culpables de delatar a Bin Laden...

Mientras el mundo se pregunta quién protegió a Osama bin Laden durante cinco años en la ciudad castrense de Abbottabad, el ejército de Pakistán parece mucho más preocupado por descubrir quién le traicionó. Según publica The New York Times, los servicios secretos pakistaníes (ISI) mantienen detenidas a cinco personas acusadas de colaborar con la CIA en la vigilancia del escondite de Bin Laden. Todos ellos son pakistaníes y uno, presuntamente un oficial médico del ejército, habría anotado las matrículas de los vehículos que entraban y salían del recinto tapiado. Aunque un portavoz militar ha negado la implicación de ningún uniformado, lo cierto es que la casa más cercana a la de Bin Laden pertenecía a un médico con dicho perfil, Amir Aziz, cuyo paradero se desconoce.

La CIA reconoció que llevaba espiando el escondrijo desde agosto y ahora se da por descontado que, para no despertar sospechas, se sirvió de pakistaníes. La recompensa por la captura de Bin Laden era de 25 millones de dólares, pero EE.UU. niega haberla entregado. El aún director de la CIA, Leon Panetta, que dentro de quince días sustituirá a Robert Gates al frente del Pentágono, habría puesto sobre la mesa la liberación de dichos colaboradores en la reunión que mantuvo la semana pasada en Islamabad con su homólogo del ISI, Shuja Pasha, y con el hombre fuerte del país, el jefe del ejército, Parvez Kayani. En definitiva, no estaban espiando a Pakistán, sino al cabecilla de una organización terrorista.

Lo cierto es que el ejército pakistaní ve la manga ancha con que operan cientos de agentes secretos estadounidenses en su territorio no sólo con aprensión sino como una violación de su soberanía, por lo que está llevando a nuevos mínimos la cooperación en asuntos de inteligencia, vitales para la guerra de Afganistán. La confianza está al mínimo también por el lado norteamericano. El subdirector de la CIA, Michael J. Morell, expuso ante una comisión del Senado que, en una escala del 1 al 10, la colaboración pakistaní se merece un 3. Hace pocas semanas Washington informóaIslamabad sobre la ubicacióndedos almacenes de explosivos del caudillo Jalaludin Haqani, que combate a las fuerzas de la ISAF en Afganistán desde su retaguardia en Waziristán del Norte (Pakistán).

Para perplejidad de la CIA, los guerrilleros desmantelaron su arsenal horas antes de que llegaran los soldados –como atestiguan las imágenes por satélite que Panetta mostró a Kayani– gracias a un chivatazo al más alto nivel. Ante tantos desencuentros, Panetta regresó a EE.UU. sin hacer siquiera una llamada de cortesía al presidente o al primer ministro. Con una conminación por parte de los generales pakistaníes más rotunda que de costumbre, la CIA debe dejar de operar aviones no tripulados desde la base cedida en Beluchistán. Ayer, sin embargo, varios cohetes de estos drones golpearon un vehículo y una casa de Waziristán del Sur, dando muerteadiez supuestos talibanes, y otra salva en Waziristán del Norte mató a cinco presuntos integrantes del grupo de Haqani. Dos bingos que no ocultan que la CIA trabaja ya con la hipótesis de tener que trasladar todo ese arsenal al lado afgano.

16-VI-11, J.J. Baños, lavanguardia