9-VII-2011: la República del Sud del Sudan esdevé Estat

Cuando Nairobi se despereza y anuncia el embotellamiento del día, el pastor Thomas Agou se santigua en la intimidad del asiento G-1. Arranca el autobús. A su lado, Jacob Maker se revuelve inquieto. Habrá tiempo de sobra para saber que no le gusta la carretera. Más atrás, Susan Karimi intenta atarse un cinturón de seguridad roto.

Desde octubre, 309.000 personas han dejado voluntariamente el norte de Sudán para ir al sur. Hoy Sudán, el país más grande de África,quedará dividido en dos estados, y el del norte ya ha reconocido al del sur. A Yuba, que será la capital de Sudán del Sur, el Estado 153 del mundo, llegan estos días miles de personas ansiosas de vivir un momento histórico, empujadas por el deber patriótico o en busca de una oportunidad. El bus que el miércoles salió de Nairobi hacia Yuba era una mezcla de todo eso.

Philip Mach estaba tan feliz aunque llevara mil horas a la espalda antes de empezar. En 1998, con 15 años, huyó de la guerra hacia Kenia, de allí a México y después a Australia. Le gusta Sydney.

Vuelve a Sudán por responsabilidad: "Soy africano y debo vivir en mi patria. Quiero trabajar en los servicios secretos, puedo hacerlo". Roza los dos metros, tiene piernas finas y viste una camiseta blanca de rayas azules de un equipo de fútbol keniano. Cuando el calor asfixia y el polvo entra por las ventanas rotas, se pone unas gafas de sol verde chillón que anuncian fiesta: "Hemos esperado mucho, habrá que celebrarlo bien", advierte.

Una breve parada en Eldoret, ciudad de corredores Kalenji, se recibe con caras de indiferencia. Los músculos de la espalda siguen ahí.

En Kampala, capital ugandesa, una hora de espera más hora y media de desajustes de horario africanos dejan espacio para confraternizar. El reverendo Agou tiene los ojos rojos tras doce horas de viaje. O quizá por la emoción: "Que venga todo el mundo a Sudán del Sur, necesitamos a todos para construirlo". Nació en Bor, como Garang, héroe de la nación, y al contarlo se le estira el alzacuellos de satisfacción.

Jacob le mira de reojo y ríe. Es más joven, vive en una aldea de la región de Lakes y su timidez transpira desconcierto. Jamás había visto edificios tan altos como en Nairobi. En realidad, nunca había visto edificios altos. "No salió de su aldea hasta que fuimos a ver a un familiar hace un mes", le protege el pastor. Vuelven a casa porque es su hogar. "Si hay paz, Yuba será Nairobi", le promete. A Jacob, los baches del norte ugandés le quitan las ganas de escuchar. Pide echarse a un lado, saca la cabeza por la ventana y vomita la cena. "Sorry", dice. Y se pelea, como todos, para dormir un poco más.

En la frontera con Sudán del Sur, Karimi olvida el cinturón de seguridad y la velocidad suicida del bus y sueña en futuro perfecto. "Desde hace dos meses trabajo en una aseguradora en Yuba, si un país nace habrá que estar". Según el Gobierno sursudanés, miles de africanos del este se han desplazado hacia un nuevo Estado ávido de mano de obra.

Desde el kilómetro cero, en el tramo sudanés, decenas de camiones trabajan para llevar asfalto al país de las pistas de tierra, con la extensión de Francia, Sudán del Sur apenas tiene cien kilómetros de alquitrán.

Y, de repente, el aire del bus se tensa. A nadie le pesan las 32 horas de viaje. Yuba aparece en el horizonte. Philip se lanza a la nostalgia en voz alta. "¿Qué voy a echar de menos de Australia?", se pregunta. "La vida - se responde-,pero ahora debemos construir juntos una nación... Por fin", dice. Y por fin se detiene el autobús.

9-VII-11, X. Aldekoa, lavanguardia

Sudán, el país más extenso de África, se dividirá hoy en dos mitades y el sur proclamará su independencia. El flamante Estado, Sudán del Sur, será el 54 de Áfricay, si es aceptado, se convertirá en el miembro 193 de la ONU. Pero el nacimiento de la nueva nación se producirá en medio de una gran incertidumbre. Los sudaneses del sur votaron de forma masiva por la independencia en el referéndum celebrado el pasado mes de enero, pero el parto ha sido difícil y las complicaciones continuarán.

La Administración Obama ha ofrecido su apoyo al líder del sur, Salva Kiir, pero nacerá una nación pobre con petróleo, lo que barrunta serios problemas. El tribunal Internacional de La Haya emitió en el 2009 una orden de detención contra Al Bashir, presidente de Sudán, por genocidio y crímenes contra la humanidad en Darfur. Pero Washington ha presionado a Al Bashir para que acepte la independencia del sur. Si lo hace, Sudán no estará en la lista negra.

África y Arabia se tocan en Sudán. El norte es de mayoría árabe y religión musulmana; el sur, negro y de religión cristiana o animista. Y en 1956, con la independencia de Sudán, el sur, oprimido por los árabes, se rebeló. La guerra terminó en 1972, pero no el conflicto. Once años después, la disputa por el petróleo y la imposición de la ley coránica por el norte provocó otra revuelta del sur. La guerra se prolongó dos decenios y se cobró dos millones de vidas. Los combates terminaron en el 2005 y se acordó la celebración de un referéndum de autodeterminación. Y en esta consulta los sudaneses del sur aprobaron su independencia.

Pero todavía hay muchas cuentas pendientes. Desde el año 2005, los ingresos por la venta de petróleo se han repartido a partes iguales entre el norte y el sur, pero este compromiso debe ser sustituido por otro acuerdo. También permanecen las diferencias entre el norte y el sur por la delimitación de una frontera común de unos de 2.100 kilómetros. Y, lo que no es menos decisivo, aún está por decidir a quién pertenece Abyei, una franja que se extiende por el norte y el sur. En esta franja abunda el petróleo, pero aún debe celebrarse el referéndum para que los habitantes de Abyei, mayoritariamente africanos negros, decidan su futuro. El nacimiento de Sudán del Sur es una noticia positiva porque así lo han decidido en libertad sus habitantes y está respaldado por la comunidad internacional. Ayer, el Consejo de Seguridad aprobó el envío de 7.000 cascos azules a Sudán del Sur. Pero la guerra, como avisan los continuos enfrentamientos que se han producido en los últimos meses, aún puede activarse.

9-VII-11, lavanguardia

Sudán del Sur es hoy uno de los países más pobres del mundo. Con la extensión de Francia y poco más de unos ocho millones de habitantes, el Estado 54.º . de Áfricano tiene infraestructuras. Es dependiente en toda la amplitud del término. Las oenegés internacionales proporcionan el 89% de la atención sanitaria disponible y el 70% de las niñas y chicas de entre seis y diecisiete años jamás ha pisado una escuela.

Sudán del Sur carga muchas piedras en la mochila al empezar a caminar libre. La frontera aún no está completamente definida y el acuerdo para repartir los beneficios del petróleo al 50% venció ayer y el final de la negociación no parece cercano. Y sentarse en la mesa a hablar es imperativo. El 80% del oro negro está en el subsuelo del sur y, aunque Yuba planea construir un oleoducto japonés a través de Kenia, de momento todas las tuberías para transportarlo y comerciarlo pasan por el norte.

La desconfianza entre ambos es enorme pese a las buenas caras. El presidente del norte, Omar Al Bashir, asistió ayer a la proclamación de la independencia y presidió las gradas junto a Salva Kiir, al frente del recién nacido. De nuevo los detalles dijeron más que la realidad. Cuando pidió el turno de palabra - indiferencia general, apenas algún silbido-,hubo un corte de luz y el micrófono se apagó. En su segundo intento, habló sólo en árabe.

Sus promesas de cooperación y hermandad no se las creyó nadie ayer. Acusado por el Tribunal Penal Internacional de crímenes contra la humanidad, sus actos hablan por él. En los últimos seis meses, los ataques en la frontera han provocado 1.400 muertos y 273.000 desplazados internos. En la región de las montañas Nuba, en el Kordofan del sur, que pertenece al norte pero es cercano a la causa del sur, en el último mes se han producido ataques de Jartum que rozan la limpieza étnica y han provocado entre 75.000 y 100.000 nuevos desplazados.

Aunque el olvido e histórico abuso del norte hacia el sur, además de una irresponsable descolonización británica, están detrás de muchos problemas, el sur no puede mirar sólo hacia el pasado o sus vecinos para encontrar culpables. También hay enfrentamientos entre etnias del sur y las primeras acusaciones de corrupción empiezan a aflorar. Los favores a la etnia propia - principalmente la dinka-a la hora de otorgar los mejores puestos en la recién estrenada administración escuecen al resto de más de 500 grupos étnicos del país.

10-VII-11, X. Aldekoa, lavanguardia