el CoNCA, víctima de la (anti)cultura partitocrática

El experimento de introducir una institución E liberal anglosajona como el Art Council en una tradición latina rigurosamente estatalista ha durado tres años. Diez de los once consellers del Consell Nacional de la Cultura i les Arts (CoNCA) dimitieron ayer y pusieron fin a una agonía que comenzó cuando el Govern envió al Parlament la ley ómnibus que le quitaba su principal competencia: las ayudas a la creación.



La crisis no es de personas, sino institucional, y tiene su origen en su mismo nacimiento. La desconfianza de las administraciones a que expertos privados gestionaran dinero público creó un monstruo jurídico, un híbrido con la movilidad de un saurio en un acuario. Y la falta de experiencia en la gestión pública de los expertos culturales les hizo creer que estaba en su mano incluso algo tan delicado como la política de compras de arte por los museos catalanes.



Al harakiri sólo faltaba ponerle fecha. Se ha hecho cuando el proyecto de ley está en ponencia parlamentaria y antes de que la Conselleria presente su reforma del sistema de subvenciones culturales. Los diez consellers que dimiten - Francesc Guardans, Xavier Antich, Sílvia Munt, Rosa Vergés, Chantal Grande, Marta Oliveres, Manel Camp, Jordi Coca, Manuel Forcano y Juli Capella-consideran que el proyecto de ley "implica una involución política y cultural que vacía la institución de contenidos fundamentales y la convierte en un organismo irrelevante". Sólo permanece la vicepresidenta, Pilar Parcerisas, con el mismo argumento que daría horas después el conseller Ferran Mascarell. "La decisión es precipitada". Cuestión de tiempo. Para unos, se había agotado. Para Parcerisas y Mascarell, había que esperar al final del debate parlamentario.



Los dimisionarios del CoNCA niegan que la ley ómnibus y la ventana única signifiquen más ahorro y más eficiencia. "No hay ahorro, porque las ayudas seguirán dándose, pero ahora directamente desde la Conselleria" y "no hay más eficiencia, cuando en la ventana única no se incluye al ICIC, que concede ayudas por valor de 42 millones, el 44 por ciento del total".

Ferran Mascarell contestó en multitudinaria rueda de prensa. El conseller insiste en que, por una parte, la nueva ley "refuerza el CoNCA con las nuevas competencias que se le atribuyen como órgano supervisor y evaluador de las políticas culturales públicas" y, por otra, "mantiene su independencia, que viene dada por el sistema de elección de sus miembros". "No puede ser - dijo Mascarell-que una subvención de 1.000 euros cueste en gastos de estructura 650, ni tampoco que sean públicos los nombres de quienes las deciden ni los motivos".

Mascarell sostiene que el debate de fondo es la resistencia de quienes no aceptan la reforma de un sistema público de ayudas obsoleto. Ese Frankenstein hecho por acumulación de organismos, leyes y decretos elaborados desde hace treinta años, sin que nadie se haya atrevido echarle mano hasta ahora. Mascarell cree que evitar estructuras repetidas y trámites superpuestos supondrá un ahorro de 3 a 4 millones" y dar más agilidad. "Eso todo el mundo lo sabe, pero, como pasa cuando hay una subvención en juego, nadie se atreve a decirlo".

El proyecto de ventanilla única, a medio elaborar, supondrá, según Mascarell, la creación de una oficina formada en cada ámbito cultural por un experto nombrado por el CoNCA, otro designado por la Conselleria, y un tercero consensuado por ambos.

¿Qué pasará ahora? Los socialistas, por boca de Consol Prados, piden que el Govern resuelva la crisis, retirando una propuesta de reforma del CoNCA, "hecha de mala manera, intentando colarla por la puerta de atrás, en la ley ómnibus". El órdago de los dimisionarios está lanzado: ¿qué intelectual o experto de prestigio se atreverá a formar parte de un CoNCA con las alas atadas?

8-XI-11, J. Massot, lavanguardia

EXTRACTO DEL COMUNICADO

"Involución política"

Los dimisionarios dicen que el Govern "pretende cortar los tímidos avances en la desgubernamentalización de las políticas de apoyo y promoción de la creatividad"

La presentación a trámite, por parte del Govern, del proyecto de ley de Agilitat i Reestructuració Administrativa (...) pretende cortar los tímidos avances en la desgubernamentalización de las políticas de apoyo y promoción de la creatividad, aspira a reorganizar de nuevo las políticas culturales públicas a través de una recentralización política y administrativa; y supone una involución porque devuelve todo el poder de las políticas culturales y de la concesión de todas las ayudas a los responsables políticos de la Conselleria de Cultura.

Los argumentos esgrimidos para vaciar el CoNCA de sus competencias son los criterios de ahorro y de eficiencia. Sin embargo, el nuevo modelo que propone el proyecto de ley no supone ningún ahorro, ya que las ayudas seguirán otorgándose siguiendo los procedimientos a que obliga la ley, pero ya directamente desde la Conselleria, con el riesgo añadido que los criterios no prioricen la valoración artística. Asimismo, el nuevo modelo no implica automáticamente una mayor eficiencia, la cual por otra parte ya es un objetivo prioritario del CoNCA, y sí, en cambio, una menor garantía de transparencia y de objetividad. Eso es todavía más evidente cuando la Conselleria de Cultura no tiene previsto incluir hoy por hoy el Institut Català d´Indústries Culturals dentro de la nueva estructura que concentrará todas las subvenciones, la llamada ventanilla única, cuando sus ayudas, con diferencia las más importantes que da la Conselleria, son, el año 2010, 42 millones, que representan un 44% de las ayudas otorgadas por la Conselleria. Hay que recordar que, desde su creación, el CoNCA ha sido solidario con los ajustes presupuestarios debidos a la crisis económica, y ha visto disminuidos sus presupuestos de forma sustancial en contra del despliegue que preveía la ley, hasta el punto de que el presupuesto del CoNCA ya sólo representa el 2,9% del global de la Conselleria de Cultura. El plenario del CoNCA, a lo largo de los últimos meses, ha manifestado su oposición al proyecto de ley a través de un dictamen jurídico y, con el máximo respeto institucional, ha dialogado con las instancias gubernamentales, políticas y culturales (Presidencia del Govern, representantes políticos de los partidos con presencia en el Parlament, Conselleria y representados de los sectores culturales), con el fin de mostrar el peligro que, respecto del modelo ya existente, supone el actual proyecto de ley. Sin embargo, a estas alturas, no se ha conseguido ni que el Govern modifique sus intenciones manifestadas enel proyecto de ley, ni que los representantes políticos que están dispuestos a defender el modelo que ejemplariza el CoNCA constituyan una mayoría parlamentaria suficiente para que el proyecto de ley no prospere. Ni siquiera después del manifiesto impulsado por las asociaciones culturales a través de la plataforma "No retalleu la Cultura". En consecuencia de todo lo expuesto hasta aquí, y con coherencia con la responsabilidad que adquirimos en el Parlament al ser nombrados, los miembros del plenario del CoNCA abajo firmantes, considerando que el proyecto de ley implica una involución política y cultural, que vacía la institución de contenidos fundamentales y la convierte en un organismo irrelevante, renunciamos al cargo.

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8-XI-11, J. Massot, lavanguardia