l´Ajuntament, lÉsglèsia i la Sagrada Família

Me confieso escandalizado. Se trata del proyecto faraónico sobre la culminación de la fachada de la Glòria, en lo que se refiere a la parte arquitectónica, pero mucho más a la urbanística hacia la Diagonal. Tratar ahora de enmendar los errores perpetrados en su día ante la falta de previsión, se paga caro. Y me avergüenza que el estilo sea a base de talonario. Que el Ayuntamiento concentre aquí un esfuerzo económico de semejante magnitud se me antoja un error grave; no hay dinero para todo, y fuerza es en estos tiempos seleccionar con tino las inversiones. Pero que la Junta de Obras proclame querer destinar tantos millones de euros en una parte no fundamental de la Sagrada Família pone de manifiesto el desvarío en el que ha caído la Iglesia católica, cada vez más empresa y más cercana al poder económico, en vez de atender con sus caudales a los cada día más numerosos pobres de solemnidad. Pienso en el Vaticano kitsch levantado en la República Centroafricana que no tuvo reparo en bendecir personalmente el Papa, o en el cardenal Carles que se retiró en un lujoso palacete modernista, cuando su colega Jubany lo hizo en una residencia de religiosas. Hay ejemplos que también predican: predican mal. 13-X-11, Lluís Permanyer, lavanguardia