la pròpia mort de na Ramona Estévez

Ramona Estévez, la anciana de 91 años a la que hace 14 días le fue retirada la sonda nasogástrica, murió ayer en un hospital de Huelva. La mujer había sido mantenida con vida después de sufrir un infarto cerebral irreversible hasta que la Junta de Andalucía ordenó que le fuera retirada la sonda en cumplimiento de la ley de Muerte Digna, que impide prolongar la vida de un paciente en estado irreversible en contra de su voluntad.

La mujer fallecida estaba hospitalizada desde el 26 de julio a raíz del infarto cerebral que sufrió. En un principio los médicos del hospital público Juan Ramón Jiménez decidieron no suministrarle ayuda para mantenerla con vida, dado que su situación clínica era irreversible. Fue trasladada a la clínica concertada Blanca Paloma, donde los médicos decidieron lo contrario porque, según dijeron a los familiares, no hacerlo sería incurrir en un delito tipificado en el Código Penal.

A partir de ahí un hijo de Ramona, José Ramón Páez, pidió ayuda a la consejería de Salud reclamando acogerse a la ley de Muerte Digna por considerar que, con la sonda, habían convertido a su madre en "una máquina". La respuesta de la Junta fue ordenar a la clínica la inmediata retirada de la sonda, cosa que ocurrió el pasado 24 de agosto. La consejera de Salud, María Jesús Montero, dijo entonces que el caso se ajustaba a lo establecido en la ley ya que la petición expresa de la familia era un supuesto "perfectamente contemplado".

La Asociación del Derecho a Vivir ha presentado varias demandas para que a Ramona Estévez le fuera restablecida la sonda y también contra la consejera de Salud por los supuestos delitos de omisión del deber de socorro e inducción al suicidio. La Audiencia de Huelva ha desestimado ambas demandas.

Una campaña en las redes sociales promovida por la misma asociación consiguió recoger 25.000 firmas pidiendo a la Fiscalía que actuara para suspender la orden de la Junta de Andalucía.

José Ramón Páez, hijo de la fallecida, se mostró ayer aliviado porque su madre "ya está descansando", y reiteró que lo único que se ha hecho en este caso es cumplir con la voluntad que su madre había expresado muchas veces.

La portavoz de Derecho a Vivir, Gádor Joya, por el contrario, lamentó ayer la muerte de Ramona y manifestó que a raíz de esta ley "cualquier enfermo puede ser tratado con la misma crueldad con que ha sido tratada Ramona Estévez".

Por otra parte, la asociación Derecho a Morir Dignamente, a pesar de haber mostrado su satisfacción después de que se aplicara la ley, lamentó el "largo sufrimiento" que han hecho padecer a la familia de la fallecida por la presión de los grupos provida. Su portavoz, Isabel Torres, declaró ayer que espera que este ejemplo "sirva al menos para que los médicos se conciencien un poco más, que sepan que la ley está ahí y que los enfermos, o en su defecto los familiares, están en todo su derecho de pedir que se aplique la norma".

7-IX-11, V. Bejarano, lavanguardia