abjectes, i letals, relacions internacionals

El Gobierno de Guatemala pedirá formalmente perdón por los espeluznantes experimentos médicos que científicos de Estados Unidos efectuaron en el país centroamericano en los años cuarenta y causaron la muerte de casi un centenar de personas y arruinaron la vida a más de mil. Pese a que los ensayos fueron practicados por doctores estadounidenses, en las pruebas participaron también facultativos guatemaltecos.

La decisión del presidente ÁlvaroColom, que calificó los experimentos de "acto indigno", coincide con la revelación en Washington de nuevos detalles sobre el caso por parte de la comisión que lo examina. Se trata de un grupo creado a instancias del presidente Obama, que indaga en cuestiones de bioética. A su juicio, el caso guatemalteco es uno de los más siniestros en la historia de la ciencia médica estadounidense.

"Los investigadores colocaron en primer lugar sus propios avances y, en un distante segundo plano, el decoro humano", dijo Anita Allen, miembro de la comisión presidencial estadounidense. Según su dictamen, una insólita actitud moral, incluso aún en el contexto histórico de aquella época.

Entre 1946 y 1948, el Servicio de Salud Pública de Estados Unidos y la Oficina Sanitaria Panamericana trabajaron con organismos del Gobierno guatemalteco para realizar un estudio médico - financiado por Washington-que implicaba la exposición deliberada de cientos de personas a enfermedades de transmisión sexual.

Los científicos intentaban determinar si la penicilina, cuya aplicación era entonces relativamente reciente, podía evitar la infección en las 1.300 personas expuestas - mediante "un esfuerzo claro y deliberado de engañar"-a sífilis, gonorrea y chancroide. Entre los inoculados con los patógenos había soldados, prostitutas, prisioneros y enfermos mentales. El informe del grupo de expertos describe procedimientos escalofriantes y atroces como la inyección de bacterias en los ojos de una paciente terminal o en la nuca de enfermas de epilepsia.

La comisión presidencial reveló que sólo unos 700 de los infectados recibieron algún tratamiento. Igualmente estableció que 83 personas murieron, aunque se desconoce si los fallecimientos tuvieron su causa directa en las pruebas.

Según los especialistas, la investigación no produjo ninguna información médica útil y fue ocultada durante décadas, hasta que el año pasado, la historiadora médica Susan Reverby, del Colegio Wellsley en Massachusetts, descubrió los expedientes de algunos afectados entre los documentos del médico John Cutler, que dirigió el experimento sobre el terreno.

Cuando el caso salió a la luz, la Administración Obama y el propio presidente pidieron disculpas a Guatemala y a las víctimas de los ensayos, que en marzo pasado presentaron una demanda contra el Gobierno estadounidense en busca de indemnización.

31-VIII-11, E. Sabartés, lavanguardia