dossier cop d´Estat a la potència nuclear islàmica (1)

10-XI-07, J.J. Baños, lavanguardia: El primer desafío masivo al estado de excepción decretado por el general Pervez Musharraf, previsto para ayer, no llegó a producirse. Decenas de policías rodearon con alambradas la casa de la convocante, Benazir Bhutto, y le extendieron una orden de arresto. Al mismo tiempo, varios cientos de agentes impidieron el acceso al parque de Rawalpindi, donde se iba a celebrar la concentración, y dispersaron con porras a unos doscientos ciudadanos. Asimismo, entre mil y cinco mil activistas del Partido Popular de Pakistán (PPP) de Bhutto han sido detenidos para descabezar la protesta.

 

9-XI-07, J.J. Baños, lavanguardia: En un intento de diluir la presión internacional e interna, el presidente Pervez Musharraf anunció ayer que Pakistán celebrará elecciones legislativas antes del 15 de febrero, apenas unas semanas después de lo previsto inicialmente. Asimismo, según la televisión y agencia de noticias estatales, el general también habría reiterado su promesa de abandonar la jefatura del ejército antes de tomar posesión como presidente, aunque sin precisar el calendario. Algo que no ha satisfecho a la máxima dirigente de la oposición, Benazir Bhutto, que exige además una fecha concreta y cerrada para los comicios.

8-XI-07, J.J. Baños, lavanguardia: Benazir Bhutto promete sacar a la calle a millones de pakistaníes para forzar el regreso del general Pervez Musharraf a la senda democratizadora. Un gran mitin en la plaza fuerte de los militares, Rawalpindi, y una marcha de 380 km hasta dicha ciudad, desde Lahore, son las dos medidas de presión anunciadas por la líder del Partido Popular de Pakistán (PPP). "Llamo al pueblo de Pakistán a dar un paso al frente. Nos están atacando. Pero ¿a cuánta gente pueden meter entre rejas? Produciremos tantos que no tendrán bastantes cárceles", retó ayer en Islamabad, la ciudad desde la que gobernó Pakistán durante dos legislaturas y que no había vuelto a pisar en ocho años. Bhutto exige a Musharraf que restaure la Constitución, convoque elecciones, renuncie a la jefatura del ejército y libere a los detenidos de los últimos días.

El pulso en la calle empieza mañana, con el permiso de los abogados que han sostenido hasta ahora el peso de la contestación con la concentración de repulsa al estado de excepción. Bhutto ha aclarado que en caso de que no se pueda celebrar en Rawalpindi, se hará en Lahore. Y es que el alcalde de Rawalpindi ha asegurado que la policía de la ciudad no tolerará las reuniones políticas, escudándose en el estado de excepción y en el riesgo de atentados. Como los que tiñieron de sangre la bienvenida a Bhutto (algunos la acusaron de poner en peligro conscientemente la vida de sus simpatizantes) hace tres semanas en Karachi. La marcha entre Lahore y Rawalpindi, convocada para el martes, aspira a convertirse en una marea humana que haga tambalear la virtual ley marcial que impera en Pakistán.

Por otro lado, ayer cientos de seguidores del PPP que se habían concentrado frente al Parlamento fueron dispersados con gases lacrimógenos. Protestaban por la sesión

(boicoteada por la mitad del hemiciclo) que avalaba las medidas de excepción tomadas por Musharraf. El general defendió su decisión, aunque reconoció que no es una solución duradera a los problemas, por lo que se comprometió a anunciar elecciones en una semana. El auditorio estaba formado casi exclusivamente por diputados de la Liga Musulmana de Pakistán (PML-Q), el partido moldeado por Musharraf con defecciones de la fuerza política del mismo nombre (PML-N), presidida por Nawaz Sharif.

Desde el exilio, el ex primer ministro Sharif considera que Pakistán se precipita hacia el caos e insta a Occidente a abandonar a Musharraf, al que considera amortizado en la lucha antiterrorista. Por otro lado, ha vuelto a rechazar un pacto con Bhutto mientras ésta no suspenda el diálogo con Musharraf. Bhutto actuaba ayer como anfitriona en un encuentro de fuerzas contrarias al régimen al que no acudieron ni la PML-N de Sharif ni ninguno de los grandes partidos opositores.

Por otro lado, la leyenda del cricket pakistaní y líder del Movimiento por la Justicia, Imrat Khan - en paradero desconocido tras burlar el arresto domiciliario-, hizo llegar un vídeo en el que llama a la resistencia para evitar que Musharraf lleve a Pakistán por el camino de la destrucción. Khan, cuyo partido islámico-liberal no alcanzó el 1% de los votos hace cinco años, confía en haber ampliado su ascendente sobre la clase media y los jóvenes. Y sobre todo, entre muchos pakistaníes desengañados de civiles y militares que no tienen dudas sobre cuál es el acontecimiento histórico de estos días: la gira india del equipo de cricket de Pakistán, que va a disputar nada menos que cinco partidos contra su archirrival. Chapati (pan) y circo, visible además en la televisión estatal, cuya señal no ha sido censurada.

 

7-XI-07, J.J. Baños, lavanguardia: "Es tiempo de sacrificios. La Constitución ha sido echa trizas. Los abogados debéis transmitir al pueblo mi mensaje para que se levante y restaure la Constitución. Ahora estoy bajo arresto, pero pronto me uniré a vuestra lucha".

Así arengó telefónicamente a una multitud de 500 abogados el depuesto presidente del Tribunal Supremo pakistaní, Iftijar Mohamed Chaudhry, en un discurso retransmitido también por internet. No pudo decir más. Las comunicaciones telefónicas fueron oportunamente cortadas en el centro de Islamabad. Pero ahí quedaba el aliento del juez al colectivo de abogados, 150 más de los cuales eran ayer detenidos, en su segundo día de manifestaciones - de menor intensidad- contra el estado de excepción decretado por el general Musharraf. Decenas de jueces también se encuentran detenidos, aunque otros se prestan a hacerle el juego a los militares.

Ocho magistrados del depurado Tribunal Supremo anulaban ayer el dictamen de ilegalidad del estado de excepción, promulgado el sábado pasado por siete de sus predecesores. Éstos, en arresto domiciliario, ya no podrán pronunciarse sobre la legalidad de la reelección de Musharraf como presidente, ni tampoco sobre la amnistía concedida por este último a Benazir Bhutto, tal como debían hacer de manera inminente.

La ex primera ministra aterrizaba ayer en la capital, Islamabad, para coordinar una estrategia con otros partidos de oposición. Su partido no acudirá a la sesión del Parlamento prevista para mañana, en señal de protesta (el resto de la oposición dejó de asistir al hemiciclo hace varias semanas, cuando la candidatura a la reelección de Musharraf fue aceptada por el Supremo).

Bhutto exigió que el anuncio de la fecha de las elecciones se produzca antes del 15 de noviembre y que se levanten la restricciones a los medios de comunicación. Sobre el primer punto, filtraciones anónimas de un ministro indican que los comicios podrían ser retrasados entre dos y tres meses sobre la fecha prevista, que era a mediados de enero. En lo que respecta al segundo punto, los pakistaníes intentan saltarse el bloqueo de las televisiones independientes por cable adquiriendo antenas parabólicas, cuyo precio se ha doblado en Karachi por la alta demanda.  

6-XI-07, J.J. Baños, lavanguardia: Las chocantes imágenes de cientos de letrados pakistaníes - muchos con toga y corbata- siendo apaleados por la policía volvieron ayer a las televisiones de todo el mundo, excepto a las de Pakistán, donde impera la censura y el apagón informativo. Y es que miles de abogados cumplieron su promesa de plantar cara en la calle al estado de excepción - que limita el derecho de reunión- y fueron dispersados a porrazos y con gases lacrimógenos, en Karachi, Lahore, Rawalpindi, Quetta y otras grandes ciudades. Asimismo, la huelga de la abogacía fue seguida a lo largo y ancho del país, incluso en los juzgados de pequeños municipios.

Como represalia, decenas de letrados han sido detenidos y ya se eleva a más de dos mil la cifra de arrestos desde la noche del sábado. De este modo, los abogados, además de varios jueces, vuelven a erigirse en vanguardia de la sociedad pakistaní en su pulso con la oligarquía militar, en defensa del Estado de derecho, la independencia judicial y el retorno a un gobierno civil y democrático.

Aunque algunos creyeran que el estado de excepción podía servir de cobertura para extralimitarse en la lucha contra la ola de terrorismo islamista, la realidad de los últimos días demuestra que las primeras víctimas han sido las fuerzas democratizadoras: militantes de la oposición, defensores de los derechos humanos, abogados, jueces..., así como los medios de comunicación, que han perdido la señal, en el caso de las televisiones, o que han recibido directivas de obligado cumplimiento so pena de cierre o gravosas multas, en el caso de los periódicos. El régimen, en cambio, ha aprovechado para hacer un trueque de prisioneros con las guerrillas tribales: una veintena larga de yihadistas han sido liberados, a cambio de los más de 200 soldados secuestrados desde hace dos meses en Waziristán, junto a la frontera afgana.

La censura alimentó ayer el rumor, luego desmentido, de que el general Musharraf había sido arrestado y confinado por el vicejefe del Estado Mayor - y hombre de confianza- Ashfaq Pervez Kiyani. Lo que sí es cierto es que el Pentágono decidió aplazar el diálogo previsto esta semana con las fuerzas armadas pakistaníes. El tono más duro de EE. UU. hace que esté por ver hasta cuándo Musharraf podrá seguir vendiéndose como el hombre providencial. En la historia de Pakistán el poder casi nunca ha sido cedido de grado, sino arrancado por la fuerza.

Según CNN-IBN, ayer mismo, cuando Musharraf explicaba sus motivos a varias legaciones diplomáticas, embajadores europeos recomendaron al presidente el exilio para evitar una guerra civil. EE. UU., donde vive su hijo, aún podría acogerlo con los brazos abiertos por haber dado un giro a la tradicional política protalibán de Pakistán.

Por su parte, Benazir Bhutto, cuyo partido, y no digamos ella, está siendo tratado con mayor benevolencia que el resto de la oposición, afirmó ayer que "la ley marcial encubierta" de Musharraf "sólo puede ser vista como un paso para atrincherar su dictadura. No obstante, Bhutto ha mostrado su disponibilidad para seguir negociando con el dictador. No en vano, si el estado de excepción ha servido a Musharraf para eludir la justicia (esta semana, con toda probabilidad, el Supremo iba a declarar inconstitucional su reciente reelección como presidente), Bhutto hizo lo propio hace menos de un mes, cuando el general amnistió sus causas pendientes por corrupción.

 

5-XI-07, J.J. Baños, lavanguardia: Pakistán vivió ayer en una calma tensa su primer día completo sin garantías constitucionales ni televisiones independientes, tras la virtual ley marcial impuesta por el general Musharraf el sábado. Su primer ministro títere, Shaukat Aziz, subrayó que el estado de excepción autoriza a mantener el actual Parlamento - cuya amañada mayoría es favorable a Musharraf- durante un año, pese a que la actual legislatura expira este mes. Por lo tanto, la esperada convocatoria de elecciones legislativas, previstas para el próximo enero, tiene muchas probabilidades de ser aplazada, aunque Aziz reconoció que aún no hay nada decidido.

Todo un jarro de agua fría para la oposición política, muchos de cuyos dirigentes eran ayer detenidos por la policía, junto a periodistas, abogados y otras figuras públicas. El Gobierno ha cursado 1.700 órdenes de arresto, de las cuales, según la conservadora cifra del propio primer ministro, ya han sido practicadas unas 500.

Entre las personas sujetas a arresto domiciliario se encuentra el presidente en funciones de la Liga Musulmana de Pakistán, Javed Hashmi, cuyo líder en el exilio, el ex primer ministro Nawaz Sharif, apeló ayer al levantamiento popular contra "el peor dictador que ha visto el mundo". También el líder del islamista Muttahida Majlis-e-Amal, Qazi Hussain Ahmed, pidió, ante 20.000 personas en Lahore, salir a la calle para derrocar al general Musharraf. Quien logró burlar el arresto domiciliario es el ex capitán del equipo pakistaní de críquet y líder del Pakistan Tehrik Insaf, Imran Khan.

Una organización de abogados convoca hoy una huelga en los juzgados. Mientras tanto, una minoría de jueces - aunque su número va en aumento- han empezado a jurar la orden provisional que suspende la Constitución. Cabe recordar que el ahora héroe de la oposición, Iftijar Chaudhry, sustituido ayer por segunda vez como presidente del Supremo, hizo también lo propio en 1999, cuando Musharraf dio su primer golpe de Estado.

Benazir Bhutto - en su papel más complementario que opositor- dijo que comparte el diagnóstico del país expresado por Musharraf en su mensaje a la nación, aunque no los métodos. Cientos de dirigentes de su Partido Popular de Pakistán han sido detenidos, pero la ex primera ministra mantiene su libertad de movimientos - coartada sólo por las amenazas terroristas- y ha prometido un gran mitin este viernes en Rawalpindi.

El que fue jefe de los servicios secretos (ISI) durante su gobierno y declarado partidario de los talibanes y del islamismo radical, Hamid Gul, fue quizás la detención más sonada del día. Precisamente Gul fue uno de los cuatro nombres que Bhutto facilitó a Musharraf como presuntos inductores del atentado contra su vida que provocó 140 muertos, el 18 de octubre, en su regreso a Pakistán. Musharraf le tomó el guante en su mensaje, al reconocer que había "un Estado dentro del Estado", con complicidades con el extremismo, como argumento para establecer el estado de excepción y "evitar el suicidio de Pakistán".

Pakistan: End Emergency Rule and Restore Constitution
Move Against ‘Militants’ Brings Crackdown on Civil Society
Pakistan should immediately return to constitutional rule, restore fundamental rights and end its crackdown on the judiciary, lawyers, media, human rights activists and political opponents, Human Rights Watch said today.
hrw, November 4, 2007 

4-XI-07, efe, lavanguardia: El Gobierno paquistaní ha declarado que las elecciones legislativas se han aplazado a raíz del estado de excepción proclamado ayer por el presidente del país, el general Pervez Musharraf, y que de momento no se cuenta "con una fecha exacta" para su celebración, según ha hecho saber hoy el viceministro de Información, Tariq Azeem. Además, el régimen de Pervez Musharraf emprendió hoy una ola de arrestos que han afectado a decenas de líderes políticos y activistas y varios ex altos cargos oficiales.

Cerca de una decena de activistas de la opositora Liga Musulmana de Pakistán (N) fueron arrestados a primera hora de hoy en la ciudad de Multan (este) por las fuerzas de seguridad, entre ellos el presidente en funciones de la formación, Javed Hashmi.

Poco antes de su detención, Hashmi había denunciado ante un grupo de periodistas que Musharraf había avasallado el poder Judicial "para salvar su propio poder ilegítimo".

La Liga Musulmana de Pakistán (N) está liderada desde el exilio por el ex primer ministro Nawaz Sharif, que ayer desde Dubai calificó el estado de excepción de "inconstituciona".

Los arrestos también afectaron a otros partidos, entre ellos la formación opositora Teehrik-e-Insaf -cuyo líder, Imran Khan, fue uno de los primeros en anunciar anoche a la prensa que se encontraba bajo detención domiciliaria-, y a representantes judiciales, como el presidente de la Asociación de Magistrados del Supremo.

En la lista de detenidos está también el que fuera jefe de los todopoderosos servicios secretos paquistaníes (ISI) durante el primer gobierno de Benazir Bhutto (1988-1990), Hamid Gul, conocido por algunas polémicas declaraciones extremistas y por sus duras críticas a la política de EE.UU.

Según la página web del canal Geo TV, Gul fue arrestado hoy durante un acto público en el que denunció que el actual estado no es de excepción, como afirma el presidente paquistaní, Pervez Musharraf, sino de "ley marcial".

"Un hombre ha hipotecado el país para salvar su mandato", criticó Gul, citado por Geo TV, antes de ser introducido por la fuerza en una furgoneta policial.

Los arrestos políticos se han repetido distintas ciudades del país, entre ellas Islamabad, Karachi, Peshawar, Quetta y Lahore, ciudad esta última donde, según algunos medios, habrían sido detenidos unos treinta activistas.

De forma simultánea a estas redadas, la Policía irrumpió hoy en las oficinas de la cadena de televisión privada AAJ en Islamabad con el fin de requisar su equipamiento, indicó una fuente del canal, mientras que periodistas de la también privada Geo TV denunciaban el bloqueo de sus líneas telefónicas.

La emisión de los canales privados de noticias de Pakistán está interrumpida desde ayer, lo que ha convertido las páginas web de televisiones y periódicos en la única fuente de información independiente para muchos sobre la situación en el país.

Pese a estas medidas, las principales ciudades de Pakistán presentaban hoy un aspecto de relativa normalidad, con los comercios abiertos y los transportes funcionando.

En Islamabad, sin embargo, se podía ver una fuerte presencia policial en varios puntos clave de la ciudad, como los alrededores del Parlamento y de la sede del Tribunal Supremo, cuyo acceso fue bloqueado anoche.

La declaración del estado de emergencia fue hoy duramente criticada por los medios impresos, que la calificaron de "draconiana" y de un "segundo golpe" de Musharraf (tras el que dio en 1999 para alcanzar el poder), así como por los distintos partidos de la oposición.

La opositora alianza islamista Muttahida Majlis-e-Amal (MMA) definió la orden de Musharraf de "asalto a la democracia", aunque instó a la población a mantener la calma mientras se analiza la situación. La ex primera ministra Benazir Bhutto, que ayer regresó apresuradamente a Karachi (sur) desde Dubai tras conocer el estado de excepción, también criticó ante los periodistas la decisión de Musharraf y la consideró en la práctica una «mini ley marcial». En medio de esta situación, el viceministro de Información, Tariq Azeem, confirmó hoy que el calendario de las elecciones legislativas programadas en principio para el próximo enero ha quedado en suspenso.

Musharraf declaró el estado de excepción alegando el aumento de la violencia extremista y la "interferencia" del poder judicial en la política del Gobierno, pero la oposición considera que lo ha hecho para evitar un veredicto del Supremo que podía invalidar su reciente reelección como presidente.

4-XI-07, efe, lavanguardia: Cerca de 500 activistas de la oposición fueron arrestados por el régimen de Pervez Musharraf en la primera jornada del estado de excepción declarado anoche en Pakistán, una medida que, según el primer ministro, Shaukat Aziz, estará en vigor "el tiempo necesario"...

Las fuerzas de seguridad emprendieron una ola de arrestos masivos que afectó a líderes de la oposición, activistas y otras figuras políticas en las principales ciudades del país, en virtud de las medidas extraordinarias decretadas por Musharraf. "Ha habido entre 400 y 500 arrestos preventivos en el país", confirmo Aziz en una conferencia de prensa, en la que señaló que el Ejecutivo está comprometido con "una forma de Gobierno parlamentario".

Entre los detenidos están el presidente en funciones de la Liga Musulmana del exiliado ex primer ministro Nawaz Sharif, Javed Hashmi; el presidente de la Asociación de Magistrados del Supremo, y la activista pro derechos humanos Asma Jahangir, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán, según la página web del canal Geo TV.

También se puso bajo arresto domiciliario al ex jugador de crícket Imran Khan, que actualmente dirige la formación opositora Teehrik-e-Insaf, aunque fuentes próximas a su partido indicaron que éste ha logrado eludir la vigilancia policial y abandonar su vivienda.

En la lista de detenidos está además el que fuera jefe de los todopoderosos servicios secretos paquistaníes (ISI) durante el primer gobierno de Benazir Bhutto (1988-1990), Hamid Gul, conocido por algunas polémicas declaraciones extremistas y por sus duras críticas a la política de EEEUU. Según Geo TV, Gul fue arrestado durante un acto público en el que denunció que el actual estado no es de excepción, como afirma el presidente paquistaní, Pervez Musharraf, sino de "ley marcial", antes de ser introducido por la fuerza en una furgoneta policial.

El primer ministro paquistaní indicó que el estado de excepción fue impuesto por los "muchos desafíos" que debe afrontar Pakistán. También dijo que, bajo el orden actual, el Parlamento puede retrasar las elecciones generales "hasta un año", aunque matizó que el Gobierno todavía no ha tomado una decisión. "Todavía estamos deliberando.

En el estado de excepción el Parlamento podría darse a sí mismo hasta un año", dijo Aziz, en referencia a una cláusula legal que permite ampliar la legislatura por un máximo de doce meses en situaciones excepcionales. La actual legislatura termina en teoría el próximo 15 de noviembre, y en un principio estaba previsto que las elecciones generales se celebraran a principios del próximo año.

Desde la declaración del estado de excepción la emisión de los canales privados de noticias de Pakistán está interrumpida, lo que ha convertido las páginas web de televisiones y periódicos en la única fuente de información independiente para muchos sobre la situación en el país. Además, se ha establecido un código de conducta que prohíbe la publicación de informaciones que "difamen, pongan en ridículo o afecten a la reputación" del jefe del Estado, de los miembros de las Fuerzas Armadas o las instituciones.

Pese a estas medidas, las principales ciudades de Pakistán presentaban hoy un aspecto de relativa normalidad, con los comercios abiertos y los transportes funcionando. En Islamabad, sin embargo, se podía ver una fuerte presencia policial en varios puntos clave de la ciudad, como los alrededores del Parlamento y de la sede del Tribunal Supremo, cuyo acceso fue bloqueado anoche. El estado de excepción fue hoy duramente criticado por los medios impresos, que calificaron la medida de "draconiana" y de un "segundo golpe" de Musharraf (tras el que dio en 1999 para alcanzar el poder), así como por los distintos partidos de la oposición.

La ex primera ministra Benazir Bhutto, que ayer regresó apresuradamente a Karachi (sur) desde Dubai tras conocer el estado de excepción, también criticó ante los periodistas la decisión de Musharraf y la consideró en la práctica una "mini ley marcial".

Musharraf declaró el estado de excepción alegando el aumento de la violencia extremista y la "interferencia" del poder judicial en la política del Gobierno, pero la oposición considera que lo ha hecho para evitar un veredicto del Supremo que podía invalidar su reciente reelección como presidente.

4-XI-07, J.J. Baños, lavanguardia: El general Pervez Musharraf proclamó ayer el estado de excepción en Pakistán. La Constitución ha sido suspendida, el ejército ha tomado el control de la capital, Islamabad, y el presidente del Tribunal Supremo, Iftikhar Chaudry, ha sido sustituido por otro juez afín al dictador. Asimismo, la comunicación telefónica fue obstaculizada, y la señal de todas las televisiones, bloqueada, con la excepción del canal estatal, que ayerdifundía la proclamación de la ley marcial.

Los pakistaníes tuvieron que esperar hasta el filo de la medianoche para escuchar el mensaje de Musharraf, en el que éste, vestido de civil, se escudaba en el desafío extremista y las cortapisas judiciales a su acción antiterrorista y de gobierno para hacerse nuevamente con el poder absoluto. La ex primera ministra Benazir Bhutto, que desde el jueves se encontraba en Dubai, supuestamente por motivos familiares, regresó anoche a Karachi, anunciando que "todos los partidos van a actuar unidos".

Se trata del segundo golpe de Estado perpetrado por el general. Pero si el primero, hace ocho años, se cebó en el poder ejecutivo y el legislativo, éste está claramente dirigido contra el judicial. El texto de proclamación del estado de excepción constituye una descalifación del Tribunal Supremo, al que acusa de usurpar las funciones del Gobierno y del Parlamento, de obstaculizar la lucha antiterrorista y de minar el crecimiento económico.

En realidad, Musharraf ha proclamado la ley marcial para eludir el veredicto del Tribunal Supremo, que el próximo martes debía pronunciarse sobre su reelección como presidente, previsiblemente califcándola de inconstitucional mientras vista todavía el uniforme de jefe del ejército. Él mismo había prometido abandonar este cargo el 15 de noviembre, cuando expira su mandato, con lo que corría el riesgo de quedar a la intemperie.

Pero Musharraf se ha adelantado a los togados, con una orden de obligado acatamiento que desautoriza la posibilidad de que el Supremo desafíe la legalidad de su golpe de mano. Y esto es, precisamente, lo que Chaudhry y otros ocho magistrados han hecho, llamando a que las altas instancias militares y civiles desobedezcan el estado de excepción. Aunque han debido hacerlo con el alto tribunal, así como las residencias de varios jueces, rodeados por fuerzas paramilitares, mientras un nuevo presidente del Supremo, Abdul Hamid Dogar, juraba el cargo ante Musharraf.

La gran incógnita es cuál será la actitud de Benazir Bhutto. Las conversaciones con Musharraf para repartirse el poder - según la ex primera ministra, para afianzar la transición- estaban ya muy avanzadas. Al proclamar la ley marcial, el general no sólo hace descarrilar su propio remedo de democracia, sino que coloca en una situación aún más insostenible los esfuerzos conciliadores de Bhutto, la política más popular de Pakistán.

4-XI-07, lavanguardia: Pervez Musharraf aseguró, en un discurso televisado, que Pakistán estaba en "una peligrosa encrucijada" y que tanto los extremistas islámicos como los terroristas amenazaban la autoridad de su Gobierno. "Lo digo con pesar: estos elementos estaban poniendo en peligro al país. Creo que este caos ha sido creado por intereses personales y para herir a Pakistán", alegó como justificación del estado de excepción. El presidente pakistaní acusó a algunos jueces de "poner zancadillas al Ejecutivo" y de "debilitar las decisiones gubernamentales". "El terrorismo está en su apogeo", afirmó Musharraf, arguyendo que 61 terroristas han sido liberados por orden judicial, en una aparente referencia a la decisión de los tribunales de pleitear contra la detención de personas, sin cargos directos, por parte de los servicios secretos pakistaníes. "El Gobierno, y el país, estaban semiparalizados. Así no podíamos seguir, íbamos a una catástrofe".