´¿Independencia para Kosovo?´, Chris Patten

"A Ticking Clock on Kosovo",
Chris Patten in The Boston Globe, 10 agosto 2007

"Kosovo: temporiser à l’infini n’est pas un plan",
Chris Patten in Libération (France)
, 14 agosto 2007

"Der Kosovo muss endlich seine Unabhängigkeit bekommen",
Chris Patten in Süddeutsche Zeitung (Germany)
, 17 agosto 2007

"Neskončno čakanje ni dober načrt za Kosovo",
Chris Patten in Delo (Slovenia)
, 13 agosto 2007

¿Independencia para Kosovo?
27 agosto 2007
La Vanguardia
 

Tras veinte años de resentimiento popular, una devastadora guerra civil y ocho años de protectorado internacional, el primer ministro serbio Vojislav Kostunica ha anunciado finalmente tener un plan para Kosovo. El único problema es que nadie, ni siquiera altos cargos del Gobierno de Belgrado, parece saber de qué se trata.

A pesar de la intransigente retórica de Belgrado sobre la permanencia de Kosovo como parte del Estado, ningún Gobierno serbio ha sido capaz de ofrecer una propuesta para que esta provincia disidente, compuesta en un 90 por ciento por población de origen albanés, se sume de nuevo a la protección de Belgrado.

Esto no debería extrañar: después de todo aquí es donde en el año 1999 Belgrado llevó a cabo una campaña de limpieza étnica en la que masacró a miles de civiles albanokosovares y empujó a otros 800.000 hacia los países vecinos hasta que la OTAN forzó un cambio en esta política.

La solución que presenta Belgrado a la cuestión del statu quo kosovar parece limitarse a pedir a Occidente que salve la democracia serbia a costa de la estabilidad regional. Parece que Occidente deba cargar con el coste económico y legal además de con los problemas de seguridad asociados con negar a Kosovo su independencia y mantenerla forzosamente bajo soberanía serbia. Belgrado no ha dicho como - o si- integraría a los albanokosovares en la sociedad, la economía y la política serbia. Tampoco ha mencionado si ofrecería la misma representación parlamentaria, defensa de los derechos humanos, preservación de las singularidades culturales y demás garantías especiales que los albanokosovares estarían obligados a ofrecer a la minoría serbia de Kosovo bajo la propuesta de la ONU, concienzudamente elaborada por Martti Ahtisaari, mediador especial de la ONU para Kosovo que tras 18 meses de negociaciones entre las dos partes no logró acuerdo alguno.

Sin embargo, Belgrado espera que Bruselas y Washington consideren la oferta e ignoren el hecho de que, en gran parte, ésta representa una mera sistematización del actual statu quo.

Debido a la obstrucción rusa en el Consejo de Seguridad de la ONU, la troika compuesta por la UE, EE. UU. y Rusia ha comenzado una nueva ronda de negociaciones sobre el statu quo de Kosovo, repitiendo lo ya hecho por Ahtisaari. Durante el periodo inicial de toma de contacto, se espera que Belgrado y Pristina contribuyan al debate diplomático con la esperanza puesta en que se pueda llegar a un compromiso aceptable para ambos.

Por el momento no hay indicios de que la actual generación de políticos serbios esté dispuesta a cambiar de postura en cuanto a Kosovo, no importa a qué tipo de presiones tengan que hacer frente. Las autoridades serbias parecen incapaces de formular un plan con que integrar a los albanokosovares en la vida política, económica y social del país, conscientes de que esto ocasionaría serios riesgos políticos para el Gobierno de Belgrado. Tampoco debemos olvidar que tal integración tendría que desafiar la enorme oposición del Parlamento serbio, dominado por fuerzas nacionalistas. Ahora, gracias a Moscú - cínicamente guiado por sus propios intereses-, Belgrado parece envalentonarse al haber endurecido su postura.

Belgrado está trabajando al mismo tiempo en un plan alternativo que supondría la partición de la provincia, en lo que constituye una clara continuación de la política de Slobodan Milosevic. Parece que las autoridades serbias tengan la esperanza puesta en que paralizando y, por lo tanto, retrasando la independencia de Kosovo, los albanokosovares se verían forzados a recurrir a la violencia - lo que mejoraría la imagen de Serbia- o a declarar su independencia de forma unilateral, dividiendo así a toda la comunidad internacional.

Mientras tanto, el tiempo pasa y Kosovo necesita respuestas. Durante ocho años la población albanesa de Kosovo ha esperado - en ocasiones trágicamente- de manera más o menos paciente que la comunidad internacional la saque del limbo legal en el que se encuentra. Aunque el número de albanokosovares es nueve veces mayor que el del resto de las minorías juntas, las autoridades de Kosovo ya han acordado establecer un Estado multiétnico con las mayores garantías de protección hacia las minorías vistas hasta ahora en Europa. De esta forma, a la comunidad internacional se le agotan las excusas con que justificar futuros retrasos en el diseño de una resolución sobre el statu quo de Kosovo. Ahora, Estados Unidos y Europa le han pedido otros 120 días de paciencia. Por si fuera poco, Kosovo se verá bajo presión para declararse independiente de forma unilateral, con o sin el apoyo internacional.

El resultado final es que Pristina está sólo dispuesta a alcanzar un desenlace que conlleve su independencia, lo cual Belgrado rechaza. Esto provocará que la nueva intentona de la troika probablemente acabe donde lo hizo Ahtisaari: estancamiento entre las partes y la necesidad de que el Consejo de Seguridad de la ONU emita el voto decisivo. Dado el abrumador deseo que tienen los habitantes de Kosovo de ser liberados del Estado que intentó eliminarlos, además de la completa ausencia de una alternativa realista que satisfaga a Belgrado, la comunidad internacional no tiene más elección que concederle a Kosovo su independencia.

Chris Patten, former European commissioner for external relations, is chairman of the board of the International Crisis Group.