el caciquisme macroendeutat segueix arrassant a Madeira

El amo de Madeira se tambaleó ayer, aunque al final se salvó. Alberto João Jardim, en el poder en este archipiélago portugués desde 1978, consiguió una nueva mayoría absoluta en unas elecciones marcadas por las irregularidades. El delegado en la región del organismo electoral luso anunció su dimisión tras una jornada muy tensa. Jardim, que pertenece al mismo partido que el primer ministro Pedro Passos Coelho, el PSD, perdió 15,6 puntos en porcentaje de voto, fruto de la crisis de la deuda de esta región, que alcanza el 123% de su PIB.

La fuerza al alza en las elecciones  de ayer fue el CDS de Paulo Portas, el pequeño partido de derechas que está coaligado en el Gobierno de Portugal con el PSD de Passos, pero que en Madeira libró un fuerte combate con Jardim durante la campaña. Esa labor tuvo como premio que el CDS se convirtiese en la segunda fuerza política de la región, al triplicar su porcentaje de votos y pasar de 2 a 9 diputados.

En cambio, el Partido Socialista, en crisis desde la derrota de José Sócrates en las legislativas portuguesas de junio, agravó su situación al bajar cuatro puntos y un diputado, lo que le deja en tercer lugar con 6 escaños. En el muy fragmentado parlamento regional emerge el populista José Manuel Coelho, con sus tres diputados. Y la izquierda lusa vuelve a confirmar que la crisis económica no sólo le beneficia, sino que le lleva a retroceder. Los comunistas perdieron uno de sus dos diputados mientras el Bloco cede el único que tenía.

La aritmética del sistema electoral de Madeira para atribuir los 47 escaños del Parlamento, con algunas circunscripciones muy pequeñas, ha permitido a Jardim retener la mayoría absoluta con el 48,5% de los sufragios. Obtuvo 25 escaños sobre 47, a pesar de haber caído por primera vez por debajo del 50% y perder ocho diputados respecto al 2007, cuando logró el 64,2% de los votos.

Pero la victoria de Jardim también ha sido el producto de las peculiares condiciones en las que se realizó la elección, lo que confirma la imagen que tienen los portugueses del presidente regional como un incombustible cacique, que gracias al reparto clientelar de los fondos públicos, su dominio de los medios de comunicación y las artimañas logra mantenerse en el poder. Esta combinación de factores se ha convertido en explosiva en el contexto de la intervención internacional de la economía portuguesa, que ha supuesto grandes sacrificios para la ciudadanía, escandalizada al ver que una de las causas de no cumplir los objetivos de reducción del déficit reside en la aparición de la deuda oculta de Madeira, de más de 1.600 millones de euros.

" Aquí siempre fue así", declaró ayer Jardim ante las denuncias por el transporte de votantes en vehículos de empresas públicas regionales, acompañados por cargos de su partido. Para el presidente autonómico es una práctica " normal". Las fuerzas de la oposición también denunciaron que en algunas mesas estaban miembros del PSD no autorizados, de forma que podrían condicionar a los electores. En las últimas semanas la prensa de Lisboa reveló que podría ser posible votar en nombre de alguno de los 45.000 electores fantasma, ya fallecidos o emigrantes.

Madeira, que cuenta con 267.938 habitantes, es la segunda región más rica de Portugal, sólo por detrás del área metropolitana de Lisboa. Gracias al turismo, contaba en el 2008 con el 103% de la renta media europea.

El descontrolado uso de la deuda ha sido una constante en la gestión de Jardim, quien tendrá que afrontar ahora un plan de ajuste. Para Passos Coelho, que no hizo campaña, lo mejor habría sido que su partido perdiera la mayoría, para así pactar con el CDS la jubilación de Jardim. Pero el amo de Madeira resiste.

10-X-11, A. Lugilde, lavanguardia