el mal exemple de la casta (anti)política italiana

En las calles, carreteras y autopistas italianas,  expuestas ya de por sí a un estilo de conducción suicida e irrespetuoso con todas las normas de tráfico, existe un factor agravante: los auto blu,los vehículos oficiales con chófer, símbolo de privilegio y prepotencia. Su centelleante luz azul sobre el techo y su sirena les otorgan una absoluta impunidad.

Italia afirma ostentar el récord mundial de vehículos oficiales - respecto a población, por supuesto-.Se cree que son más de 15.000 y cuestan al erario público 1.000 millones de euros al año. Cualquier cargo de cierta responsabilidad en un ministerio, en una región o en un ayuntamiento goza de esta prebenda.

Uno de los objetivos del plan de austeridad aprobado el viernes era reducir el gasto de la casta, el despectivo término que se usa en Italia para referirse a su desprestigiada clase política. En este contexto se decidió que, en el futuro, la cilindrada de los auto blu - salvo los que transporten a altos cargos-no podrá exceder de los 1.600 centímetros cúbicos. Los que estén ahora en servicio y tengan una potencia superior seguirán en activo hasta que sean reemplazados.

Toda la prensa italiana destaca que los sacrificios autoimpuestos por los políticos e incluidos en el plan de ajuste han sido mínimos.

Una de las ideas más osadas era la de equiparar los salarios a la media de los políticos del resto de la Unión Europea. En la versión final del plan de austeridad, el objetivo había perdido ambición. No será la media de países sino de los estados principales de la UE; y, en todo caso, no se aplicará hasta la próxima legislatura. Los parlamentarios italianos cobran casi 12.000 euros mensuales brutos, más del doble que la media de la UE.

También desapareció de las medidas aprobadas la que preveía acabar con las pensiones vitalicias a los padres de la patria. En la actualidad, la Cámara de Diputados y el Senado gastan más cada año en pensiones a ex parlamentarios que en los salarios de quienes están en activo.

El celo de la casta en defender sus privilegios no ha sorprendido a los italianos. Todos saben, por ejemplo, que una de las razones por la que, probablemente, Berlusconi superó la moción de censura en diciembre pasado fue que muchos parlamentarios temían no ser reelegidos en caso de elecciones anticipadas y eran conscientes de no llevar el tiempo suficiente en el puesto para tener derecho a la pensión. No obstante, esta vez la rabia es mayor porque el plan de austeridad prevé un coste superior para las familias de clase media baja y media.

"Casta rapaz", titulaba ayer en portada el diario Il Fatto Quotidiano, un medio que presume de no recibir ninguna subvención oficial y que es un ariete implacable contra el Gobierno Berlusconi. "Los italianos lloran de miseria, y los honorables (el título que reciben los parlamentarios) ríen", afirmaba un artículo.

Sobre el desequilibrio entre lo que se exige a la población y los recortes cosméticos a los políticos se refirió Luca Cordero de Montezemolo, el presidente de Ferrari. El diario La Stampa denunció esa "política inmune a los sacrificios" y advirtió de que en una democracia no se puede aceptar que se alce cada vez más alto, como sucede en Italia, un "muro de incomprensión" entre gobernantes y gobernados.

Ante los hechos consumados, sólo queda ese pataleo que erosiona el sistema y resta aún más autoridad moral a la política. La casta,pues, perpetúa su estigma con sus propios errores.

17-VII-11, E. Val, lavanguardia