace un montón de años y nunca en la vida se me ha ocurrido preguntarle qué religión profesa. Igual es testigo de Jehová, pero, a mí, francamente, mientras me lleve de un lugar a otro sin muchos problemas, como si quiere hacerse de e-Cristians. Antes tuve un Volkswagen Polo, y antes otro Polo. Y antes aún, un Citroën 2 CV. Y nunca, con ninguno de ellos, tuve problemas por cuestiones de fe. Por así decirlo, llegamos a un acuerdo de no injerencia en asuntos personales. Ellos no me cuentan su vida religiosa y yo no les cuento la mía.

Pero el nuevo Proton sí tiene una religión declarada: es musulmán. ¿Puedo yo, un ateo, conducir un coche musulmán sin ser castigado por el fuego de la venganza santa (o de un suicida con un cinturón de explosivos, que viene a ser lo mismo)? No lo sé, y no encuentro información sobre el asunto. Quizá haya cierto margen de permisividad. Quizá los seguidores de religiones monoteístas puedan conducir coches monoteístas, aunque no sean de su confesión. Así, un cristiano podría conducir un coche islámico o uno hebreo, y un hebreo podría conducir uno islámico o uno cristiano, y un musulmán uno hebreo o uno cristiano. Pero nunca un coche hinduista, taoísta o pagano. Y viceversa.

Muchos de ustedes se preguntarán en qué se diferencia un coche islámico de otro que no lo es. Pues en los detalles. El Proton islámico llevará una brújula que permitirá a sus ocupantes saber en todo momento dónde está La Meca y, en la guantera, un espacio exclusivo donde tener siempre a mano un ejemplar del Corán y un velo para las señoras. No dicen nada de un compartimiento en el maletero para llevar las piedras de las lapidaciones. No debe venir de serie.

lavanguardia, 28-XI-07.