Taiwan, entre la independència i la dependència

Taiwán votó ayer por continuar su acercamiento a China. El actual presidente, Ma Yingjeou, fue reelegido para un segundo mandato de cuatro años con el 51,6% de los votos y la mayoría absoluta de escaños en el Parlamento. El resultado tranquiliza tanto a China como Estados Unidos, que apuestan por la distensión en la zona y en una época en que las dos superpotencias se hallan en pleno proceso de transición política del poder.

La espera fue corta. Tres horas después del cierre de las urnas, el presidente honorario del Kuomintang (KMT), Lien Chan, ya anunciaba la victoría del candidato a la reelección, Ma Yingjeou, ante su rival, Tsai Ingwen, del independentista Partido Demócrata Progresista (PDP).

"Hemos ganado", clamó Ma anoche ante sus seguidores en el cuartel general de su partido, en el centro de Taipéi, en medio de una lluvia torrencial. "Pero no es una victoria personal. Es la victoria de los taiwaneses y la victoria del camino de la integridad, la prosperidad y la paz", añadió.

Su rival, Tsai Ingwen, no tardó en reconocer su derrota. "Aceptamos la decisión de los taiwaneses y felicitamos al presidente Ma", dijo la candidata del PDP, quien acto seguido dimitió como líder de su formación ante los malos resultados obtenidos.

El veredicto de las urnas fue mucho más contundente de lo que apuntaban las estimaciones de voto, tanto en los comicios presidenciales, como en las legislativas. Según la comisión electoral central, Ma obtuvo el 51,6% de los votos y Tsai el 45,6%, con una participación del 80%. Y en el reparto de los escaños, el gobernante partido nacionalista KMT mantuvo la mayoría absoluta, con 63 escaños de un total de 113.

Todos las opiniones coincidían anoche en interpretar el éxito de Ma en clave económica. "Su victoria impulsa la estabilidad en los lazos con China y el crecimiento económico", subrayó el presidente de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas de Taiwán, Wang Weihsu, firme partidario de que la isla aproveche las ansias de consumo del mercado del continente. China absorbe el 40% de las exportaciones de la isla, cuyo comercio exterior supone el 70% de la economía taiwanesa. Unas cifras que explican por qué es tan vital la buena relación Taipéi-Pekín.

Unos resultados que tienen su origen en la política impulsada por Ma Yingjeou tras asumir su primer mandato presidencial en el 2008, que se marcó como meta mejorar las relaciones políticas y económicas con China. Dos años después, este pragmático político de 61 años nacido en Hong Kong y doctorado en leyes en la universidad de Harvard firmó un histórico acuerdo marco de cooperación económica con Pekín que ha reportado enormes beneficios a la industria de la isla. Las grandes corporaciones son los principales aliados de Ma.

Frente a esta política a favor de los grandes negocios, Tsai apostó por una redistribución de la riqueza entre los taiwaneses dado que el desequilibrio social es cada vez más acusado. Quería que el eje de la política de gobierno fuera la lucha a favor de un Estado más igualitario. Los lazos con China quedaban en un segundo plano y. en todo caso, vinculaba su futuro al resultado de una consulta popular. Este planteamiento asustó a amplias capas de la población en esta época de incertidumbre económica.

Ma prometió anoche que "en los próximos cuatro años las relaciones con China serán más armoniosas y habrá más confianza mutua". Esta afirmación tranquiliza a China y EE. UU., que apuestan por esquivar cualquier trance que afecte a sus relaciones.

La terminal de llegadas del aeropuerto internacional  de Taipéi ha registrado esta semana una actividad inusual. Hasta un total de 103 vuelos adicionales dicen haber realizado las dos principales compañías aéreas taiwanesas para conectar la isla con el continente chino. Para muchos de sus pasajeros era un trayecto habitual, pero para otros muchos miles de viajeros el motivo era la cita electoral del 14 de enero. Unos no querían perderse la posibilidad de votar, pero otros pretendían vivir en directo unas elecciones democráticas, una experiencia desconocida para los chinos continentales.

El temor a que el actual presidente Ma Yingjeou pudiera perder las elecciones ante la candidata Tsai Ingwen, partidaria de revisar las relaciones con China, asustó tanto a los empresarios taiwaneses que provocó un masivo retorno a la isla durante la última semana. El 80 por ciento de ellos utilizaron los aeropuertos de las principales urbes económicas chinas, como son Shanghai, Shenzhen y Cantón. Otros partieron de Hong Kong y Macao, según la prensa taiwanesa.

Algunos de ellos, como es el caso del multimillonario Terry Gou, presidente de Foxconn, la firma que ensambla los productos de Apple en China, incluso dio una semana de vacaciones a sus trabajadores y les fletó un chárter para que pudieran llegar a tiempo para votar. La prensa local cifra en torno a 200.000 el número de personas que durante esta semana regresaron a la isla.

Pero no todos fueron empresarios. Los ciudadanos de Taipéi también han podido constatar la curiosidad de algunos chinos continentales por vivir el desarrollo de la campaña electoral. Por conocer cómo funciona la democracia en el territorio del antiguo enemigo porque no hay que olvidar que Taiwán sigue siendo considerada oficialmente como la provincia rebelde de China a pesar del acercamiento que se producido entre Pekín y Taipéi en los últimos años.

Sus opiniones, sin embargo, son críticas. "Una campaña así nunca se permitiría en China. Me parece exagerada", subraya Wang Liping, un turista procedente de Chongqing - la mayor urbe del gigante asiático-desde lo alto del Taipéi 101, el segundo rascacielos más alto del mundo.

Wang se refería al bullicio, al debate público, a las caravanas electorales y a las promesas de los candidatos, así como al hecho de que hubiera más de media docenas de cadenas de televisión informando durante todo el día de la actividad de los candidatos.

"Es muy bonito tener democracia pero se pierde mucho tiempo y recursos", comenta otro turista de la provincia de Jiangsu, vecina a Shanghai, a Reuters. Una reflexión que comparte Wang, que dice: "No creo que sea una buena idea elegir a alguien que no tiene experiencia sólo porque tiene más votos. Creo que el método de China es mejor porque los nuevos líderes son elegidos por su experiencia".

15-I-12, I. Ambrós, lavanguardia