en torno a la eutanasia

en torno a la eutanasia

Dr. Francesc Abel, s.j., presidente del Institut Borja de Bioètica (Universitat Ramon Llull).
LV, 29-IV-05.

He de lamentar que una persona de la integridad moral y académica del profesor Jesús María Silva, catedrático de Derecho Penal de la Universitat Pompeu Fabra, acostumbrado a interpretar textos mucho más complicados que la declaración del Institut Borja de Bioètica, haya caído en el error de entresacar frases de un contexto bien estructurado para darle la peor interpretación posible.

En primer lugar, en ningún momento abogamos por defender la eutanasia en niños ni en pacientes mentales, ni en ancianos demenciados. Precisamente, exigimos la petición expresa del paciente en circunstancias muy especiales, como la de pacientes terminales, en situación de extremo sufrimiento pero aún plenamente capaces y conscientes, para quienes vivir es soportar una interminable agonía. Ante ésta, la sociedad y las administraciones asumen un papel de observadores y no de agentes eficaces para que todos los ciudadanos, cuando llegue el momento en que lo necesiten, puedan beneficiarse de los cuidados paliativos.

El profesor Silva extrae conclusiones no manifestadas por nosotros ni tan sólo lógicas si se atiene al texto y no se despiertan todos los fantasmas de la época nazi hablando de "vidas útiles o sin valor", expresiones suyas y no del documento. En nuestro texto no hemos introducido el término de "dignidad", para no crear más confusiones y una de ellas es la de confundir la dignidad intrínseca, defínala como la defina, con las condiciones indignas de la muerte.

Aeste respecto y en diversas publicaciones el Institut Borja de Bioètica afirma la dignidad de todo ser humano, y por tanto miembro de la comunidad humana, cualesquiera que sean las anomalías que padezca, las disminuciones que limiten su autonomía o la marginación social a la que se vea reducido. La vida es sagrada ciertamente, pero también es importante la calidad de esta vida, es decir, la posibilidad de vivirla humanamente con sentido.

No todos los tratamientos que mantienen la vida biológica resultan humanamente beneficiosos para el paciente como persona.

La ignorancia de cómo funcionan los comités de ética asistencial le ha hecho confundirlos con comités asamblearios que puedan decidir sobre quién tiene derecho a vivir y quién no. Nuestros comités son multidisciplinares, profesionales y competentes, que respetan los derechos de los enfermos por encima de cualquier otra consideración. Afirmar lo contrario es imprimir un sesgo injusto e irrespetuoso para sus integrantes.

Sería interesante que el profesor Silva dedicara algún tiempo, más allá de sus clases teóricas en las aulas, para vivir de cerca y compartir el dolor humano con pacientes terminales que mantienen plena lucidez, espíritu crítico y el derecho a que sea respetada su autonomía.