X-05/VI-06


Intervista all’alto commissario dell’ONU per i diritti umani Louise Arbour.
La Repubblica, 14-VI-06, Nicola Lombardozzi.
Terribile. Louise Arbour è appena tornata dal Darfur e ha una sola parola per definire quello che ha visto.«Terribile. E' una situazione disperata. E il mondo sembra non accorgersene. Laggiù se ne rendono conto. Si sentono soli, senza via di scampo”...


Darfur, i silenzi del rapporto ONU.
LaRepubblica, 14-VI-06, Giampaolo Cadalanu.
Uccisioni di civili, massacri su vasta scala, deportazioni, pulizia etnica, stupri, saccheggi, distruzione di simboli religiosi, attacchi agli operatori umanitari: il terzo rapporto sul Darfur firmato dal procuratore del Tribunale penale internazionale per il Consiglio di Sicurezza dell'Onu offre un panorama desolante...


Khartoum wants to restrict any future role for the United Nations role in Darfur.
By Ayesha Kajee in Khartoum (AR No. 65, 31-May-06).
The Sudanese capital Khartoum is fraught with diplomatic tension as political manoeuvring continues over how to bring peace to the war-torn western province of Darfur.
Following a resolution by the United Nations Security Council on May 16 which gave the Sudanese government one week to agree to the deployment of a special assessment team in Darfur, UN special envoy Lakhdar Brahimi arrived in Khartoum in a bid to convince the government that a United Nations peacekeeping force should replace the African Union troops monitoring the Darfur Peace Agreement, signed earlier this month...


International Cooperation for the Sake of Stability in Darfur, asharqalawsat.com, 5-VI-06.


Kofi Annan: Sfide globali. Ricordiamoci dell’Africa, cominciamo dal Darfur; Il Messaggero del 17 maggio 2006.


Le Monde, 9-V-06/lavanguardia, 10-V-06: Es demasiado pronto para decir si el acuerdo de paz parcial sobre Darfur, firmado el 5 de mayo, en Abuja (Nigeria), volverá a traer una aparente calma en esta vasta región desatendida del Oeste sudanés y devastada desde el 2003 por uno de los conflictos más violentos del planeta con 180.000 muertos y dos millones de personas desplazadas. La conclusión del acuerdo, al término de un maratón de cinco días llevado a cabo por el secretario de Estado adjunto norteamericano, Robert Zoellick, y después de veinte años de negociaciones bajo los auspicios de la Unión Africana que no habían llegado a nada, atestigua un éxito, aunque relativo, del voluntarismo norteamericnao en Darfur.
Pero la dinámica creada por el acuerdo puede que sea solamente una simple llamarada si la comunidad internacional lo considera como un fin en sí mismo. Si los países ricos olvidan que las organizaciones humanitarias encargadas de la supervivencia de los darfureños están atenazadas entre las intimidaciones de Jartum y el pillaje de los rebeldes, es necesario que aquéllas tengan un apoyo activo.
El Programa Alimentario Mundial de la ONU se ha visto ya forzado a reducir la mitad de sus raciones por falta de un financiamiento suficiente. Sólo una movilización de gran alcance puede permitir transformar la esperanza nacida en Abuja en perspectiva de una paz concreta para Darfur.


Massimo Introvigne, Il Giornale, 8 de mayo de 2006: La enésima paz ha sido firmada para Darfur, la región de Sudán dónde está en curso una sangrienta guerra civil entre musulmanes, entre milicias árabes -animadas por el gobierno de Khartoum- y sublevados locales africanos, que comparten la religión de los árabes pero son racialmente considerados inferiores por éstos y discriminados. ¿Será efímera como las otras? Es lícito preguntarnoslo, después de cinco "tratados de paz" quedados sobre el papel, cien mil muertos y dos millones de refugiados, que viven en Chad en gran parte. Hace diez días, Bin Laden en persona se ha alineado con los viejos amigos del gobierno sudanés afirmando que Al Qaida castigará a quienquiera que intente interferir en sus asuntos interiores. Más preocupante aún es considerar a quien se ha dirigido el gobierno sudanés para garantizar la paz sobre el terreno ingobernable del Darfur. Dos compañías de Pasdaran, los guardias revolucionarios iraníes, han desembarcado en el aeropuerto de Khartoum y se han dirigido hacia el Darfur, oficialmente para dar su contribución a la obra de pacificación. En perspectiva, está prevista la presencia en el Darfur de un entero batallón iraní.
Los Pasdaran son el pilar del poder del presidente Ahamadinejad y de su tentativa de ampliar las prerrogativas de la presidencia con respecto de las de los ayatollahes. El desembarque iraní en Khartoum responde a una visita del presidente sudanés Bashir a Ahmadinejad que se ha desarrollado del 24 al 27 de abril. Los servicios de inteligencia israelíes están convencidos de que los acuerdos estipulados en aquella ocasión preveen una contrapartida al empeño militar iraní en el Darfur: la disponibilidad de Sudán -que en el pasado, antes de asustarse después del 11 de septiembre y romper al menos formalmente con Bin Laden, devolvió análogos servicios a Al Qaida- a esconder en su vasto territorio material bélico iraní y centrifugadoras para el enriquecimiento del uranio, en caso de guerra o también sólo de inspecciones más serias de las hasta ahora acabadas, que no podrían extenderse al territorio sudanés.
Las tropas iraníes están acompañadas por un comisario religioso, el ayatollah Ramazani, y vienen del Khuzestán, una región chiíta pero de lengua y etnia árabe de la República islámica iraní. Hacen parte de una unidad de élite llamada Vales Y-Asar, un nombre que hace referencia a uno de los títulos del Mahdi, el mesías esperado por los chiítas iraníes pero también por un ala importante de los sunitas sudaneses, que recuerdan todavía las victorias conseguidas contra los ingleses de un aventurero que se autoproclamó Mahdi en el siglo XIX. También están decididas a invadir a Chad, para atacar los campos de refugiados que simpatizan con la guerrilla anti-árabe y para desestabilizar el país africano sobre el que también Bin Laden ha puesto desde hace tiempo los ojos.
El hecho no va absolutamente subestimado, no sólo porque la conocida brutalidad de los Pasdaran hace temer lo peor de la "pax iraní" en el Darfur. De una parte confirma que las palabras de Ahmadinejad según las que Irán se considera al guarda del islam, con derecho a intervenir militarmente en todos los países musulmanes, chiítas o no, no son vanas. De la otra, muestra el juego cada vez más claro entre Al Qaida y Teherán. Bin Laden llama la atención sobre el significado del Darfur para todo el islam y una semana después, con la excusa de garantizar la paz, los Pasdaran de Ahmadinejad se mueven. Debería ser suficiente para hacer reflexionar a quién, como Prodi, piensan que la crisi iraní se puede solucionar con la estrategia de la reexpedición permanente hacia Bruselas y las Naciones Unidas.


El Gobierno de Jartum y la fracción mayoritaria del movimiento rebelde de Darfur - Ejército de Liberación de Sudán (ELS)- firmaron ayer un acuerdo de paz para esta provincia sudanesa, avalado por la Unión Africana (UA) y la comunidad internacional. El pacto fue firmado en Nigeria por Magzub Al Jalifa, jefe de los negociadores gubernamentales, y Minni Minnawi, representante de los sublevados.
Mediante este acuerdo, las partes se comprometen a observar un alto el fuego. La milicia progubernamental Janjawid, responsable de cometer atrocidades durante la guerra, será desarmada, y los rebeldes se integrarán a un ejército unificado.
El acuerdo de paz pretende poner fin al conflicto y crisis humanitaria que ha arrasado Darfur desde hace tres años y que ha provocado entre 180.000 y 300.000 muertos y casi dos millones y medio de desplazados y refugiados.
El Movimiento por la Justicia y la Igualdad (MJI) rechazó el acuerdo de paz, al igual que un sector minoritario del ELS, dirigido por Abdel Wahid Mohamed Al Nur. Al cerrar esta crónica, el grupo de Al Nur no se había pronunciado sobre si se uniría o no al pacto. El MJI se negó anteayer a volver a la mesa de negociación porque considera que el proyecto no responde a su exigencia de convertir Darfur en una sola región autónoma, en vez de las tres zonas propuestas.
El pacto prevé un referéndum con el fin de que los seis millones de habitantes de la región semidesértica de 500.000 kilómetros cuadrados, situada al oeste de Sudán, se pronuncien sobre la división administrativa de ésta. El secretario de Estado adjunto norteamericano, parte activa en el logro del consenso, recalcó la importancia de "la obligación del Gobierno de desarmar y neutralizar a las milicias Janjawid, acusadas de las peores atrocidades desde el inicio de la guerra hace tres años". Washington había acusado a Jartum de genocidio.
La ceremonia se realizó en la palacio Presidencial de Nigeria, en Abuya, horas después de que las dos partes se comprometieran a firmar el documento. El presidente nigeriano, Olusegun Obasanjo, anfitrión de las conversaciones desde hace casi dos años, y el presidente en ejercicio de la UA, el congolés Denis Sau N´Gueso, asistieron a la ceremonia. El tratado, de 85 páginas, pone punto final - de momento- a las gestiones que comenzaron hace dos años en Abuja para terminar la guerra de Darfur, que estalló en el 2003. Las negociaciones de paz comenzaron en el 2004. Acuerdos anteriores firmados por las dos partes no han sido respetados. Los mediadores de la UA confían en que esta vez los documentos firmados sean respetados por los signatarios.


Massimo A. Alberizzi, Corriere della Sera, 1 maggio 2006: Il piano di pace elaborato dall'Unione Africana e dall'Onu per mettere fine alla guerra in Darfur, la regione occidentale del Sudan sconvolta dalla guerra, è pronto: il governo è d'accordo, i ribelli no. “Gran parte delle nostre richieste sono rimaste inevase — ha spiegato al Corriere Esam Elhag, portavoce del Sudan Liberation Army (gruppo di Minni Minnawi), la fazione più consistente della guerriglia —. Non abbiamo garanzie sul disarmo delle milizie janjaweed, affidato al controllo del governo, che le ha organizzate finora, e non all'Onu, ne su una vicepresidenza della Repubblica da assegnare a noi. Non si parla poi dei compensi individuali a chi ha perso tutto. I fondi destinati alla ricostruzione del Darfur sono ridicoli”.
I janjaweed, o diavoli a cavallo, sono le milizie arabe che bruciano i villaggi, seviziano e ammazzano le popolazioni di origine africana, terrorizzano i civili e li costringono a scappare. Sulla testa del loro capo, Mussa Hilal, pende un mandato di cattura per crimini contro l'umanità spiccato dal Tribunale penale internazionale.
Il negoziato di pace si è tenuto ad Abuin, capitale della Nigeria e l'Unione Africana il 23 aprile ha presentato alle parti il testo (86 pagine) da firmare entro fine mese, cioè ieri. Finora la guerra in Darfur ha provocato almeno 350 mila morti e due milioni tra sfollati e rifugiati in Ciad.
I ribelli accusano il governo dominato dagli arabi di considerare i darfuriani (africani, discendenti dagli schiavi) cittadini di seria B. Rivendicano diritti di autogoverno e di poter sfruttare le risorse del loro territorio (tra l'altro il maggior produttore al mondo di gomma arabica). Khartoum ha organizzato e scatenato i janjaweed contro la popolazione civile, accusata di sostenere la ribellione, con effetti devastanti. Gli Stati Uniti hanno parlato apertamente di “genocidio”, una formula che, secondo lo statuto dell'Onu, prevede la possibilità di far intervenire truppe straniere senza il parere del Consiglio di Sicurezza. Il presidente Bush, sollecitato da organizzazioni fondamentaliste cristiane (anche se sia i governativi, sia i darfuriani sono musulmani), ha sostenuto una serie di manifestazioni pro Darfur, che hanno avuto luogo in numerose citta americane.


Modello Darfur Il nuovo fronte di Bin Laden, Maurizio Molinari, La Stampa del 27 aprile 2006. Indicando nel Darfur la nuova frontiera della Jihad contro l'Occidente Osama bin Laden ha svelato nell'ultimo nastro trasmesso dalla tv al-Jazeera una duplice innovazione della strategia di Al Qaeda: l'intenzione di sfruttare guerriglie già esistenti e la volontà di aprire un teatro di operazioni militari in Africa.
È questa la conclusione a cui analisti di terrorismo nei centri studi ed esperti di intelligence sono giunti esaminando nel dettaglio il messaggio del 23 aprile. «Non è stato l'ennesimo nastro di un uomo isolato che si rifugia nelle caverne - ha osservato Walid Phares, docente di studi mediorientali all'università della Florida - ma di un messaggio sullo Stato della Jihad simile a quello sullo Stato dell'Unione che pronuncia ogni anno il presidente americano». La poca attenzione per Iraq e Afghanistan indicherebbe il ritorno di Al Qaeda alla missione originaria: unire tutti i musulmani contro «crociati e sionisti», condurre una guerra prolungata e compiere azioni terroristiche di grande rilievo.
E in questa cornice che il sostegno alla guerriglia sudanese in Darfur suggerisce un’innovazione «Bin Laden punta ad una gestione prolungata di guerriglie stabili e strutturate sul modello dei janjaweed in Sudan - si legge in un rapporto di intelligence occidentale - o delle reti terroristiche di Hamas a Gaza».
La trasformazione di Al Qaeda da ispiratrice di attacchi di cellule - come avvenuto a Madrid o Londra - a sala di regia delle guerriglie arabe incomincia dal Darfur per tre motivi. Primo: Osama conosce il Sudan come l'Afghanistan, essendovi vissuto fino al 1996 e ritiene i predoni janjaweed radicati sul territorio come lo erano i taleban. Secondo: i clan arabi delle regioni del Sudan occidentale offrono ai mujaheddin una potenziale struttura di appoggio simile a quelle garantite dalle tribù pakistane in Waziristan e dalle carovane beduine nel Sinai. Terzo: l'incombente arrivo di una forza di pace africana di circa 8 mila uomini offre un obiettivo militare facile mentre il fatto che sia sostenuta dagli Stati Uniti e dall'Unione Europea - fino al punto che la Nato valuta l'invio di 500 uomini - offre l'occasione per denunciare una nuova aggressione all' Islam. «La prospettiva della presenza di truppe occidentali in un altro Paese musulmano - osserva Bruce Hoffman, esperto di terrorismo della Rand Corporation - è lo spunto per sfruttare una situazione che considera favorevole». A ciò si aggiunge l'ostilita per il presidente sudanese Omar Bashir - che lo cacciò nel 1996 - considerato il reggente di uno Stato fantoccio frutto «della decisione delle potenze coloniali di separare l'Egitto dalle sue regioni meridionali» come ha detto Osama nel nastro.
L'invito ai mujaheddin ad accorrere in Darfur «perché la stagione delle piogge sta arrivando» punta dunque a schierare i militanti della «Legione araba» a fianco dei janjaweed come già avvenuto in Afghanistan con i taleban al fine di rovesciare Bashir, conquistare il Sudan e puntare alla riunificazione dell'Egitto pre coloniale, prima tappa verso il nuovo Califfato di Al Qaeda. «L'obiettivo di Bin Laden è trasformare il Darfur in un trampolino per dare l'assalto a Hosni Mubarak, alleandosi con la Jihad islamica egiziana» spiega una fonte diplomatica occidentale, chiedendo l'anonimato. Siamo alla genesi del teatro di guerra africano del conflitto iniziato da Bin Laden con la dichiarazione del 1998 contro «i crociati e gli ebrei» ed esploso l'11 settembre 2001. «Se è vero che finora Al Qaeda ha messo a segno attacchi a Nairobi e Dar el Salam tentandone un altro a Mombasa - si legge in un'analisi del centro studi Stratfor - mai prima Bin Laden aveva discusso nei dettagli la situazione interna ad una nazione africana».
Si tratta di uno scenario a cui il Pentagono si sta preparando da quando, nel 2003, il vicecomandante delle truppe alleate in Europa, Charles Wald, ha iniziato a siglare accordi di cooperazione militare con Paesi dell'Africa sub-sahariana per addestrare le truppe locali alla lotta al terrorismo: consiglieri Usa sono in Mali, Ciad, Mauritania e Niger ed hanno accompagnato esercitazioni estese anche a Algeria, Marocco e Tunisia. Preparandosi a combattere nel Sahara, porta d'accesso alle immense ricchezze dell'Africa.


The Economist, 12-IV-06: No help needed, thank you very much. Sudanese obstruction is not the only problem the UN faces in Darfur. THE United Nations' head of humanitarian aid, Jan Egeland, recently spent a day sitting in an airport in Uganda. He was waiting for permission to fly on a UN plane into neighbouring Sudan. When the necessary paperwork from the Sudanese government was not forthcoming, Mr Egeland hopped onto a commercial flight to Juba, in south Sudan. He intended to fly from there to Darfur, in west Sudan. His plan was for a symbolic overnight stay in a particularly nasty bit of Darfur—the vast desert region that has seen perhaps 300,000 people killed and more than 2m displaced in the last three years of fighting there.
But on a barge journey up the Nile from Juba, surrounded, he says, by naked Dinka herdsmen, Mr Egeland received a satellite call informing him that he was not welcome in Darfur. Pressed for an explanation, the Sudanese authorities argued that, as a Norwegian, he would be in danger in Darfur, ostensibly because Norwegian newspapers had reprinted the controversial Danish cartoons depicting Muhammad. Mr Egeland's trip, they pointed out, fell on a religious holiday; it was not a cancellation, they said, but a postponement.
A more likely explanation is that the Sudanese government was afraid of the haunting television images that might come out of Mr Egeland's trip. For Mr Egeland considers Sudan, and particularly Darfur, to be the world's worst humanitarian crisis, along with Congo. South Sudan is getting only a fraction of what it needs to rebuild after a peace agreement was signed last year between the government in Khartoum and the southern Sudanese rebels. Meanwhile, the obfuscating in Darfur shows how little the Sudanese government can be trusted to look after its own citizens there. Mr Egeland still has to give his report on Darfur to the UN Security Council on April 20th. “I will not mince my words,” he says. And there is the chance that he could yet call Sudan's bluff and attempt to return to Darfur in the coming months.
The Sudanese government is particularly unhappy about a proposal that would see the 7,000-strong African Union force in Darfur, which is widely regarded as ineffectual, replaced by a more robust UN deployment within a year. A doubling of troop numbers, with greater mobility and heavier weapons, could stop the growing number of attacks by rebels and the government-backed janjaweed militia.
That is all very well on paper. But senior UN officials privately admit that they cannot see where the required troops are going to come from. A UN force would probably need an African, Arab or at least a Muslim face to succeed. But traditional peacekeeping countries that fit the bill—including Nigeria, Jordan and Pakistan—are already stretched thin elsewhere. That, in part, explains America's enthusiasm for increased NATO support for a Darfur mission. The alliance has already provided some airlift capacity to the AU, and under an American proposal several hundred NATO advisers could be brought in to provide further logistical and intelligence support for whoever does take over.
Meanwhile, the latest round of talks between Darfur's various rebel groups and the Sudanese government has failed to produce a ceasefire agreement. Even if one does eventually emerge, new problems await any would-be peacekeepers. These go beyond enforcing whatever ceasefire is agreed and stopping the raids by Sudanese-backed forces into neighbouring Chad. There is also the question of how to provide some sort of sustainable life for Darfurians. This conflict started with poverty, water shortages and the scarcity of grazing for animals. It will not end without some solution for these ills.


atb-e.com, 13-IV-06: El Consejo de Seguridad y el secretario general de ONU, Kofi Annan, expresaron hoy su "profunda preocupación" por el deterioro de la situación en Chad y en la región sudanesa de Darfur.
En nombre del Consejo, su presidente, el embajador chino, Wang Guangya, condenó los recientes ataques a los campamentos de refugiados sudaneses en Chad, así como cualquier intento de obtener el poder por la fuerza en este país. Asimismo, el Consejo exhortó a los rebeldes a poner fin a la violencia y a participar en el proceso democrático.
En el mismo sentido se pronunció el secretario general, Kofi Annan. En un comunicado, expresó su consternación por el empeoramiento de la situación en Chad y apeló a las partes a resolver sus diferencias políticas mediante negociaciones de paz.
Por su parte, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Antonio Guterres, pidió que se respete el carácter civil de los campamentos de refugiados y se deje en paz a quienes ya han huido de una situación de violencia similar en Sudán.


europapress, 15-IV-06: El presidente de Chad, Idriss Deby, ha acusado a Sudán de intentar promover la caída de su gobierno dando apoyo a los rebeldes del Frente Unido por el Cambio (FUC) y reclamó una intervención de la comunidad internacional después de los combates del pasado jueves en Yamena, la capital del país, donde el Gobierno salió victorioso pero perdieron la vida 350 personas.
Deby anunció ayer la ruptura de relaciones diplomáticas con Sudán y amenazó con expulsar a los 200.000 refugiados sudaneses que viven en campos en el este de Chad, huyendo de la guerra que asola la provincia sudanesa de Darfur desde febrero de 2003. "Si después de junio no podemos garantizar la seguridad de nuestros ciudadanos y de los refugiados, entonces corresponderá a la comunidad internacional encontrar otro país donde alojarlos", dijo.
El presidente chadiano presidió la noche del viernes un Consejo de Ministros y hoy sábado lanzó una nueva amenaza, suspender el flujo de petróleo si antes del martes el Banco Mundial no libera los fondos que están congelados en una cuenta bancaria en Londres y que en principio estaban destinados a apoyar la producción petrolífera del país.
Las exportaciones de petróleo de Chad son muy pequeñas, apenas 160.000 barriles diarios, pero el llamamiento del Gobierno da idea de su desesperación por lograr una intervención de la comunidad internacional. Aunque el Frente Unido por el Cambio (FUC) fue derrotado por las tropas gubernamentales el jueves, se teme que estén tratando de reagruparse en algún lugar del país y que el peligro de derrocamiento para el gobierno de Deby no haya terminado.
El contencioso con el Banco Mundial comenzó a principios de este año. La institución había acordado con Chad financiar la construcción de un oleoducto con la condición de que los ingresos del petróleo se usaran mayoritariamente para aliviar la pobreza en el país, pero a principios de 2006 Deby rompió el acuerdo para poder destinar ingresos petroleros a financiar al Ejército, y el Banco Mundial congeló una ayuda de 120 millones de dólares (unos 102 millones de euros)
Hoy, el Gobierno de Chad dio de plazo hasta el martes para que el Banco Mundial libere los fondos, y si no lo hace cerrará el oleoducto que transporta el petróleo chadiano hasta el Atlántico, cruzando el vecino Camerún.
Es previsible que Chad quiera recuperar esos fondos para poder financiar la campaña militar contra los rebeldes de FUC. La violencia se ha recrudecido en el país a pocas semanas de las elecciones presidenciales del 3 de mayo, en las que Deby aspira a un tercer mandato, para lo cual ha cambiado la Constitución.
"La comunidad internacional ha estado totalmente sorda y muda sobre la situación entre Sudán y Chad", dijo ayer Deby. Tanto el Consejo de Seguridad de la ONU como el Consejo de Paz y Seguridad de la UA condenaron el ataque de los rebeldes contra Yamena y pidieron tanto a Chad como a Sudán que tomen las medidas que sean necesarias para impedir una escalada de la tensión.
Sin embargo, el Gobierno sudanés negó, en un comunicado leído en la radio estatal, toda interferencia en los asuntos internos de Chad, y se presentó a sí mismo como un "buen vecino".
Jartum, por su parte, acusa a Yamena de apoyar a los rebeldes de Darfur, que se levantaron en 2003 para protestar por la marginación de la población negra local. La población local ha sido la principal víctima del conflicto, sobre todo a manos de las milicias árabes 'janjaweed', apoyadas por el Gobierno. Se estima que entre 180.000 y 200.000 personas han muerto y dos millones han dejado sus hogares, 200.000 de ellas cruzando a Chad.
En medio de las acusaciones mutuas, la República Centroafricana anunció el viernes que cerraba su frontera con Sudán, después de saber que los rebeldes chadianos del FUC habían pasado por el norte del país en su camino para pasar de Sudán a Chad. No obstante, entre quienes buscan derrotar a Deby también hay oficiales de su propio Ejército descontentos.


lavanguardia, 30-III-06: La cumbre árabe apoyó ayer al Gobierno de Sudán en su rechazo a que las Naciones Unidas se impliquen a fondo en el conflicto de Darfur y tomen el mando de la misión de paz que ahora lideran y protagonizan 7.000 soldados mal equipados de la Unión Africana. El secretario general de la ONU, Kofi Annan, se había dirigido a los líderes árabes mediante un comunicado en el que subrayaba la importancia de que la organización que lidera se haga cargo de la situación. La UE reservará 50 millones de euros para ayudar a financiar la misión de la UA, según Reuters. Y la OTAN anunció ayer que ya está estudiando una petición de asistencia de la ONU. Mientras, y tal como recordó Annan, la población de Darfur sigue sufriendo.


lepoint, 29-III-06, M. Nexon: "¡Basta! ¡Es suficiente!". La ONG Human Rights Watch pierde la paciencia. La ONU también. Desde hace tres años la situación de Darfur no cesa de deteriorarse. Pillaje, violaciones, masacres... Unas 300.000 personas habrían perdido la vida en esta región del oeste de Sudán, tan grande como Francia. Un 2,4 millones de personas habrían huido de sus pueblos. De genocidio tildó la situación la secretaría de Estado norteamericana, Condoleezza Rice.
¿Quiénes son los responsables de la tragedia? Los jenjawid,caballeros árabes apoyados por Jartum y decididos a ahuyentar a los agricultores de origen africano de sus tierras. Hordas igualmente comprometidas en los combates contra dos movimientos rebeldes de la región. Hasta ahora, los 7.800 soldados de la Unión Africana no han podido hacer nada. La ONU intenta desplegar sus propias fuerzas. Y ha puesto un plazo de seis meses para convencer al régimen sudanés para que las acoja. "Un acuerdo de paz se producirá desde ahora hasta fines de abril en Darfur", ha prometido Lam Ako, ministro sudanés de AA. EE. La ONU ha hecho mal en creérselo.


lavanguardia.es, 3-III, Maricel Chavarría: Durante la guerra de Liberia dos terceras partes de la población femenina sufrió abusos, pero se calcula que el EE.UU. hay 700.000 violaciones al año; que en Gran Bretaña el primer violador es la propia pareja y que en general, en Europa, la primera causa de muerte de mujeres de 15 a 40 años es la violencia de género. Es una tragedia ‘bien repartida’ sobre la que incide el informe anual de Médicos Sin Fronteras, hecho público en visperas del Día de la Mujer.
En los últimos años, señala el documento, cientos de miles de mujeres afectadas por los conflictos en todo el mundo han sufrido la misma situación que en el reciente caso de Darfur. En República Democrática del Congo, República Centroafricana, Liberia, Sierra Leona y Guinea, decenas de miles de mujeres y niñas han sido violadas, golpeadas, torturadas, mutiladas... una violencia que a menudo forma parte de la estrategia de guerra y se ejerce en grupo, en reunión...
En Sudán, un país donde el tabú es tan fuerte como el estigma que sufren las muejeres, a la impunidad hay que sumar la probabilidad de salir perdiendo si la víctima se decide a denunciar. Ante el tribunal, tiene que probar con la ayuda de 4 testigos que fue violada. Si no lo consigue y está casada, será condenada por adulterio, y si es soltera, por fornicación.


Gualtiero Vecellio, El Giornale di Sicilia del 13 de marzo de 2006.
Desde hace tiempo organizaciones humanitarias y militantes por los derechos civiles lanzan la alarma. Desoídos. Ninguna audiencia ha tenido la denuncia de Emma Bonino, de vuelta de una misión en la provincia del Darfur, en Sudán. "Desde hace tres años -dicen- un brutal contra-insurrección en la provincia del Darfur en Sudán, está provocando una de entre las más graves crisis humanitarias de nuestro tiempo. El horror no semeja tener fin. Hasta ahora al menos 180 mil civiles han sido matados y más de dos millones de personas han abandonado sus casas, mientras que las correrías de las milicias janiaweed sustentadas por el gobierno de Khartoum, arrecian sobre el territorio, quemando aldeas, violando a mujeres y niñas, destruyendo pozos de agua y cultivos, confiscando ganado. l.a mayor parte de los supervivientes han acabado en los campos de refugiados. Sus condiciones son cada vez más precarias, y en particular en el Darfur occidental, cerca de la ciudad de El Genuina y a lo largo del confín con Chad, dónde en los últimos meses la persistente falta de seguridad ha hecho difícil el acceso de las ayudas humanitarias.
No ha tenido mejor suerte el llamamiento lanzado por el ministro de Exteriores británico Jack Straw. En el International Herald Tribune escribe que "en sólo tres años la matanza en Darfur ya ha costado entre las 7O mil y las 400 mil víctimas". Straw denuncia que el gobierno de Sudán y los movimientos rebeldes "violan la tregua cada día. Los ataques también continúan contra los convoyes humanitarios y la misión de la Unión Africana, justo contra las personas que están allí para ayudar a los civiles directamente golpeados por la guerra."
La paciencia de la comunidad internacional tiene un límite, Straw reprocha>
Gualtiero Vecellio, El Giornale di Sicilia del 13 de marzo de 2006.
Desde hace tiempo organizaciones humanitarias y militantes por los derechos civiles lanzan la alarma. Desoídos. Ninguna audiencia ha tenido la denuncia de Emma Bonino, de vuelta de una misión en la provincia del Darfur, en Sudán. "Desde hace tres años -dicen- un brutal contra-insurrección en la provincia del Darfur en Sudán, está provocando una de entre las más graves crisis humanitarias de nuestro tiempo. El horror no semeja tener fin. Hasta ahora al menos 180 mil civiles han sido matados y más de dos millones de personas han abandonado sus casas, mientras que las correrías de las milicias janiaweed sustentadas por el gobierno de Khartoum, arrecian sobre el territorio, quemando aldeas, violando a mujeres y niñas, destruyendo pozos de agua y cultivos, confiscando ganado. l.a mayor parte de los supervivientes han acabado en los campos de refugiados. Sus condiciones son cada vez más precarias, y en particular en el Darfur occidental, cerca de la ciudad de El Genuina y a lo largo del confín con Chad, dónde en los últimos meses la persistente falta de seguridad ha hecho difícil el acceso de las ayudas humanitarias.
No ha tenido mejor suerte el llamamiento lanzado por el ministro de Exteriores británico Jack Straw. En el International Herald Tribune escribe que "en sólo tres años la matanza en Darfur ya ha costado entre las 7O mil y las 400 mil víctimas". Straw denuncia que el gobierno de Sudán y los movimientos rebeldes "violan la tregua cada día. Los ataques también continúan contra los convoyes humanitarios y la misión de la Unión Africana, justo contra las personas que están allí para ayudar a los civiles directamente golpeados por la guerra."
La paciencia de la comunidad internacional tiene un límite, Straw reprocha: "Si las partes no alcanzaran un acuerdo, nos encontraremos obligados a deber tomar en consideración las posibles alternativas". Straw garantiza que la comunidad internacional no "permitirá que los individuos responsables de haber violado masivamente los derechos humanos o de haber parado el proceso de paz no paguen las consecuencias de sus gestos. Sabemos quienes son esas personas. Contra ellos ya están previstas sanciones en base a la resolución 1591 del Consejo de Seguridad. El comité para las sanciones del Consejo de Seguridad ya está examinando los casos de muchos miembros del gobierno sudanés y los movimientos de guerrilla. Otros nombres podrán ser hechos, y lo serán... ".
Es evidente que se espera que las declaraciones de Straw sean seguidas por acciones e intervenciones concretas: si de veras la paciencia de la comunidad internacional tiene un límite, en el caso del Darfur, este límite ha sido superado abundantemente. Por qué este sufrimiento, este dolor, no nos sacude esta hecatombe, no nos conmueve, nos deja indiferentes? La única respuesta a estas preguntas, es: los Estados Unidos e Israel no están implicados en lo que está ocurriendo en Darfur. La paciencia de la comunidad internacional tiene reservas inagotables si no son americanos o israelíes quienes hay que poner en el banco de los acusados. Evidentemente un oprimido, un perseguido, a los ojos de la comunidad internacional no es tal, si no se puede poner en el banco de los acusados a Estados Unidos e Israel.
Ocurre en Italia, pero también en el resto de Europa: ninguna conciencia civil que eleve su protesta por lo que ocurre, que llame la atención sobre el exterminio en curso. Ninguna concentración, manifestación sin "si..." y sin "pero"; no hay una resistencia a ensalzar, un marine para maldecir, una bandera de barras y estrellas o con la estrella de David para quemar: pues indiferencia, silencio. Ninguna solicitud de alto el fuego, de retirada de tropas. Qué se continúe ignorando Darfur, como le ocurre a Chechenia, a Vietnam, a Cuba. Qué pena, que vergüenza.



The New Republic, 3-III-06, the editors.
The genocide in Darfur has been going on for three years now. And, for three years, the international community hasn't done much to stop it. It has threatened, but not enforced, sanctions. It has sent peacekeepers, but with insufficient numbers and a weak mandate. It has decried "crimes against humanity," but charged no perpetrators. And so the violence continues, with more than 200,000 people killed, two million left homeless, and the conflict now spilling over into neighboring Chad. The Sudanese government, meanwhile, has not even pretended to disarm its murderous Janjaweed militias. In fact, President Omar Al Bashir recently declared the Janjaweed a fabrication. And he has had the audacity to press the United States to lift its eight-year trade embargo on his country. As U.N. Sudan envoy Jan Pronk put it, "The people on the ground are just laughing."
It is commendable, then, that the Bush administration is starting to get serious about Darfur. At the United Nations, John Bolton is pushing for authorization of a more muscular U.N. force to take over for the African Union (AU), while the State Department is trying to get NATO to increase its logistical support. Both efforts are worthy. The current AU force is overwhelmed. Fewer than 7,000 troops patrol a region the size of Texas from the back of pickup trucks. All they can do is report back on violations of the sham cease-fire, escort a few humanitarian convoys, and, occasionally, accompany refugees who leave the relative safety of the camps to collect firewood.
But, with the greater numbers, better resources, and stronger mandate that the Bush proposals would provide, the Darfur peacekeepers might actually have a chance. They could hold Khartoum to its promise to disarm the militias. They could coordinate humanitarian agencies. And they could actively protect civilians, helping to establish the conditions for refugees to return home.
That is, if there is enough political will. The international community has been loath to do anything the Sudanese government doesn't sign off on. And Khartoum has already stated its opposition to a U.N. force. That means Bolton will have to work doubly hard to win Security Council approval for a meaningful mission.
The Bush administration will also have to step up political pressure at home. Last December, Congress refused the State Department's request for $50 million to sustain the AU's Darfur mission. As a result, State has had to take away money from Afghanistan to pay its Darfur bills. Congress is going to need a lot of convincing before it approves an even larger NATO commitment.
And, even if the Bush administration can get the political support and the money for its proposals, it's questionable whether it can get the troops. The AU couldn't even make the 7,700 number planned for its current deployment. And Bush is talking about twice that. NATO, despite being best-equipped to assemble trained battalions quickly, has emphasized that it does not want to send troops. Dominique Moisi, deputy director of the French Institute of International Relations, explained the reluctance to the Associated Press: "If we do it through NATO, we'll give further encouragement to all those who are condemning the white man and are fueling the clash of civilizations." But what of those who are condemning the white man for ignoring the problems of a predominantly black continent?
The excuse among American officials is not the usual one about military overstretch. They know that sending a battalion or two to Darfur is entirely feasible and could make a huge difference. Rather, they talk about a lack of appetite from the American public. "I don't get a lot of people calling me on the phone or writing me letters saying, 'Send U.S. troops to Sudan,'" Chris Padilla, chief of staff to Deputy Secretary of State Robert Zoellick, said during a December discussion at the U.S. Holocaust Museum. That may be, but six senators have found enough support among their constituents to sponsor a bipartisan resolution calling for NATO troops, including U.S. troops if needed, to stop the genocide in Darfur. Opinion polls, too, have found that a comfortable majority of Americans support sending U.S. troops to Darfur as part of a U.N. or NATO mission.
We would very much like Bush to get the mandate, the money, and the troops for his Darfur proposals. We would like the international community to stop pussyfooting around the demands of Khartoum. We would like the United States to increase pressure on its allies and be prepared to galvanize NATO members by volunteering some of its own troops. Whatever it takes to convey that genocide is no laughing matter.


The Economist, 9-XII-05.
El país más grande de África ha sido, durante mucho tiempo, uno de los más problemáticos del continente. Sudán es un conglomerado de regiones, religiones y tribus radicalmente diferentes, que han estado chocando entre sí desde el día en que la administración colonial británica abandonó el país en el año 1956. Varios gobiernos de la capital, Jartum, han intentado, con escaso éxito, controlar la periferia. Se cree que dos millones de personas podrían haber muerto en la guerra civil entre el norte y el sur, en el transcurso de las tres últimas décadas. Y mientras el frágil acuerdo de paz suscrito hace dos años entre los musulmanes del norte y la población sudanesa del sur (principalmente cristianos y animistas) ha servido de ayuda, otra guerra fratricida, en esta ocasión en la provincia occidental de Darfur, amenaza al país desde el 2003.
Cerca de 200.000 personas han sido asesinadas en Darfur y otros dos millones están desplazadas. Y este año la insurgencia ha vuelto a renacer en el nordeste de Sudán. Jartum ha sido incapaz de mediar en estos conflictos, por lo que se ha hecho vital que las fuerzas exteriores, procedentes de la propia África, así como de Estados Unidos y Europa, cooperen en el intento de reinstaurar la paz. De momento, esta cooperación ha fracasado.


International Herald Tribune, París, 23-II.
Es positivo que el presidente Bush esté hablando ahora con más fuerza sobre la necesidad de una acción militar más contundente, incluyendo la ayuda creciente de la Alianza Atlántica, para parar la matanza en la región de Darfur (Sudán). Pero lo que aún sería mejor sería un compromiso de Estados Unidos para proporcionar el reconocimiento específico y su respaldo a la fuerza de la ONU que está planeado que se despliegue en Darfur a finales de este año. El presidente Bush debe también pedir que la Alianza Atlántica proporcione una fuerza militar interina para suplir a la pequeña fuerza pacificadora de la Unión Africana en Darfur hasta que lleguen las tropas de la ONU. Si esto no ocurre, en los próximos meses, se verán seguramente decenas de miles de muertes civiles más. Más de 200.000 personas han muerto ya, y más de dos millones han sido sacadas de sus hogares, sobre todo como resultado de los disturbios de las milicias apoyadas por el Gobierno sudanés.
No se sugiere que Estados Unidos envíe tropas de tierra. Los soldados norteamericanos pueden despertar el resentimiento en Sudán, donde un gobierno musulmán está patrocinando la guerra contra sus propios ciudadanos musulmanes negros. Afortunadamente, la capacidad militar que la ONU necesita, mayoritariamente no son las tropas terrestres norteamericanas. Bush ha demostrado que él entiende el alcance y la urgencia de resolver la crisis de Darfur. El paso siguiente es que Bush acepte el papel mediador de Estados Unidos para conseguir una solución oportuna, antes de que mueran de forma innecesaria otras miles de personas.