´El concepto de Estado nación está acabado y no sirve´, Graham Watson

Graham Watson, presidente de los liberales europeos. Tengo 51 años y me preocupa mi jubilación, pero reconozco que jamás tuvimos tanto bienestar. Nací en una isla escocesa. Tal vez Escocia sea independiente, pero es más importante el futuro de la UE. Tengo dos hijos italobritánicos: estudiamos chino juntos. Soy agnóstico, pero conozco y admiro la aportación del califato de Córdoba a Europa.

- ¿Usted tendrá algún día pasaporte escocés?

-... Tal vez.

- ¿Y sus hijos?

- Mi mujer es italiana y mis hijos italobritánicos y tal vez tengan algún día un pasaporte escocés: no me quita el sueño. Yo represento en el Europarlamento al sur de Londres y a Gibraltar. Y todas esas circunstancias serán positivas si construimos una Europa de los ciudadanos y no sólo una Europa de los estados. Eso es mucho más importante que las independencias.

- Pues parece que tener un Estado mola: todo el mundo quiere el suyo. Miles de catalanes y escoceses también se apuntan.

- Precisamente fue un liberal, Woodrow Wilson, quien estableció el derecho de la autodeterminación de los pueblos...

- Y fundó la Sociedad de Naciones.

- Y también dijo que "la historia de la libertad es la historia de la lucha de las personas por limitar el poder de sus gobiernos...".

- No le faltaba razón.

- En los años veinte, el derecho de autodeterminación supuso un avance para millones de personas, pero hoy ese derecho debe ejercerse con sentido común.

- Por ejemplo...

- Por ejemplo, en Kosovo apoyamos la independencia de los albanokosovares, pero ya se habla de la viabilidad de otro Estado independiente albanokosovar... ¡Ortodoxo!

- ¿Lo ve? Todo el mundo quiere el suyo.

- Bien, pero ¿es gestionable un Estado albanokosovar ortodoxo? ¿Cuántos estados son realmente viables? ¿Cuántos garantizarán a sus ciudadanos mejores servicios que los que tenían cuando estaban en otro Estado?

- Ésa es la pregunta.

- Hace veinte años, Europa del Este tenía 8 estados y hoy tiene 17... ¡Dios mío! ¡Y es posible que me deje algunos! ¿Son viables? ¿Mejoran con su existencia el bienestar de sus ciudadanos y también el de todos los europeos?

- ¿Nacionalismo y liberalismo no predican, en principio, para parroquias opuestas?

- En la moderación son complementarios. Por eso me parece normal que CDC y PNV estén integrados en mi grupo. Son nacionalismos, como el catalán, que lo único que quieren es expresar su identidad: poder enseñar, transmitir y hablar su lengua. Y todo dentro del marco de la Unión Europea.

- ¿Y si al final no resultan tan moderados?

- Es cuando los liberales estamos en contra: deploramos las exclusiones nacionalistas y los chovinismos. Jamás admitiremos que una persona valga más por haber nacido en un país u otro; con una lengua y una cultura u otra; estamos en contra de las barreras a la libre circulación de personas y capitales.

- Y estaban contra las fronteras estatales.

- Creemos que la libertad de circulación crea riqueza para todos, pero también creemos que el concepto de Estado nación industrial y militar, que fue plenamente vigente en el siglo pasado, ya está acabado y no sirve: se debe repensar. Yde eso tienen que tomar nota en Madrid y en Londres. Y aceptarlo.

- ¿Entonces...?

- A medida que los estados ceden competencias a las periferias, también deberán aceptar que necesitan una Unión Europea capaz de solucionar los problemas globales que los estados por sí solos no pueden afrontar.

- Eso suena a más burocracia en Bruselas.

- Los políticos hemos sido perezosos y torpes a la hora de explicar las instituciones europeas y de abrirlas a los ciudadanos hasta que las sintieran suyas y sintieran que podían controlarlas. Cuando lo logremos, la Unión Europea avanzará.

- ¿Por qué?

- Por puro sentido común, porque los grandes problemas de los ciudadanos hoy no los pueden resolver los pequeños estados: una economía global y sus crisis fuera del alcance de nuestras instituciones nacionales; el terrorismo y el crimen internacional, la inmigración y sus retos... sólo se pueden afrontar con cooperación supranacional dentro de instituciones europeas.

- Aquí en Catalunya, Madrid o el País Vasco siempre andan crispados por sus soberanías.

-...

- ¿Por qué Londres parece tan poco preocupado por la independencia de Escocia?

- Nuestros partidos no suelen ventilar sus diferencias agitando a las masas y saliendo a la calle en manifestaciones; nuestro estilo es más bien contener las emociones, pero le aseguro que el establishment británico está seriamente preocupado por esa posibilidad.

- ¿Sería una catástrofe?

- Tony Blair creía que dando más devolución, o sea, autonomía, a Escocia, les contentaría, pero con la autonomía siempre sucede que cuanta más tienes, más quieres. Y ahora ya se habla sin tapujos de independencia.

- También en Bélgica se habla de secesión.

- Tenemos poca memoria: en 1972 hubo elecciones en noviembre y no pudo constituirse el gobierno hasta marzo. Bélgica es compleja, pero en sus divisiones suelen acabar encontrando motivos para seguir juntos.

- ¿Y en el Gibraltar que usted representa?

- Los gibraltareños fueron añadidos a mi representación londinense en el 2004, porque carecían de representantes europeos y una gibraltareña impulsó una demanda ante el Tribunal Europeo de Justicia. Yo no discutiré aquí de soberanías, porque me importan más los ciudadanos que las fronteras: no permitiré que una frontera más o menos perjudique los derechos de ningún europeo.

- Para eso le pagamos los ciudadanos.

- Si ponemos a los estados y sus litigios por encima de las personas, nos equivocamos. Europa debe ser de las personas y no de políticos ni burócratas. Lo demás es accesorio.

Nuestro querido Watson no es en absoluto elemental: ni se inmuta al juzgar probable la independencia de Escocia y se esfuerza por parecer preocupado por la bandera que al fin ondeará sobre su isla natal. Es la gran lección británica para la política ibérica: no chillen, por favor, que se les oye más pero se les entiende menos; olviden el gesto histérico y la afirmación por gónadas, porque bloquea las neuronas; olvídense de las payasadas con bandera y dejen la calle para los pacíficos y –en su mayoría– racionales transeúntes. Watson sabe que, en un debate constructivo, la ironía y el matiz resultan más útiles que el grito. Por ejemplo: "Sarkozy tiene cinco ideas cada día antes de desayunar, y no todas malas, pero todavía sigue viendo Europa como una mera extensión de Francia".

Lluís Amiguet, lacontra/lavanguardia, 26-IX-07.