Erdogan segueix imposant-se al kemalisme

Se veía venir. El general Ilker Basbug, ex jefe de Estado Mayor de los ejércitos turcos hasta agosto del 2010, fue arrestado la noche del jueves, tras un largo interrogatorio de varias horas. El Gobierno islamista moderado de Recep Tayyip Erdogan le acusa de dirigir la organización terrorista Ergenekon, cuyo objetivo es derrocar al Ejecutivo en el poder.

Es la primera vez en la historia de Turquía que un militar de tan alto rango acaba entre rejas. El país cuenta con el segundo ejército más poderoso de la OTAN después de Estados Unidos.

Basbug (comandante, en turco) negó su culpabilidad en todo momento del interrogatorio, según su abogado. Pero, su detención era previsible. La decisión judicial se enmarca en el enfrentamiento vigente desde el 2002 entre el Gobierno de raíces islamistas y las fuerzas armadas, que durante años han sido las defensoras de la laicidad del Estado turco. El pulso tuvo su punto álgido en la dimisión en bloque de los máximos jefes de la cúpula militar el 29 de julio del 2011. "Vosotros sabréis lo que hacéis", fue entonces la reacción de Erdogan.

El círculo se estrechaba desde hace meses en torno a Basbug como una soga al cuello. En agosto pasado fue detenido el general Hasan Igsiz, ex número uno del Ejército de Tierra. Había contribuido a la elaboración de unas cuarenta páginas web que decían luchar contra "el reaccionarismo" que creían amenazaba los fundamentos laicos de la república turca. Las citadas páginas, recientemente clausuradas, atacaban al Gobierno y a la cofradía de Fettulah Gülen, un clérigo musulmán que lleva más de diez años en el exilio de Estados Unidos. Según el testimonio del general Igsiz y otros, Basbug ordenó la creación de estas páginas web y estaba al mando del equipo que las elaboraba, por lo que su detención parecía ya entonces una simple cuestión de tiempo.

Se da la circunstancia, además, de que la cofradía Gülen es especialmente fuerte en la policía turca, cuerpo que lleva a cabo las detenciones militares. Ya en junio del 2009 el diario contrario a los militares Taraf publicaba - gracias probablemente a una filtración de la policía-el conocido como plan para acabar con el AKP y la Cofradía Fettullah Güllem, que llevaba la firma de la ingeniería castrense.

Desde entonces, la lucha entre los dos poderes - el gubernamental y elmilitar-se ha recrudecido y hoy en día el pulso está siendo ganado claramente por el Ejecutivo Erdogan, quien goza de una gran popularidad después de haber convertido a su país en una potencia económica y de haber salido reforzado tras ganar tres elecciones legislativas seguidas (en los años 2002, 2007 y 2011). Asimismo, el Gobierno cuenta con el apoyo de la policía y parte de la judicatura. El paisaje después de esta dura batalla difícilmente podría resultar más desolador para el estamento castrense.

El alto mando militar ha informado de que son ya 58 generales y almirantes en activo encarcelados mientras que la cifra de los retirados - incluido Basbug-entre rejas asciende a 81. En total son 139, un auténtico testimonio de la desolación militar en Turquía y su creciente desprestigio entre la opinión pública cuando las fuerzas armadas eran hasta hace poco la institución más valorada en el país.

Como legado de sus más de cuarenta años de profesión periodística, Hasan Cemal ha escrito el libro Türkiye´nin Asker Sorunu (El contencioso castrense de Turquía, DK, 2010). En él traza varios paralelismos entre el caso turco y la salida española de un régimen dictatorial hacia la democracia plena. Cemal recalca: "Aprendí esta verdad: con su lucha el ejército (turco) ni hace democracia ni preserva la república o su carácter laico. En absoluto. La mejor forma de preservar la república y su carácter laico es a través de la democracia."

En su mensaje de Año Nuevo, el president turco, Abdullah Gül, enfatizó que todos sus ciudadanos son iguales ante la ley. Con Basbug son ya cientos de individuos - militares, políticos, académicos, activistas kurdos, periodistas y estudiantes-los que han sido detenidos y encarcelados en los últimos años. Tienen en común su carácter de oposición al Gobierno islamista de Erdogan y el estar acusados de formar parte de nebulosas organizaciones terroristas. Sus abogados señalan con regularidad que las pruebas de sus casos no existen, son débiles o falsas.

Mientras que en el extranjero se habla una y otra vez del "modelo turco" como ejemplar síntesis de democracia e islam, aquí en Turquía la oposición al Gobierno de Erdogan duda cada vez más del carácter democrático del actual Ejecutivo.

7-I-12, R. Ginés, lavanguardia

Ayer saltó otra noticia relacionada con la erosión del poder del ejército turco. La justicia turca ordenó el arresto del que fuera ex comandante del ejército de Tierra, Hursit Tolon - que se encontraba en libertad condicional-,por presuntos planes golpistas destinados a derrocar al Gobierno de raíz islamista. Su detención llega cinco días después de la detención del que fuera número uno del ejército, general Ilker Basbug, por motivos similares. Ambos están acusados ahora de liderar una organización terrorista conocida como Ergenekon.

Tan sólo quedan dos generales vivos de la junta militar turca que sacó los tanques a la calle para hacerse con el poder en 1980. Y ahora tendrán que rendir cuentas ante los tribunales. Una época toca a su fin mientras el primer ministro Recep Tayyip Erdogan ahonda la purga contra los militares golpistas.

Kenan Evren, líder del golpe de 1980 y séptimo presidente de la República, será probablemente juzgado junto con Tahsin Sahinkaya, el que fuera jefe del ejército del Aire.

La Fiscalía los acusa de haber cometido delitos "contra las fuerzas del Estado" cuando lideraban las fuerzas armadas. Pide cadena perpetua para Evren y Sahinkaya, de 94 y 86 años respectivamente. Evren, que ahora podría morir en prisión, ha amenazado con suicidarse si finalmente es procesado. "Llevad a cabo un referéndum popular. Si el pueblo turco desea que sea enjuiciado, entonces prometo que no esperaré la decisión del tribunal y que acabaré con mi vida con mis propias manos", aseguró Evren en el 2009.

La cruenta asonada del 12 de septiembre de 1980 fue seguida por una larga lista de violaciones de los derechos humanos con ejecuciones, torturas y desapariciones no esclarecidas. Este atentado contra la democracia contó con un gran respaldo de la población, asolada por la inestabilidad. Hasta la llegada de los islamistas al poder en el 2003, el ejército había sido el garante de la seguridad.

Desde entonces, el primer ministro Erdogan ha depurado las fuerzas armadas. Son muchos los militares procesados por conspiraciones diversas.

Asimismo, la justicia parece cebarse en los políticos más críticos, especialmente de la oposición kemalista, de tradición laica. De hecho, al líder del principal partido opositor - el Republicano del Pueblo (CHP)-,Kemal Kilicdaroglu, lo investiga la Fiscalía y podría perder la inmunidad parlamentaria. Su presunto delito ha sido dudar de la independencia de la justicia. La Fiscalía ya dio a Kilicdaroglu un toque de atención el pasado noviembre porque comparó los campos de exterminio nazis con la prisión de Silviri, en Estambul, donde permanecen recluidos cientos de opositores. En un gesto de solidaridad, 134 parlamentarios del CHP repitieron ayer el discurso que le valió a Kilicdaroglu la reprimenda judicial.

11-I-12, R. Ginés, lavanguardia