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Josep Massot, La Vanguardia, 18-III-06.

Parlamentario wigh y polemista temible, corresponsal de Voltaire y de Montesquieu, amigo de Swift, rival de Walpole, y un gentleman a la francesa bajo los reinados de Jorge I y Jorge II de Hannover, lord Chesterfield es recordado por las cartas que escribió a su hijo, un verdadero manual de la educación clásica. Jaume Vallcorba publica una selección en El Acantilado a la manera de un manifiesto contra la educación inspirada en los principios de Rousseau (el ser humano tiene una naturaleza bondadosa y la civilización la corrompe), que, según dicho editor, está llevando a la sociedad contemporánea al iletrismo, el analfabetismo funcional y la falta de responsabilidad. "Las cartas de lord Chesterfield, si las despojamos de ese pensamiento aristocrático propio del siglo XVIII, son vigentes para la formación de un joven de hoy, en su dimensión moral, cultural y social, incluso mundana, porque Chesterfield conocía bien el mundo y no era en absoluto puritano".

"Suave en las formas y firme en las ideas", la frase latina es la enseña de lord Chesterfield. Los buenos modales, el respeto a la auctoritas,a la jerarquía de valores morales, la naturalidad, el buen humor, la discreción, la modestia, el estudio de los libros y del mundo. "Hojea a los hombres de día y a las mujeres de noche, en las mejores ediciones", aconseja a su hijo el nada mojigato parlamentario inglés, para después advertirle con severidad ( "sexo>Consejos y sentencias

Josep Massot, La Vanguardia, 18-III-06.

Parlamentario wigh y polemista temible, corresponsal de Voltaire y de Montesquieu, amigo de Swift, rival de Walpole, y un gentleman a la francesa bajo los reinados de Jorge I y Jorge II de Hannover, lord Chesterfield es recordado por las cartas que escribió a su hijo, un verdadero manual de la educación clásica. Jaume Vallcorba publica una selección en El Acantilado a la manera de un manifiesto contra la educación inspirada en los principios de Rousseau (el ser humano tiene una naturaleza bondadosa y la civilización la corrompe), que, según dicho editor, está llevando a la sociedad contemporánea al iletrismo, el analfabetismo funcional y la falta de responsabilidad. "Las cartas de lord Chesterfield, si las despojamos de ese pensamiento aristocrático propio del siglo XVIII, son vigentes para la formación de un joven de hoy, en su dimensión moral, cultural y social, incluso mundana, porque Chesterfield conocía bien el mundo y no era en absoluto puritano".

"Suave en las formas y firme en las ideas", la frase latina es la enseña de lord Chesterfield. Los buenos modales, el respeto a la auctoritas,a la jerarquía de valores morales, la naturalidad, el buen humor, la discreción, la modestia, el estudio de los libros y del mundo. "Hojea a los hombres de día y a las mujeres de noche, en las mejores ediciones", aconseja a su hijo el nada mojigato parlamentario inglés, para después advertirle con severidad ( "sexo: el placer es momentáneo, la postura ridícula y el gasto excesivo") sobre los placeres y las compañías a las que nunca debe exponerse.

Sobre todo, el cuarto conde de Chesterfield hace un canto a las formas. "El mayor de los favores - dice- puede ofender, si se hace de forma torpe. Cualquier asunto, situación o hecho, por desagradable que sea, puede ser planteado con éxito con buenos modales. Con el volto sciolto:una noble prestancia, elegancia y buen trato, formas desenvueltas y seductoras, atención por todo y por todos, cortesía insinuante...". La forma es también la buena caligrafía (hasta una mujer de mediocre cultura se mofaría, desdeñándolo, de un amante del que hubiera recibido un billete amoroso plagado de errores"), la buena dicción, la recta moral, la sólida formación espiritual, el honor. El noble inglés le da a su hijo hábiles consejos para encarar una negociación o lograr un objetivo, desenvolverse en la corte, en los cafés o en los salones de baile. Le aconseja no hacerse enemigos innecesarios, no mirar por encima del hombro a nadie (la venganza de un hombre sencillo ofendido puede ser peor que la de diez hombres de mérito), ocuparse de la apariencia, pero sin caer en la banalidad de los que sólo se preocupan de ella.

¿El objetivo? "Convertirte en un perfecto hombre de mundo; educado sin complacencias, desenvuelto sin ser desatento, serio e impávido con modestia, amable sin afectación, seductor sin malicia, animado pero sin ser ruidoso, franco pero no indiscreto, reservado pero no misterioso; deberás aprender en qué lugar y momento resulta oportuno decir o hacer alguna cosa, y actuar acto seguido con un aire de gran distinción".

El destinatario de las cartas no fue tan eminente como su padre. Dicen que fue un hombre sensible. Más fortuna tuvieron para Henry James, devoto lector de sus consejos.


Consejos y sentencias:

MODESTIA. Sé más sabio, si puedes, que los otros; pero no se lo digas (...) Cualquier mérito, cuando es real, saldrá a la luz, y nada podrá disminuirlo, salvo el exhibicionismo.

CONOCER EL MUNDO. El saber se adquiere leyendo libros, pero la ciencia más útil de todas, el conocimiento del mundo, sólo se aprende leyendo en los hombres y estudiándolos todo lo posible, en distintas ediciones.

BOBALICONES. Una sonrisa permanente en el rostro y una actividad incesante del cuerpo son signos inequívocos de futilidad.

NECIOS. Una mente débil es como un microscopio: agranda las cosas triviales, pero no puede ver las grandes.

EDUCACIÓN. Los buenos modales (...) son un bien precioso: previenen muchos males reales, crean, embellecen y consolidan las amistades; ponen límite al odio, llevan al buen humor y a la buena voluntad.

CHISMES. Cuídate mucho de no decir nunca en un grupo de personas lo que has visto u oído en otro, y sobre todo guárdate de divertir a éstos a costa de los otros; ingéniatelas, en cambio, para que la discreción y la reserva sean consideradas consustanciales a tu carácter.

GUSTOS. Para gustar a las mujeres hay que gozar de la consideración de los hombres, y para gustar a los hombres hay que sabe gustar a las mujeres.