´Al Qaeda ofrece una reconciliación´, Rohan Gunaratna

Al Qaeda ofrece una reconciliación.

Rohan Gunaratna
, autor de “Inside Al Qaeda: Global Network of Terror”
LV, 24/04/2004.

Tres semanas después de asesinar a 190 personas y herir a 1.800 en España, el emir general de Al Qaeda, Ossama Bin Laden, ha ofrecido la reconciliación a Europa, “sus vecinos del norte del Mediterráneo”. La grabación de Bin Laden emitida por la cadena por satélite Al Arabiya el jueves 15 de abril del 2004 es una justificación de sus acciones en Madrid y una llamada a su base de apoyo musulmana existente y potencial.

Como muchas de sus afirmaciones, proclamas y declaraciones, esta cinta esclarece el camino que seguirán en años venideros Al Qaeda y sus grupos asociados. Es indicativa de la amenaza permanente a la que se enfrenta el mundo debido a los movimientos islamistas de los cuales Al Qaeda es la punta de lanza. Es también el indicio más claro de que, a pesar de la caza planetaria a la que está sometido, el cabecilla de Al Qaeda está vivo y razonablemente bien de salud. Bin Laden hace referencia al asesinato del jefe espiritual del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas), el jeque Yassin, un acontecimiento que tuvo lugar el 22 de marzo del 2004. Se declara preparado y dispuesto para atacar y ser atacado por sus enemigos y los partidarios de sus enemigos, y también para ser decisivo a la hora de dirigir el futuro de la “yihad” mundial contra Estados Unidos, sus aliados y amigos.

La cinta ha indignado no sólo a los europeos, sino a los estadounidenses, que se esfuerzan en mantener a los países europeos en la coalición. La propuesta de suspensión de sus operaciones durante tres meses está condicionada al hecho de que los países europeos se comprometan a “no atacar a los musulmanes”. Occidente ha entendido mal la oferta de Al Qaeda y la ha interpretado como una tregua. En árabe, “iniciativa de paz” es “mubadartu salam” y “reconciliación” es “mu'ahadatu sulh”. Según Bouchaib Silm, analista del Instituto de Defensa y Estudios Estratégicos de Singapur, una iniciativa de reconciliación es diferente de una iniciativa de paz. A diferencia de la conciliación de diferencias, en la tregua se hace la paz con quien sigue siendo un enemigo. Y se trata de algo mucho más importante en la medida en que esta iniciativa sólo se ha ofrecido a los países europeos.

La oferta de reconciliación realizada por Bin Laden tiene una base en el islam. Las leyes islámicas de la guerra permiten la reconciliación, así como los acuerdos de paz con los enemigos. En el Corán se menciona: “Si se inclinan a la paz, inclínate a ella. ¡Apóyate en Dios! Él es oyente, omnisciente” (VIII, 61). El profeta Mahoma aceptó un acuerdo de reconciliación con los habitantes de La Meca. Dicho acuerdo se conoció popularmente como el tratado de Hudaibiya, firmado por un periodo de diez años.

Al realizar dicha propuesta, Bin Laden afirma que está en estado de guerra con los países que no acepten la oferta. No obstante, el principal objetivo de la grabación es influir en las masas más allá de su público, puesto que, además de dirigirse a sus miembros, partidarios y simpatizantes, se dirige a un público más amplio. Los mensajes de Bin Laden son recibidos por más personas que los del presidente Bush o el primer ministro Blair. En éste, Bin Laden busca comunicarse con los musulmanes, incluidos los moderados que no lo han apoyado, y también con un segmento de los europeos, presentándose como una persona con la que se ha sido injusto pero que sigue dispuesta a negociar. Proyecta la imagen de un hombre razonable, en especial ante los musulmanes. Por otra parte, intenta explotar la distancia ideológica sobre Palestina e Iraq, en particular, que existe entre europeos y estadounidenses.

En su comunicado, no ofrece a estos últimos los mismos términos. Con ello, intenta agudizar dentro de Europa la división ideológica relacionada con la invasión unilateral de Iraq. No oculta su violenta furia contra los estadounidenses, puesto que desea combatirlos incluso por un acto que no han apoyado ni aprobado: el asesinato del jeque Ahmed Yassin, jefe de Hamas, a manos del Gobierno israelí. Bin Laden declara: “El acto que ha horrorizado al mundo, el asesinato del inválido y anciano jeque Ahmed Yassin, que Dios se apiade de él, constituye una prueba suficiente. Prometemos a Dios que castigaremos a Estados Unidos por él, Dios mediante”.

Dando una imagen de honrado consejero, Bin Laden dice: “Para negar cualquier oportunidad a los mercaderes de la guerra y en respuesta a la interacción positiva puesta de manifiesto por los acontecimientos y encuestas recientes que indican que la mayoría de los pueblos europeos desean la paz, pido a todos los individuos honrados, en particular a los ulemas, predicadores y comerciantes, que creen un comité permanente para ilustrar a los pueblos europeos sobre la justicia de nuestras causas, sobre todo Palestina. Pueden aprovechar el enorme potencial de los medios de comunicación. Les ofrezco también una iniciativa de reconciliación, cuyo núcleo es nuestro compromiso de suspender todas las operaciones contra cualquier país que se comprometa a no atacar a los musulmanes ni inmiscuirse en sus asuntos, incluida la conspiración estadounidense contra el gran mundo islámico. Esta reconciliación puede renovarse si el periodo firmado por el primer gobierno expira y un segundo gobierno se forma con el consentimiento de ambas partes. La reconciliación empezará con la partida de su último soldado de nuestro país. La puerta de la reconciliación está abierta por tres meses a partir de la fecha del anuncio de esta declaración. Ante quienes rechacen la reconciliación y deseen la guerra, estamos preparados”. Con su estilo, en Bin Laden es habitual la amenaza.

Los europeos percibieron el 11-S como un ataque colectivo contra Occidente, y Europa participó en la invasión estadounidense de Afganistán. El abandono internacional de Afganistán desde la retirada soviética en febrero de 1998 hasta la invasión encabezada por Estados Unidos en el 2001 creó las condiciones para que los grupos radicales establecieran en ese país más de treinta campos y entrenaran a varias decenas de miles de islamistas.

Los gobiernos europeos se dieron cuenta de que el control del país por parte de Al Qaeda y el movimiento islámico talibán conllevaría un aumento de la violencia. Aunque muchos gobiernos europeos percibieron como justo el desmantelamiento de la infraestructura de entrenamiento y operativa en Afganistán, no consideraron justa la intención de Estados Unidos de invadir Iraq. Los europeos entendían mejor Oriente Medio que los estadounidenses, menos viajeros y con un conocimiento limitado de la cultura, las costumbres y las tradiciones árabes. Por ello, los europeos sabían las consecuencias de una invasión de Iraq y se opusieron a ella, primero en silencio y luego abiertamente.

A tenor del desarrollo de los acontecimientos en Iraq y sus repercusiones en el mundo, los estadounidenses han resultado estar equivocados y los europeos tener razón. A diferencia de lo que ocurría antes de la invasión estadounidense, cuando los grupos terroristas se estaban debilitando, estos grupos han conseguido aprovechar con habilidad el dolor, el sufrimiento y el resentimiento de incluso los musulmanes moderados para rehacer su influencia política y su fuerza económica. A pesar de la OTAN y otras alianzas con Estados Unidos, los europeos están muy divididos acerca de Iraq, y los estadounidenses hacen esfuerzos para mantener unida la coalición.

En este momento crucial, Al Qaeda intenta crear una división entre algunos países europeos y otros, y separarlos de Estados Unidos. Con el telón de fondo de la injusticia sufrida por los palestinos y los iraquíes, Bin Laden hace un llamamiento al pueblo europeo, sus dirigentes y sus gobiernos: “A quienes deseen la reconciliación, les damos una oportunidad. Dejad de derramar nuestra sangre para conservar vuestra sangre. Está en vuestras manos aplicar esta fórmula sencilla pero difícil. Sabéis que la situación se agravará y se ampliará si demoráis las cosas. Si eso ocurre, no nos echéis la culpa a nosotros, sino a vosotros. Una persona racional no pone en peligro seguridad, dinero e hijos con el fin de agradar al mentiroso de la Casa Blanca”.

Bin Laden añade, en referencia a Bush, que, de haber sido sincero, “no habría mentido al pueblo diciéndole que nosotros despreciamos la libertad y que sólo matamos por el gusto de matar”. “La realidad –continúa– confirma nuestra posición y lo contradice a él. La muerte de rusos ocurrió después de que invadieran Afganistán y Chechenia; la muerte de europeos ocurrió después de que invadieran Iraq y Afganistán, y la muerte de estadounidenses el día de Nueva York ocurrió después de que apoyaran a los judíos en Palestina y de que invadieran la península Arábiga; su muerte en Somalia ocurrió después de que invadieran el país en la operación Restaurar la Esperanza. Los obligamos a salir sin esperanza, alabado sea Dios.”

Bin Laden presenta su razonamiento a los europeos de tal modo que se exonera a sí mismo en caso de atentado. Si mañana se produce uno en Europa, siempre podrá decir: “Os lo dije”. Bin Laden declara: “Se dice que un dirham de precaución vale más que un quintal de cuidados. La persona feliz es la que aprende la lección de la experiencia de los otros. Dirigirse hacia lo recto es mejor que persistir en la falsedad. Que la paz esté con quienes siguen los consejos”. Por otra parte, al ofrecer una iniciativa de reconciliación, Bin Laden desvía la crítica de que es un hombre de guerra y se presenta como un hombre de paz. Desde el 11-S, los atentados de Al Qaeda y sus grupos asociados han matado a casi 1.000 personas y herido a más de 3.000. Incluso la prensa árabe y musulmana ha acusado a Al Qaeda como organización y a Bin Laden como su jefe de cometer asesinatos sin sentido. Tras esta iniciativa de reconciliación, que los europeos se han apresurado a rechazar, muchos musulmanes politizados y radicalizados juzgarán al jefe de Al Qaeda desde una perspectiva diferente.

¿Es la oferta de reconciliación un alejamiento de las posiciones anteriores mantenidas por Bin Laden? Tras la pérdida de Afganistán, su principal base de entrenamiento y operaciones, ¿se ha hecho más pragmática la dirección de Al Qaeda? Al crear el Frente Islámico Mundial para la Yihad contra Judíos y Cruzados en febrero de 1998, Bin Laden se mostró inflexible. Instó a los musulmanes a atacar Occidente y les dijo a los estadounidenses: “Os voy a atacar”. En cumplimiento de esa palabra, Al Qaeda atacó las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania en agosto de 1998, el “USS Cole” en octubre del 2000 y los edificios financieros y militar más emblemáticos de Estados Unidos (el World Trade Center y el Pentágono) en septiembre del 2001.

En octubre del 2002, la posición de Bin Laden se modificó. Inmediatamente antes de que Al Qaeda y sus asociados atacaran a marines estadounidenses en Kuwait (8 de octubre del 2002), al superpetrolero francés “Limburg” frente a las costas de Yemen (6 de octurbre del 2002) y un club nocturno y un restaurante en Bali (12 de octubre del 2002), Bin Laden avisó a los estadounidenses. El 8 de octubre del 2002, les dijo que tenían una cultura árida y les pidió que se convirtieran al islam. Afirmó que, en caso contrario, los atacaría. Aunque se suponía que los objetivos tenían que ser estadounidenses, uno de ellos fue francés (el superpetrolero) y otro en gran medida australiano (de las 202 muertos de Bali, 88 eran australianos).

La célula yemení de Al Qaeda y la célula indonesia de la Asamblea Islámica proyectaban atacar un barco de guerra estadounidense que no apareció, por lo que eligieron un blanco de oportunidad (el superpetrolero francés) y a unos turistas de Bali que confundieron con personal estadounidense. En cuanto el mensaje se hizo público, la CIA hizo que lo escucharan Abu Zubeida, jefe de operaciones exteriores, y Ramzi Bin Al Shib, coordinador logístico del 11-S, dos de los más importantes dirigentes de Al Qaeda detenidos en un centro estadounidense secreto en Oriente Medio. Los dos colaboraron plenamente con sus interrogadores y dijeron por separado que los ataques eran inminentes. También dijeron que Bin Laden presentaba justificaciones coránicas para atacar. Antes de que el profeta sometiera a sus oponentes, siempre les advertía de que debían abrazar el islam. Emulando al profeta, Ossama pedía a los estadounidenses que experimentaran la felicidad de ser musulmanes y se convirtieran.

Así, la postura directa en favor de matar a estadounidenses en febrero de 1998 se transformó en octubre del 2002 en una petición de que se convirtieran al islam. Aunque la posición hacia Estados Unidos sigue siendo enconada y beligerante, Bin Laden se vuelve ahora más político al ofrecer una iniciativa de reconciliación a los europeos. A pesar de las detenciones y pérdidas sufridas en Europa antes y después del 11-M, Bin Laden tiende una mano de reconciliación a los europeos en un momento en que éstos se encuentran divididos sobre una postura común en Iraq y se recuperan del peor atentado perpetrado por un grupo islamista en Europa. En el intento de hacer avanzar políticamente sus propósitos y objetivos, el jefe de Al Qaeda realiza una distinción entre “infieles” estadounidenses e “infieles” europeos. En este mensaje, se abstiene de citar el Corán o los Hadices (los hechos y dichos del profeta). ¿Está cambiando Bin Laden? ¿Se está haciendo menos puritano y doctrinario, y se está volviendo más político y pragmático?

A diferencia de los musulmanes que viven en las comunidades territoriales de Oriente Medio, los musulmanes europeos gozan de libertad de expresión. El sentido de la justicia y la injusticia es fuerte entre los europeos; en especial, entre las comunidades emigrantes y la diáspora. Hay en Europa un inmenso potencial de apoyo a Al Qaeda y sus grupos asociados. En casi todos los países europeos, entre el 5 y el 10 por ciento de los ciudadanos e inmigrantes son musulmanes. Esto supone que, por cada 20 europeos, hay en Europa uno o dos musulmanes no europeos o europeos de origen mesoriental o asiático.

Tradicionalmente, la base de apoyo europeo-musulmana ha ayudado a Al Qaeda y a varios de sus grupos asociados activos en Europa. Entre ellos se encuentran el Grupo Islámico Armado (GIA), el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), Anatema y Exilio (Takfir Wal Hijra), Seguidores del Islam (Ansar Al Islam, grupo kurdo activo en Iraq) y el grupo de Abu Musab Al Zarkawi (incluido Al Tawhid). Durante años, la mayoría de los gobiernos europeos toleró esos grupos, no percibidos como una amenaza directa contra Europa. Los millones de euros reunidos por esos grupos financiaron la violencia de los grupos islamistas en Oriente Medio y Asia.

Además de lograr que dichos grupos promuevan los objetivos de la “yihad” mundial (la doctrina de Al Qaeda), Bin Laden ha conseguido reclutar y generar apoyo y conseguir conversos en la propia Europa. Por ejemplo, muchos de los pilotos que secuestraron los aviones el 11-S fueron reclutados en el corazón de Europa, en Hamburgo.

La retórica de Bin Laden acerca de la justicia y la injusticia está destinada a tener eco entre una importante porción de los musulmanes europeos. Con su oferta de reconciliación a los europeos, Bin Laden también está llamando la atención sobre el resto de lo que quiere decir. En sus propias palabras: “En mis manos hay un mensaje para recordaros que la justicia es un deber hacia quienes amáis y hacia quienes no amáis. Y que los derechos del pueblo no se verán perjudicados si el oponente habla de ellos. La mayor regla de la seguridad es la justicia, así como detener la injusticia y la agresión. Se ha dicho: la opresión mata a los opresores y el semillero de la injusticia es el mal. La situación en la Palestina ocupada es un ejemplo. Lo sucedido el 11 de septiembre y el 11 de marzo es la devolución de vuestra mercancía. Es sabido que la seguridad es una necesidad apremiante para toda la humanidad. No aceptamos que la monopolicéis para vosotros. Igualmente, los pueblos vigilantes no permiten que los políticos traten de alterar su seguridad. Dicho esto, me gustaría informaros de que calificarnos a nosotros y nuestros actos de terrorismo es también una descripción de vosotros y vuestros actos. La reacción se produce en el mismo nivel que la acción original. Nuestros actos son una reacción a vuestros actos, representados por la destrucción y matanza de nuestro pueblo en Afganistán, Iraq y Palestina”.

La grabación está dirigida a los gobiernos y sociedades occidentales y también al mundo musulmán. Sin la comprensión y el apoyo de los musulmanes, un movimiento como el de Al Qaeda está condenado al fracaso. Para llevar a cabo operaciones terroristas contra no combatientes y ataques guerrilleros resulta capital el apoyo y los miembros. Sin un flujo constante de apoyo (miembros, pisos francos, inteligencia) y miembros (militantes, colaboradores y partidarios) no es posible sobrevivir y tener éxito. La legitimidad es la base para conseguir ese apoyo y esos miembros.

Al justificar sus actos ante los ojos de los musulmanes, Bin Laden construye esa legitimidad en sus mentes y en sus corazones. En justificación de sus acciones, Bin Laden pregunta: “¿Qué religión considera a vuestros muertos inocentes y a los nuestros sin valor? ¿Y qué principio considera vuestra sangre sangre de verdad y la nuestra agua? El trato recíproco es justo y quien inicia la injusticia tiene la mayor culpa. En cuanto a vuestros políticos y quienes han seguido su camino, quienes insisten en hacer caso omiso del verdadero problema ocupando toda Palestina y exagerando las mentiras y la falsedad sobre nuestro derecho a la defensa y la resistencia, no se respetan a sí mismos. También desprecian la sangre y la mente de los pueblos”.

Al identificar a sus enemigos, Bin Laden se basa en las enseñanzas de Ayman Al Zawahiri, su mano derecha, sucesor designado y principal estratega. Como principales enemigos del islam, Zawahiri identificó a los gobiernos de Estados Unidos, sus aliados y amigos (incluidos los “falsos gobernantes musulmanes y los regímenes musulmanes corruptos”), sus dirigentes e instrumentos. Refiriéndose a los dirigentes occidentales, Bin Laden ha apelado a la opinión pública: “Su falsedad incrementa el derramamiento de vuestra sangre en lugar de evitarlo. Además, el examen de los acontecimientos que se han producido, en términos de muertes, en nuestros países y los vuestros, deja claro un hecho importante, a saber, que la injusticia nos es infligida a nosotros y a vosotros por vuestros políticos, que envían a vuestros hijos –aunque os oponéis a ello– a nuestros países para matar y ser matados. Por lo tanto, es el interés de ambos lados frenar los planes de quienes derraman la sangre de los pueblos por mezquino interés personal y sumisión ciega a la banda de la Casa Blanca”.

Usando la maestría de su lenguaje y la habilidad para crear disensión, Bin Laden llama la atención de la opinión pública occidental sobre el hecho de que “esta guerra aporta miles de millones de dólares en beneficio a las grandes compañías, ya sea las que producen armas o las que contribuyen a la reconstrucción, como la empresa Halliburton, sus hermanas e hijas”. “A partir de ahí –añade–, está muy claro quién se beneficia de desencadenar esta guerra y del derramamiento de sangre. Son los ‘señores de la guerra’, las sanguijuelas, quienes dirigen la política mundial desde detrás de una cortina. El presidente Bush, los dirigentes que giran en torno a su órbita, las principales compañías de los medios de comunicación y las Naciones Unidas, que hacen leyes para las relaciones entre los dueños del veto y los esclavos de la Asamblea General, son sólo algunos de los instrumentos utilizados para engañar y explotar a los pueblos.”

El pensamiento de Bin Laden es plenamente compatible con Zawahiri. En noviembre del 2001, el testamento de este último, titulado “Caballeros bajo la bandera del profeta”, identificó a las Naciones Unidas, las organizaciones de los medios de comunicación, las compañías privadas involucradas en la restauración, ayuda y rehabilitación, como instrumentos utilizados por los enemigos del islam.

Como enemigos, Al Qaeda ha identificado junto a los “cruzados” a los “judíos”. Al Qaeda y sus grupos asociados han atacado con éxito cinco objetivos israelíes y judíos: la sinagoga más antigua de África en Djerba, Túnez (abril del 2002); el hotel Neptune Paradise de Mombasa, Kenia, propiedad de una empresa israelí (noviembre del 2002); diversos objetivos judíos en Casablanca, Marruecos (mayo del 2003), y dos sinagogas en Estambul, Turquía (noviembre del 2003). Además, Al Qaeda envió a Richard Reid, el “terrorista del zapato”, a bordo de un avión de El Al en misión de reconocimiento para evaluar la seguridad de las líneas aéreas israelíes y de Israel.

Después de identificar a Estados Unidos y demás enemigos, Bin Laden es tajante en su odio a los judíos: “El lobby sionista constituye uno de los elementos más peligrosos y difíciles de este grupo. Dios mediante, estamos decididos a combatirlos”. En el contexto de las acciones israelíes y el apoyo dado a ellas por Bush, Bin Laden se refiere a éste: “De ser sincero en su llamada a la paz, no describiría a la persona que desgarró el vientre de mujeres embarazadas en Sabra y Chatila (en referencia a Ariel Sharon) y el destructor del proceso de capitulación (el proceso de paz) como un hombre de paz”.

Al ofrecer la reconciliación a los europeos, Al Qaeda ve la ventaja de pasar de unos frentes de batalla múltiples contra Occidente a un frente único contra Estados Unidos exclusivamente. La estrategia también es coránica. Según Ustaz Muhammad Haniff Hassan, analista del Instituto de Defensa y Estudios Estratégicos de Singapur, una de las estrategias de guerra del profeta es mantener siempre un enemigo o frente a la vez. Mientras estaba en guerra con los habitantes de La Meca, Mahoma firmó un acuerdo de paz con los judíos, y los judíos realizaron muchos acuerdos de reconciliación con diversas tribus árabes. Cuando los judíos lo traicionaron, no realizó contra ellos ninguna operación militar, salvo para expulsarlos de Medina. Una vez firmado el acuerdo de reconciliación con los habitantes de La Meca, emprendió operaciones militares contra la fortaleza de Jaibar, la mayor fortaleza judía de Arabia.

Al Qaeda suele ofrecer justificaciones coránicas antes de un atentado. Aunque esta grabación haya aparecido antes de un golpe de Al Qaeda y sus grupos asociados, se propone también algo más. Se propone recuperar el apoyo perdido, consolidar el existente y proporcionar una orientación más matizada a la campaña en favor de la “yihad” mundial. Al Qaeda hace un llamamiento a la comunidad musulmana para que cree una plataforma para la propagación de las causas “legítimas” y otras causas relacionadas con la “umma” (comunidad) musulmana. También puede interpretarse como un llamamiento para que Al Qaeda y sus miembros asociados creen una plataforma o rama política para la propagación ideológica y política, como parte de la guerra más amplia contra el enemigo. En la medida en que anuncia una nueva orientación para la construcción de influencia política y riqueza económica, en términos de estrategia, el mensaje de la grabación favorece a la organización y sus grupos asociados.