Obama s´implica en la transiciķ a Birmānia

Los cambios se aceleran en Birmania, un país pobre y aislado pero estratégico en el tablero asiático, donde Estados Unidos y China se disputan la influencia.

El partido de la disidente Aung San Suu Kyi, premio Nobel de la Paz en 1991, anunció ayer que se presentaría a unas futuras elecciones. La decisión que se ha interpretado como un voto de confianza al proceso de reformas en curso en uno de los regímenes más opacos del mundo.

Otro Nobel de la Paz, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, conversó el jueves con Suu Kyi desde el Air Force One,que le llevaba de Australia a una cumbre con líderes asiáticos - entre ellos el presidente birmano, Thein Shein-en Bali. Obama ha enmarcado la gira de ocho días por el Pacífico y Asia en el contexto del renovado interés económico y militar de la superpotencia por la región, tras una década centrada en Oriente Medio.

"Anoche hablé con Aung San Suu Kyi, directamente, y confirmé que apoya el compromiso americano para hacer avanzar este proceso", dijo ayer Obama en Bali. Añadió que la secretaria de Estado, Hillary Clinton, viajará el mes próximo a Birmania, con el objetivo de "explorar si Estados Unidos puede impulsar una transición positiva en Birmania y empezar un nuevo capítulo" entre ambos países. Clinton será la primera jefa de la diplomacia norteamericana en visitar el país asiático en más de medio siglo.

EE. UU. utilizó Birmania como base contra los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. Las relaciones, cordiales en la primera posguerra, empezaron a enfriarse en los años cincuenta y sesenta, cuando Birmania se aproximó a la China de Mao.

Pero no fue hasta 1988, cuando las fuerzas armadas birmanas reprimieron brutalmente las protestas contra el régimen, cuando EE. UU. empezó a imponer sanciones. Las sanciones se reforzaron en 1990, después de que el régimen no reconociese la victoria del partido de Suu Kyi y la detuviese. En lo sucesivo, EE. UU., que tiene embajada en Rangún, respondió a episodios de violaciones de los derechos humanos con más sanciones.

En su declaración en Bali, Obama reconoció que "después de años de oscuridad, en las últimas semanas empiezan a vislumbrarse destellos de progreso".

El presidente celebró el inicio del diálogo entre el Gobierno y Suu Kyi, la liberación de presos políticos y el levantamiento de restricciones a los medios de comunicación. Y, aunque recordó que Washington sigue preocupado por la opacidad del sistema, el trato de los prisioneros políticos y las minorías, y la relación con Corea del Norte, prometió "una nueva relación" si se aprovecha "la oportunidad histórica para el progreso".

19-XI-11, M. Bassets, lavanguardia