´Al Qaeda 2011´, Eduardo Martín de Pozuelo

Al Qaeda hoy, más débil pero letal

La Administración del presidente Barack Obama admitió la semana pasada que en los últimos tiempos "se ha eliminado a más líderes de Al Qaeda, en una sucesión rápida de muertes, que en ningún otro momento desde el 11 de septiembre del 2001". Una frase que encierra el reconocimiento público de que la era de George W. Bush, caracterizada por las carísimas invasiones militares, ha dado paso - tal como adelantó este diario-a la nueva política de eliminación física individual de los cabecillas del terrorismo global. Un método en el que los aviones sin piloto a bordo (los drones)de la CIA acaparan el protagonismo.

Este nuevo modelo de lucha antiterrorista, al que hay que sumar las medidas de vigilancia aplicadas en la Unión Europea tras los atentados del 11-S y especialmente los de Madrid y Londres, está debilitando la red que fundó el desaparecido Bin Laden. Una debilidad que afecta al terrorismo en su totalidad, según informan observadores de la Seguridad del Estado a La Vanguardia:"Al Qaeda está perdiendo iniciativa y fuerza en todo el mundo, pero muy especialmente en Europa y Occidente en general. Sin embargo, el peligro persiste pues la derrota del terrorismo islamista está lejos".

De la red que fundara Bin Laden queda en Pakistán una diezmada pero letal Al Qaeda con Ayman al Zauahiri al frente. Es la organización madre de la que aún emana la doctrina que mueve y encandila a miles de extremistas musulmanes de todo el mundo, pero que está siendo golpeada a muerte por la inteligencia de EE. UU. con la colaboración del sector de los servicios secretos pakistaníes todavía no contaminado por el integrismo.

El terrorismo con base en Pakistán ha sido la causa de la muerte de más de 30.000 pakistaníes desde el 11-S del 2001 y, según las mencionadas fuentes, la cifra crecerá. De esta opinión es el investigador sobre terrorismo internacional del Real Instituto Elcano Fernando Reinares, que sostiene que aunque Al Qaeda esté cada vez más mermada su amenaza no va a desaparecer ni a corto ni a medio plazo. Reinares insiste en que "la casi derrotada Al Qaeda mantiene todavía capacidad para golpear muy sangrientamente".

Pero este peligro procede en mayor medida de las franquicias de Al Qaeda, emergentes y autónomas, que toman el nombre y el ideario del viejo tronco central de Bin Laden. Unos grupos muy activos cuyos integrantes ya son jóvenes de una nueva generación que no luchó en Afganistán contra los soviéticos y que ve a Osama bin Laden como un mito, como lo fue Ernesto Che Guevara para otras ideologías. Estas franquicias tienen fuerte presencia en Pakistán, Iraq, Afganistán, la Península Arábiga, el Cuerno de África,el Magreb, una amplísima región del Sáhara, ÁfricaOccidental y el Sudeste Asiático. De hecho, un informe del Senado de Estados Unidos de enero pasado sobre este asunto califica a Al Qaeda en Yemen y Somalia como "una bomba de relojería".

Cada grupo extremista tiene su área de influencia y el que más preocupa en la UE, y especialmente en España, es AQMI, que tiene sus ojos puestos en Marruecos, Argelia y Libia. Es decir, que ha bajado relativamente su actitud amenazadora aunque siga obteniendo apoyo logístico que le llega desde Europa.

Pero en Europa, a fecha de hoy, Al Qaeda ha perdido iniciativa y lo mismo puede decirse en EE. UU., aunque en la UE estén circulando 22 suicidas que salieron de Pakistán hace unos diez meses con destino al espacio Schengen. Por lo tanto, pese a la debilidad anunciada, no se puede descartar la aparición de extremistas espontáneos que se tiren al ruedo del terrorismo y causen un desastre. Igualmente, se da ahora una nueva amenaza en forma de un grupúsculo de ciudadanos norteamericanos radicalizados. Tanto el FBI y como la CIA alertaron a las policías europeas de la existencia de una decena de ciudadanos estadounidenses sospechosos de haber recibido formación militar en Yemen. En la misma línea, el citado informe del Senado de EE. UU. añade que un grupo de 36 criminales estadounidenses se han convertido al islam en la cárcel y han viajado, una vez en libertad, a Yemen para supuestamente estudiar árabe. El problema principal es que su paradero es desconocido.

Fuentes antiterroristas informan que los países de la UE afectados por yihadistas son: Francia, Reino Unido, España, Italia, Alemania y Holanda, y en un segundo nivel Bélgica, Dinamarca, Suiza,

Noruega, Austria, Suecia, Irlanda, República Checa, Eslovaquia, Rumanía y Bulgaria.

Los especialistas creen que la primavera árabe - de la que desconfían-ha evidenciado el ocaso de Al Qaeda, pero que sus seguidores están buscando fórmulas que les permitan comunicarse, recaudar dinero y captar simpatizantes con un perfil que despierte menos sospechas.

La opinión generalizada sobre la debilidad de Al Qaeda tiene un detractor en el almirante Eric Olson, jefe del Mando de Operaciones Especiales de EE. UU. Olson sostiene que Al Qaeda es más fuerte que hace uno o dos años porque "los extremistas que habían sido detenidos ya están en libertad y han vuelto a unirse a los grupos militantes". Un argumento en favor de Guantánamo.

La era de los ´DRONES´

Es la nueva guerra contra el terrorismo  global. Una ofensiva individualizada, criticada y al mismo tiempo eficaz con matices. Es la era de los drones,el sustantivo que podría traducirse por abejorro, que ha triunfado para designar a los UAV (unmanned aerial vehicles) o, lo que es lo mismo, a los vehículos aéreos no tripulados, VANT en español.

Corren tiempos en los que las aeronaves armadas que vuelan sin tripulación humana a bordo se han convertido en la peor pesadilla para la vieja Al Qaeda y para los grupos extremistas asociados a la red creada por Osama bin Laden. Pero hay un problema: las muertes no deseadas de civiles o no combatientes que causan y la discutida legalidad de alguna de sus operaciones.

Los drones de la CIA, y en segundo término los de las fuerzas aéreas de Estados Unidos, se están aplicando a fondo en la eliminación física y en teoría selectiva de los líderes de Al Qaeda que se ocultan principalmente en las montañas de Waziristán, al noroeste de Pakistán, en la frontera con Afganistán. Los reiterados ataques aéreos en aquel confín han empujado hacia el interior de Pakistán a los terroristas de Al Qaeda, que cuentan con el apoyo de las franquicias locales terroristas, como Lashkar-e-Taiba.

Las operaciones con los VANT se valoran como un éxito contra el terrorismo, aunque acarrean cada vez más protestas a causa de las muertes adicionales que causan. De hecho, a raíz del décimo aniversario del 11-S y de las recientes ofensivas de drones,en EE. UU. se ha experimentado un incremento público de las críticas a la Administración Obama por su combate a muerte al terrorismo en países contra los que no se ha formulado una declaración formal de guerra. La discusión ha llegado al equipo legal de la Casa Blanca, que está dividido sobre la legitimidad para matar yihadistas en Yemen o en Somalia, con drones o sin ellos. En cambio, el caso de Pakistán, donde los drones operan con más intensidad y frecuencia, es distinto, ya que las operaciones se hacen con la aquiescencia del Gobierno pakistaní, mientras que la guerra en Libia constituiría un asunto también diferente, al no afectar a la lucha contra el terrorismo en la misma medida que los demás casos. No obstante, respecto a Libia, en la que hay testimonios que hablan de ataques de aviones sin piloto, la guerra no ha sido aprobada por el Congreso de EE. UU., tal como requiere su Constitución. Por el contrario, Afganistán sí está en guerra y por lo tanto queda fuera del debate.

Pero la raíz del problema no reside exclusivamente en la declaración formal de guerra para usar o no los drones con absoluta cobertura legal, sino en la creciente utilización de las executive orders y otros instrumentos legales que tiene la presidencia norteamericana y que permite actuar a estos aviones sin el permiso del Congreso.

Fuentes españolas antiterroristas del más alto nivel insisten en que en las citadas orders está la explicación de la actual política antiyihadista de EE. UU., basada en la muerte, uno a uno, de los líderes islamistas. Una mortal labor en la que sin duda se está esmerando Estados Unidos.

Otra cuestión adicional que se debate es si los drones pueden matar a un número limitado de líderes yihadistas en teoría involucrados en complots contra EE. UU. o la UE y, además, arremeter contra soldados en conflictos locales de países árabes o musulmanes. Sea como sea, el hecho es que los VANT armados o de observación, como el RQ-4 Global Hawk,se ven cada vez con más frecuencia sobrevolando cualquier guerra o zona de conflicto.

Los datos que se filtran desde el Pentágono, probablemente a la baja, constituyen el mejor indicador del aumento espectacular del uso de drones en misiones antiterroristas. De las nueve actuaciones con VANT desarrolladas por Estados Unidos en Pakistán entre el 2004 y el 2007 se ha pasado a 118 en el 2010 y ya superan las 60 en lo que va del 2011. Tal es el éxito de esta nueva arma que se calcula que EE.UU. tiene hoy unos 7.000 drones, mientras que hace diez años sólo tenía 50. Y el asunto va a más, pues el Pentágono ya ha solicitado al Congreso casi 5.000 millones de dólares para la compra en el 2012 de más aviones sin tripulación a bordo. Hay que tener en cuenta que los VANT se usaron en 1996. Por ejemplo, el predator, quizás el más conocido, ya se empleó en Bosnia-Herzegovina pero tuvo problemas con el clima y el relieve local. Desde entonces se ha perfeccionado infinitamente. Hoy el predator MQ-1 es en realidad un sistema de armas completo, compuesto por cuatro aviones, un procedimiento de control de tierra, su conexión vía satélite y una plantilla de 55 especialistas para manejar los aparatos. De hecho la acción de los predator sobre Pakistán, Yemen o cualquier otro lugar del mundo puede ser dirigida desde una base móvil relativamente cercana al campo de operaciones o desde Estados Unidos indistinta y simultáneamente –a conveniencia de la operación–, mientras las fuerzas terrestres desplegadas en la región pueden ver en tiempo real el ataque a través de sus PC portátiles conectados por wi-fi a su intranet codificada. Sin embargo, pese a que parecen venidos del futuro, los drones tienen un gran punto débil: para que sean verdaderamente operativos es preciso determinar sus objetivosypara ello es imprescindible la información del agente secreto o del soldado que opera a pie, sobre el terreno; explican fuentes españolas de Inteligencia. Es decir, por muy teledirigidos que sean, si antes no hay alguien que señale dónde se oculta el terrorista o por dónde va a pasar, el VANT de ataque se convierte en un caro juguete improductivo. Una mala información previa conduce –señalan las mismas fuentes– a la matanza de civiles inocentes, ya que “no es lo mismo pilotar a distancia que ver el objetivo desde la carlinga del avión”.

En Waziristán, donde se oculta el grueso de la Al Qaeda original, Estados Unidos depende de los servicios secretos de Pakistán pero los ataques, por impopulares, dificultan la relación entre ambos países. Tanto es así que las bases móviles de los predator son secretas. Lo mismo que los planes de expansión para nuevas bases de VANT norteamericanos. Desde septiembre las filtraciones procedentes de Washington hablan, además de las ya conocidas de Afganistán e Iraq, de Yemen, Somalia, Libia, Arabia Saudí, Etiopía, Omán y Seychelles. Israel también tiene sus bases, pero de VANT de fabricación propia, alguna de cuyas unidades ha vendido a Turquía. Y, este verano, Alemania ha recibido drones de observación que ya forman parte de sus fuerzas armadas. Es la era de los drones. En marzo el Pentágono usó un Global
Hawk para observar la planta nuclear de Fukushima Daiichi tras el tsunami. En mayo, otro VANT espió la casa en la que matarían a Osama bin Laden, y el pasado día 15 de septiembre, un predator mató a Abu Hafs al Shahri, el responsable de las operaciones de Al Qaeda y enlace con los talibanes pakistaníes. Igualmente, se da por cierto que Saad bin Laden, hijo de Osama, fue muerto por un VANT en julio del 2009. El general francés Vicent Tesniere, adjunto al comandante en jefe del Estado Mayor multinacional aéreo de la OTAN, ha dibujado el papel de los VANT: “Los drones han tenido un papel determinante en el éxito de la operación en Libia. Es una guerra que quizás la habríamos ganado sólo con drones armados”.

Sin dinero no habría Al Qaeda

Al Qaeda y sus grupos afines necesitan dinero para comprar armas, para financiar operaciones, para viajar, para matar y para sobrevivir. Los departamentos policiales europeos y norteamericanos tratan de cercenar las finanzas de los terroristas globales a sabiendas de que si lo logran asestarán un golpe tal vez definitivo al terrorismo. "Es su talón de Aquiles", afirman responsables de la lucha antiterrorista europea, que admiten a La Vanguardia que sus éxitos en este campo son escasos.

El extremismo yihadista obtiene fondos por métodos delictivos y, por lo tanto, clandestinos y luego mueve su capital por caminos que se vuelven invisibles. Todo un problema, uno de los cuales es el sistema hawala.

Armas, munición, transporte, logística en general. Todo cuesta dinero y cada grupo armado lo saca de donde puede. Es notoria, histórica y sabida la relación entre los talibanes y el tráfico de opio, cuyos cultivos controlan señores de la guerra en Afganistán. Un tráfico mortal por tres razones: condena a Afganistán a una economía dominada por la pobreza y la violencia; alimenta un tráfico ilegal y un consumo devastador, y financia la compra de armas para el terrorismo.

Los grupos que no cuentan con una fuente tan clara de ingresos se financian por otras vías que van desde la delincuencia menor y el tráfico de drogas a pequeña escala (como es el caso de la célula del 11-M) a los secuestros, compraventa de armas y drogas y contrabando, como sucede con Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) y en parte con AQPA, la rama de la península Arábiga.

Pero hay más ayudas dinerarias, facilitadas de forma directa por países musulmanes - ricos en petróleo o inmersas en conflictos-que las fuentes se niegan a nombrar para evitarse problemas diplomáticos. Estos estados creen que con sus donaciones evitarán que el integrismo se vuelva contra sus gobernantes.

Esta financiación, explican las fuentes indicadas, se hace por medio de entidades caritativas musulmanas, por facilitadores financieros procedentes de esos países bajo sospecha y por las donaciones voluntarias de los simpatizantes, que se recaudan por todo el mundo y que envían a los grupos por medios que no dejan huella. También se recauda por medio de la extorsión a sus compatriotas, que no se atreven a denunciar y dejan a la policía con las manos atadas para intervenir. En Catalunya, advierten, es un fenómeno que se detecta en algunos núcleos pakistaníes.

No precisa la misma cantidad de dinero un terrorista apostado en Occidente que un combatiente de AQPA en Yemen o de Al Shabab en Somalia. Cada bala tiene un valor distinto en función de la oferta y la demanda. Por ejemplo, con un kilo de heroína se pueden adquirir en Afganistán unos 30 fusiles kaláshnikov, seis lanzagranadas o seis cajas de munición. Y por ese mismo kaláshnikov se han pagado 75 dólares en el mercado negro de Iraq. Hay mercadillos en Afganistán o incluso en Pakistán donde por un dólar se compra un subfusil ruso o una vieja granada de mano.

Valga lo que valga un arma, "el dinero es imprescindible para la supervivencia de los grupos yihadistas", señalan los especialistas, y "si la pudiéramos seguir, su pista financiera nos llevaría al corazón de sus organizaciones".

"Pero los terroristas usan caminos que no dejan huella", explica a este diario Miguel Barranco, especialista barcelonés en la prevención del blanqueo de capitales y la financiación al terrorismo que asesora a la banca e instituciones del Estado. "El paradigma es el sistema hawala o hundi - explica Barranco-,por el que se calcula que se mueven del orden de 200.000 millones de dólares al año o quizás más. Es un método centenario que se basa en la confianza entre personas y por el que el dinero, el papel moneda, no viaja, ni deja registro de transferencia". Según Barranco, "su uso está extendido por toda Asia y aunque lo utilizan masivamente trabajadores que nada tienen que ver con el terrorismo; los extremistas se sirven de ese sistema informal".

Hace ya seis años que el presidente de Argelia, Abdelaziz Buteflika, denunció durante la cumbre antiterrorista de Riad (Arabia Saudí) que "la única forma de terminar con la financiación del terrorismo yihadista es acabar con el sistema hawala".Juristas y agentes antiterroristas todavía hoy comparten su opinión.

24-IX-11, Eduardo Martín de Pozuelo, lavanguardia