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Francia-Turquía: el genocidio que molesta

23 diciembre 2011
Presseurop
Stephff

La votación de una propuesta de ley que condena la negación del genocidio armenio en Francia ha desatado el enfado de Ankara. Si la prensa francesa se muestra crítica con esta iniciativa, las reacciones turcas son más airadas.

Los diputados franceses han zanjado la polémica. El pasado 22 de diciembre aprobaron un proyecto de ley sobre la negación de los genocidios. Con el apoyo tanto de la mayoría como de la oposición de izquierda, castiga con un año de prisión y 45.000 euros de multa “poner en duda la existencia de genocidios reconocidos por ley”, y se añade así a otras cuatro leyes  “de la memoria”, es decir, que concretan el punto de vista oficial de un Estado sobre un hecho histórico.

El texto alude implícitamente al genocidio armenio, entre 1915 y 1916, en el que murieron cerca de 1,2 millones de armenios (dos tercios de los que vivían en el Imperio Otomano) por las deportaciones y por las masacres organizadas por el Estado otomano. Por eso el proyecto –  que todavía debe ser aprobado por el Senado y después, de nuevo, por la Asamblea Nacional – ha despertado la ira de Ankara, que ha llamado a consultas a su embajador en París y amenaza a Francia con tomar represalias comerciales y diplomáticas.

En Le Point, el cronista Pierre Beylau denuncia una maniobra política del Gobierno francés ante la cercanía de las elecciones presidenciales:

 

Logo – Le Point, París

¿Era realmente oportuno desenterrar la vieja serpiente de mar del genocidio de 1915, de cuya existencia nadie en su sano juicio duda? Se trata evidentemente de una política propia de políticos que emana de los diputados en cuyas circunscripciones el "voto armenio" se considera determinante. Para complacer a un lobby, no se duda en correr el riesgo de ocasionar desperfectos de considerable magnitud tanto en el plano diplomático como en el económico.

Desde el punto de vista de la diplomacia francesa en Oriente Próximo, "echar un pulso con Ankara es absurdo", añade Le Monde. Pero para este diario, el problema reside antes que nada en la propia naturaleza del proyecto de ley:

Logo – Le Monde, Paris

No incumbe al legislador – representado en este caso por el Elíseo – dictar la historia. Desde hace algunos años, la Francia oficial adora esta tribunalización de la Historia. Se votan leyes de memoria que crean el delito del negacionismo. Pero no sirven de nada, ni siquiera mitigan el dolor de los que lo consideran su pasado (…) innoblemente reescrito con el objetivo de poder negarlo.

Por su parte, el sitio Mediapart interpreta esta disputa indagando en la historia de los dos países, cada uno de ellos dirigido por un líder fundador de la nación moderna del que las élites actuales tienen dificultad para deshacerse: el general De Gaulle y Mustafa Kemal Attatürk: 

Logo – Mediapart , París

Francia y Turquía padecen, en distintos grados, la misma patología nacional: la incapacidad de pasar el duelo de su grandeza pasada; el intento desesperado de aferrarse a un salvador supremo engatusando a la madre patria con una mitología de hierro; el rechazo de inventariar la historia, de proceder a una criba, de reconocer las faltas y los crímenes.

Por parte turca, en la versión anglófona del diario Zaman, el periodista de opinión Bülent Keneş la toma directamente con el presidente francés: “Al introducir una prohibición que concierne únicamente a una parte del debate sobre un polémico asunto histórico que debe ser zanjado por los historiadores, y justo antes de las elecciones presidenciales, se ha demostrado a todo el mundo lo que la democracia significa para Sarkozy”.

Dado su notable interés en crear dogmas acerca de episodios pasados controvertidos a través de medios políticos y legislativos, debería haberse fijado sobre todo en un pasado colonial indiscutible en lugar de indagar en las lagunas de la historia de Turquía. Todo lo que se puede esperar de un bufón hipócrita de la política francesa llamado Sarkozy es prohibir las opiniones e ideas que podrían expresarse con un supuesto “genocidio”, del que se supone que los armenios fueron víctimas en 1915, sin siquiera haber presentado antes sus disculpas por las masacres cometidas por Francia en Argelia en un pasado aún más reciente […] o por las muertes que masivamente se llevaron a cabo en otros países africanos y en Indochina, así como en las colonias marítimas.

En Milliyet, Mehmet Tezkan considera que el presidente francés “tiene dos razones para querer se apruebe esa ley” :

La primera es una inversión política dirigida a captar el voto de los armenios. La segunda es perjudicar las relaciones con Ankara. Las relaciones entre Sarkozy y Erdogan no son buenas. A partir de hoy, se han quemado los puentes. El objetivo de Sarkozy es alejar a Turquía de la UE a través de este tipo de maniobras.

Por su parte, Ali Bayramoglu, del diario Yeni Şafak, recuerda que

Según la interpretación más común del artículo 301 del código penal turco, se considera un crimen decir que “tuvo lugar un genocidio armenio”. En Francia, lo que se considera un crimen es decir que “el genocidio armenio no tuvo lugar”. ¿Cómo podemos no darnos cuenta de que ambas actitudes coartan la libertad de expresión… e impiden a las dos partes preguntarse sobre su pasado? La ley francesa va a provocar daños importantes.