ŽLŽacord de GinebraŽ, Yossi Beilin

El acuerdo de Ginebra

Yossi Beilin
, LV, 16/11/2003.

El acuerdo alcanzado en Ginebra es un modelo de acuerdo de estabilidad que fue firmado hace unas semanas por más de 20 palestinos y 20 israelíes, y que ha sido la culminación de una iniciativa conjunta de Yasser Abed Rabbo, antiguo ministro palestino de Información y Cultura, y mía. Nuestro objetivo era demostrar a estos dos pueblos heridos –que sufren y que han perdido la confianza el uno en el otro– que todavía tenemos un compañero y un denominador común. Dimos comienzo a nuestra labor en febrero del 2001 con la esperanza de que tardaríamos apenas unos meses. Sin embargo, a causa de los obstáculos que nos encontramos a lo largo del camino, de las dificultades que hemos tenido que superar para poder reunirnos y de la violencia incesante como telón de fondo, el proceso se ha prolongado hasta la fecha.

Al firmar la carta informativa, concluimos nuestra propuesta para dar solución a todos los asuntos problemáticos que han estado en el orden del día desde los acuerdos de Oslo de 1993 (el futuro de Jerusalén, los refugiados palestinos, los asentamientos, las disposiciones de seguridad y la línea fronteriza entre ambos países) y entregamos a los dirigentes de las dos partes mapas detallados junto con una solución completa. Ellos podrán utilizarla, en su totalidad o en parte, pero jamás podrá volver a decirse que se trata de un conflicto irresoluble. Hay personas que están dispuestas a comprometerse con esta solución, públicamente.

Las líneas generales de la solución jamás han sido un secreto: dos estados, con una frontera que no es muy diferente de la que había en 1967, dos capitales en Jerusalén, una solución justa al problema de los refugiados en forma de una compensación completa y un lugar permanente de residencia, junto con la disposición por parte de Israel de integrar una cantidad muy reducida de refugiados, según su decisión soberana. Nuestras innovaciones residen en el grado de detalle de estas soluciones, en unas cuantas fórmulas importantes que nunca antes se habían definido así y en el establecimiento de una entidad internacional que supervise la puesta en práctica del acuerdo.

El apoyo que ha encontrado el borrador del acuerdo tanto en Israel como en la Autoridad Palestina fue para nosotros una grata sorpresa. No nos sorprendieron las críticas que lanzaron los extremistas. No obstante, el hecho de que, según sondeos realizados entre la opinión pública, contamos con el respaldo de un 40 por ciento de la población en ambas partes prueba lo mucho que ansían estos pueblos un ápice de esperanza después de tres años en los que el diálogo entre ellos ha adoptado la forma de ataques terroristas y medidas de represalia. El entusiasmo, la buena disposición hacia el trabajo, los artículos en los medios de comunicación, todo ello nos impulsa a proseguir con las actividades que hemos iniciado y a no limitarnos al mero hecho de firmar la carta, por muy importante que ésta sea.

Hoy distribuiremos el documento al completo, acompañado de explicaciones y mapas, por todos los hogares de Israel y de la Autoridad Palestina. Nunca antes se ha llevado a cabo una acción de esta magnitud. Nuestro objetivo es que todo el mundo pueda formarse una impresión propia sobre el acuerdo de Ginebra, sin mediadores, para que examinen por sí mismos los contenidos del acuerdo y decidan si los compromisos que éste requiere se justifican al sopesarlos con lo que ambas partes recibirán a cambio: paz, seguridad y prosperidad económica como consecuencia de la estabilidad que prevalecerá. El 1 de diciembre celebraremos en Ginebra una ceremonia formal en la que ambas partes se comprometerán a actuar a fin de avanzar hacia los objetivos del acuerdo. La opinión pública es la herramienta más importante que poseemos. Si una gran mayoría respalda el borrador del acuerdo, o simplemente la necesidad real de alcanzar un acuerdo de estabilidad, los dirigentes de ambas partes seguirán a la opinión pública. Si los gobiernos regresan a la mesa de negociaciones, a la larga llegarán más o menos a las mismas soluciones y entonces, por supuesto, podrán utilizar el material que hemos preparado.

Con todo, para lograr convencer a la opinión pública necesitamos dos ámbitos de apoyo, además del borrador del acuerdo en sí. El primer ámbito es el mundo árabe. En Camp David, en julio del año 2000, el mundo árabe no se sintió involucrado y no respondió al llamamiento del presidente Clinton para que diera apoyo a los palestinos que estaban negociando con los israelíes. Sin el respaldo de todos los árabes, será difícil que los palestinos contraigan los compromisos que se requiere de ellos llegado el momento de la verdad. El apoyo árabe hará que los israelíes sientan una mayor confianza en que un acuerdo como el de Ginebra les abrirá el mundo árabe y hará finalmente posible que disfruten de unas relaciones normales con las naciones de la Liga Árabe.

El segundo ámbito es el más amplio de la comunidad internacional, ante todo Europa y Estados Unidos. Si Europa se mostrase dispuesta a incluir a Israel y Palestina en el marco de una futura expansión de la Unión Europea, a conferirles un estatus privilegiado que mejore su situación actual, o si se crease una oportunidad para incorporar a Israel y Palestina en algún tipo de esquema de la OTAN, todo ello les haría saber a las opiniones públicas israelí y palestina que no les están pidiendo sólo que hagan concesiones, sino que están a punto de embarcarse en un nuevo capítulo de oportunidades económicas y de seguridad que justificarían el precio de los compromisos.

Necesitamos el respaldo del mundo. Si el mundo nos ayuda en estos aspectos, el apoyoal acuerdo de Ginebra crecerá y aumentará la probabilidad de que sea adoptado por los dirigentes.