avenços vers una transició democràtica birmana

Un día antes de anunciar la amnistía, las autoridades gubernamentales birmanas firmaron un acuerdo de alto el fuego con el ejército de la minoría étnica karen. Se puso así punto final a una de las guerras civiles más antiguas del mundo, ya que sus inicios se remontan a principios de los años cincuenta del siglo pasado. La firma del acuerdo se efectuó en Hpaan, la principal ciudad del estado Karen, situada en el sudeste de Birmania, tras varias horas de reunión entre una delegación del Gobierno birmano y otra karen. "Esta reunión no aspira tan sólo a un alto el fuego, sino a la paz, y vamos a seguir trabajando por ella", dijo el ministro de Inmigración, Khin Yi. Este acuerdo forma parte de la iniciativa del nuevo Gobierno de dialogar y poner punto final a los enfrentamientos existentes desde hace casi sesenta años con las minorías étnicas del país.

Birmania dio ayer un nuevo y decisivo paso hacia la apertura. El Gobierno concedió una amplia amnistía de la que se han beneficiado un grupo de prominentes presos políticos. Se trata de la medida más importante de este tipo que ha aplicado el régimen del presidente Thein Sein desde su llegada al poder, en marzo del año 2010. La oposición la ha acogido de forma positiva y la comunidad internacional la ha interpretado como una muestra de sinceridad del nuevo régimen civil en su voluntad democrática.

La medida de gracia, que fue avanzada por la televisión estatal la noche del jueves, afecta a 651 personas. Constituye la cuarta amnistía que decreta el Gobierno desde que asumió las riendas del país y de la apertura política tras medio siglo de férreo régimen militar - el golpe fue en 1962-,y es la más importante. Ha permitido recobrar la libertad a líderes y militantes de organizaciones políticas clandestinas y de agrupaciones estudiantiles, a monjes budistas, periodistas y a un dirigente de una de las minorías rebeldes.

Entre los principales excarcelados también se halla el que fue primer ministro y jefe del servicio de inteligencia militar, el ex general Khin Nyunt, que cumplía una condena de 44 años de cárcel tras ser acusado de corrupción en el 2007 como consecuencia de las luchas internas por el poder en la junta militar que presidía el general Than Shwue.

Entre los agraciados con el perdón también se encuentran algunos de los más destacados líderes del movimiento clandestino Generación 88, que encabezaron las protestas estudiantiles de 1988, cuya represión provocó la muerte de unas tres mil personas. Es el caso de Min Ko Naing, que cumplía una condena de 65 años por su implicación en la revuelta azafrán del año 2007.

También se han beneficiado del indulto el monje U Shin Gambira, detenido por organizar las manifestaciones del 2007 y cuyo estado de salud es precario, y Kun Tun Oo, apresado en el 2005 junto a varios de sus colaboradores y condenado a 93 años de cárcel al ser declarado culpable de traición por dirigir el levantamiento de la minoría étnica shan.

En esta ocasión, la oposición no ha dudado en aplaudir la medida de gracia gubernamental. "La liberación de este elevado número de presos políticos es una señal positiva, que demuestra la voluntad del Gobierno de resolver los problemas por cauces políticos", indicó en una nota la Liga Nacional para la Democracia, la principal e histórica fuerza opositora, que lidera la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi.

Y la reacción de la comunidad internacional no se hizo esperar: Estados Unidos anunció el restablecimiento de las relaciones diplomáticas. Alemania indicó que estudia levantar las sanciones económicas que pesan sobre este país del Sudeste Asiático y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, calificó de "paso importante" la amnistía de ayer y anunció que otorgará la Legión de Honor a Aung San Suu Kyi por su "comportamiento ejemplar".

14-I-12, I. Ambrós, lavanguardia