catòlics i ´neocons´

católicos y 'neocons'

Puesto que de cristianismo se trata, haré una confesión: no he leído el “Código Da Vinci”. Pero este pecado de lesa actualidad no me impidió pasar un buen rato leyendo los artículos que “Cultura/s” dedicó al best-séller de Dan Brown, entre ellos el de Enric Juliana: “Roma contra Jesucristo: ¿una novela casual?”. Juliana terminaba sensatamente su aportación pidiendo protección al santo grial ante la paranoia (¿manía persecutoria?) que podría llevar a pensar lo que él mismo, en las líneas anteriores, insinuaba que podría pensarse: que tras el libro de Dan Brown hay una conspiración contra el catolicismo orquestada por los neoconservadores afines al Gobierno de Bush.

Una paranoia que se concretaría, según sus palabras, en un discurso del tipo: “Si no fuera porque los cerebros del American Enterprise Institut (AEI) no están para cuentos, pensaríamos que...”. Me gustaría que este artículo sirviera de preservativo de tal pensamiento obsesivo. Aquí van, pues, algunas noticias tranquilizadoras.

En el escaparate del AEI se encuentran expuestos notables cerebros católicos. En un lugar destacado, el del teólogo Michael Novak, director del área de estudios sociales y políticos del instituto, que ha recibido multimillonarias donaciones de las fundaciones que financian el movimiento “neocon”, como la ya proverbial Olin.

Novak es el padre intelectual de lo que algunos, en contraposición a la “teología de la liberación” de los jesuitas centroamericanos, denominan la “teología de la corporación”, que, en sintonía con el conservadurismo americano, pero partiendo de la doctrina católica, ha evolucionado desde la legitimación del libre mercado hasta la de la globalización imperial y que también cuenta con entusiastas seguidores en la Europa romana.

Entre los cerebros católicos vinculados al AEI también se halla el del juez Robert Bork, recién convertido al catolicismo, a los 76 años, por el mediático padre John McCloskey, director del Catholic Information Center del Opus Dei.

Apunta Juliana que parece claro que la Obra molesta en algunas instancias de Estados Unidos. Supongo que sí, como en todas partes y por parecidas razones. Pero en Estados Unidos no parece que quienes sientan estas molestias se alineen en las filas de los neoconservadores. Gracias a McCloskey y al Opus, la conversión al catolicismo es ya una moda en los círculos “neocons”: numerosos jueces, abogados, empresarios y políticos protestantes han recibido estos últimos años el bautismo de sus manos. Y también suelen aparecer como relacionados con la Obra dos de los más tremebundos jueces del Tribunal Supremo, Antonin Scalia y Clarence Thomas, cuya intervención fue decisiva para la “designación” de George W. Bush como presidente.

Se mire por donde se mire, no hay indicios de un complot anticatólico orquestado por un neoconservadurismo americano cuyos órganos de opinión (como el “Weekly Standard” de William Kristol) han machacado sin piedad la novela de Dan Brown. Tanto los “neocons” como la propia Iglesia católica tienen en los que ya se conoce como “teocons” (Weigel, Neuhaus y el propio Novak) una de sus más salpicantes corrientes ideológicas. Y del punto de ebullición de sus aguas puede depender la próxima “fumata bianca”.

Josep Maria Ruiz Simón, lavanguardia, 6-II-04