vers un, millor democràtic, sistema electoral Ža lŽalemanyaŽ

L’elector alemany emet un doble vot. D’una banda, a través d’una casella situada al costat dret de la papereta, vota la llista tancada d’un partit al seu land, equivalent a les autonomies espanyoles. Aquest vot determinarà de forma molt proporcional el nombre total d’escons que correspondran a cada grup polític al Parlament federal. La fórmula feta servir per a l’atribució dels escons és la Hare, menys favorable als grans partits que la d’Hondt, utilitzada a Espanya. D’altra banda, i a través d’una altra casella situada al costat esquerre de la papereta, l’elector alemany elegeix un candidat per representar el seu districte electoral, que és uninominal (i amb una mida censal entorn dels 200.000 electors). El model permet que els electors votin un partit i elegeixin com a representant del seu districte un candidat d’una altra força. Per això, en la xifra total d’escons de cada partit –determinada pel seu nombre de vots– van inclosos també els diputats elegits per mandat directe. I com la proporcionalitat podria provocar una excessiva dispersió parlamentària, un partit només tindrà representació a la Cambra si supera el 5% del vot a nivell nacional o aconsegueix tres escons per mandat
directe.

 This is a sample of an ordinary ballot paper for a general electorate. You mark the left side of the ballot paper to make your party vote.  You mark the right side of the ballot paper to make your choice of candidate for your electorate.
imatge explicativa del sistema electoral a Nova Zelanda,
també de doble vot (+ info)

Ciertamente, 34 años después de las primeras elecciones generales, el sistema electoral español acumula algunos defectos resultantes de su insuficiente proporcionalidad. El principal de ellos es la inviabilidad de una fuerza de centro moderador o bisagra que pueda pactar indistintamente con los dos grandes partidos, un papel que se han visto a obligados a realizar los nacionalistas. Y es que el modelo español - basado en circunscripciones muy desiguales y de un tamaño tan pequeño que restringe la proporcionalidad-ha puesto muy difícil traducir en escaños los votos obtenidos en las urnas por los pequeños o medianos partidos de ámbito estatal. Le ocurrió al CDS, que en 1993 no obtuvo un solo diputado pese a sumar más de 400.000 sufragios, y lo ha venido sufriendo Izquierda Unida, que logró únicamente dos parlamentarios en las últimas elecciones, pese a reunir casi un millón de papeletas.



Por supuesto, el modelo español también tiene ventajas. La principal, si se compara su trayectoria con la de otros países, es que ha propiciado la estabilidad política al facilitar mayorías de gobierno (que sólo han sido absolutas en cuatro de las diez elecciones celebradas), fuese cuál fuese el ganador de los comicios. Además, es un sistema de funcionamiento relativamente sencillo, lo que ha hecho más fácil tomar decisiones a unos electores que llegaban con décadas de retraso al sistema de partidos. Y ello ha contribuido a una participación de las más altas de Europa.

La propuesta genérica de Pérez Rubalcaba (un modelo inspirado en el sistema alemán) busca probablemente amortiguar los efectos negativos del sistema español, sin reducir sus virtudes. En este sentido, una atribución más proporcional de los escaños - bien sea a través de una única circunscripción para toda España o mediante distritos electorales autonómicos-corregiría una de las injusticias más flagrantes: la falta de representación equitativa de los centenares de miles de votantes de Izquierda Unida. Y esta corrección se extendería a cualquier otro partido pequeño o mediano de ámbito estatal. Además, esa corrección se produciría sin apenas incidir en la cosecha de escaños de los partidos nacionalistas. Por ejemplo, tanto CiU como ERC podrían sumar un escaño más a su cómputo del 2008.

Naturalmente, alguien debería sufragar los avances de los eternos damnificados, y ahí reside el inconveniente de la proporcionalidad: los dos grandes partidos, PPyPSOE, verían reducida su cosecha de escaños y tendrían más dificultad para hilvanar una mayoría de gobierno. Es decir, necesitarían más socios para sumar la mayoría absoluta de la Cámara. Sobre todo en un escenario menos polarizado que el que dibujaron las elecciones del 2008. Por ejemplo, con un modelo proporcional y unos resultados como los de 1996, el PP sólo habría podido gobernar con el permiso de Izquierda Unida.

De hecho, incluso con los resultados de los últimos comicios del 2008, una mayor proporcionalidad exigiría al PSOE contar al menos con dos partidos nacionalistas para sumar mayoría en la Cámara (CiU y ERC; CiU y PNV, o CiU yBNG). Ahora, en cambio, le ha bastado con el PNV. Y las dificultades se acentuarían aún más si se ampliara el número de escaños de la Cámara hasta los 400 que permite la Constitución.

Sin embargo, el mayor problema que plantea en España un modelo más proporcional a través de un distrito único o de circunscripciones autonómicas es el mandato constitucional, que determina que "la circunscripción electoral es la provincia". Y a la vista de las dificultades que plantea una reforma constitucional, el obstáculo parece insalvable.

7-VIII-11, C. Castro, lavanguardia