Tata s“ofereix a Occident

Tata se ofrece a Occidente

Piergiorgio M. Sandri
, LV, 1-II-2004.

Hablar de Tata es hablar de India. Este grupo representa el 2,1% del PIB del país y el 3,2% del total de las exportaciones. Es un auténtico gigante, formado por 80 compañías. Sus actividades son de lo más diversas, desde hoteles, telecomunicaciones, coches, servicios tecnológicos de consultoría.

Hoy en día, Tata está organizada en siete áreas de negocio y mantiene en todas posiciones de liderazgo. Tata Steel figura entre las empresas siderúrgicas con el coste de producción más bajos del mundo. Tata Tea, operador integrado en el sector del té, es el líder mundial. La consultora TCS es el mayor exportador de servicios de software de toda Asia.

La firma nació hace más de 100 años para desarrollar el país: montó la primera fábrica de acero con fondos privados de India y la primera planta de electricidad, creó la líneas aéreas nacionales y el mercado de las compañías de seguros.

Pero una vez cumplida esta función pionera, Tata ha emprendido ahora una nueva etapa. Desde India, quiere convertirse en el centro de desarrollo de productos tecnológicos e industriales para las empresas occidentales. Así, en línea con las actuales políticas de deslocalización, la compañía ya ha empezado a fabricar en India el nuevo modelo de coche urbano de la prestigiosa marca británica Rover, para luego venderlo en todo el mundo. Se prevé la producción de 100.000 unidades en los próximos cinco años.

Mismo discurso para los servicios. La auténtica “joya” del conglomerado es TCS, Tata Consulting Services. Esta empresa, que opera en la consultoría informática, está ganando cuotas de mercado y acapara muchos clientes en los países occidentales, que la eligen para desarrollar sus proyectos tecnológicos.

El punto fuerte de TCS son sus costes, que son una quinta parte respecto a los de la competencia. Todo un aliciente para las empresas occidentales, que optan por externalizar sus servicios. TCS cuenta con una red pequeña de personal extendida alrededor del mundo para gestionar el contacto con los clientes y luego realiza los servicios de consultoría directamente en India, donde los salarios son más competitivos.

Un modelo de negocio que es muy conveniente para aquellos proyectos empresariales ya muy avanzados que necesitan tan sólo de unos “retoques”. Así, las firmas occidentales delegan en India sólo una parte de los servicios sin perder el control sobre el núcleo esencial de sus actividades. TCS está teniendo mucho éxito y la matriz está estudiando la posible salida a bolsa de esta filial, una operación que los inversores, no sólo indios, siguen de muy de cerca.

El desafío de Tata como grupo en los próximos años será el de mantener su cohesión interna. Por un lado, según cuenta el profesor indio del IESE, Rama Velamuri, la empresa está formando en su seno, mediante una de sus numerosas compañías, sus propios directivos, para fortalecer y unificar su misión corporativa. Por el otro, el grupo se está reorganizando y ha salido de algunos negocios que no formaban parte de la cartera estratégica de la compañía, como cemento, productos farmacéuticos y de salud.

Para Tata, el objetivo ahora es encaminarse hacia negocios de mayor valor añadido. “El grupo ha emprendido un movimiento concienzudo desde actividades relacionadas con las materias primas hasta negocios y servicios con ‘brand’ que tienen un retorno más sostenido”, escribe en su último informe Jyotivardhan Jaipuria, analista de Merrill Lynch.

Un buen ejemplo de esta estrategia es el giro que ha llevado a cabo Tata Motors. Gracias al impulso de Ratan Tata (el presidente de los últimos doce años, que acaba de abandonar su cargo para jubilarse), la empresa ha decidido pasar de la producción exclusiva de camiones a la de coches para particulares. En este sentido se ha creado una marca autóctona Indica, que se ha convertido en el símbolo de este renovado “made in India”. Próximamente afirma Velamuri, Tata Motors va a comercializar un coche pequeño, (completamente pensado y producido en India) que debería venderse a menos de 2.000 euros.

Las cifras indican que Tata tiene buena salud. La facturación en el ejercicio del 2003 superó los 11.000 millones de dólares, con un alza del 12%. El sector estrella (¡cómo no!), fueron las tecnologías de la información, que crecieron al impresionante ritmo del 152%.