trencament de līstatu quo amb Israel?

Las manifestaciones de la naqba han llegado, y no por casualidad, hasta las colinas sirias del Golán, conquistadas en 1967 por Israel y sólo evacuadas parcialmente después de la guerra de 1973. Desde entonces el frente del Golán ha vivido en medio de un tiempo inmóvil. Ni Hafez el Asad ni su hijo Bashar rompieron su compromiso de asegurar a Israel la calma en esta región.

Por una carretera de montaña, bajo los altos observatorios israelíes de una de las estribaciones del monte Hermon, se llega a uno de los confines de esta comarca dividida, al valle de Madjal el Chams. Cada viernes, sus habitantes de una parte y otra del territorio hablan y se intercambian mensajes a través de megáfonos, acercándose a las alambradas erizadas en la vaguada.

Majdal el Chams es un pueblo de la zona ocupada habitado por drusos que no han renunciado a su nacionalidad siria. La agradable ladera con casas bien construidas tiene campos cuidadosamente cultivados. Si centenares de palestinos refugiados en Siria pudieron acercarse a aquella localidad atravesando la zona vigilada por el ejército sirio, la tierra de nadie, hasta las alambradas de los soldados del Tsahal que abrieron fuego, es porque lo consintió o provocó el Gobierno de Damasco. No se mueve un dedo en el Golán ni se dispara un arma sin su permiso.

Esta inusitada demostración de fuerza es una advertencia a Israel y una oportuna decisión de política interior cuando el régimen se encara con un alud de incesantes protestas que reivindican libertad y reformas. Israel ha acusado a Siria y Siria ha acusado a Israel, que también ha señalado a Irán como responsable de esta "explotación" de las frustraciones palestinas...

En la línea divisoria libano-israelí, cerrada desde 1943 a cal y canto, centenares de palestinos llegaron a sus cercas bien instaladas con torres de vigía, sofisticados sistemas de defensa, hostigando a pedradas a los soldados de facción al otro lado de la frontera. Diez manifestantes perdieron la vida a causa de los disparos del ejército israelí. El enfrentamiento tuvo lugar en el poblado de Marun el Ras, al que en décadas anteriores habían sido deportados líderes y militantes Hamas y otros grupos de la resistencia palestina. Los militares libaneses no lograron dispersarlos.

Alrededor de medio millón de refugiados palestinos viven en Líbano. La fuerza internacional de la Finul al mando del general español Aserta, desplegada en la zona fronteriza, instó a mantener la sangre fría. Líbano, sin gobierno desde hace cuatro meses, queda muy expuesto, además, a las repercusiones de la grave crisis siria que ya ha provocado una ola de refugiados a través de un pequeño puente del Uadi Jaled, en la región del norte, impreciso puesto fronterizo.

Desde 1943, año de su independencia, aún no se ha trazado la frontera definitiva entre ambos estados. ni ha sido registrada en la sede de la ONU. El Oriente Medio está erizado de desgarradoras fronteras.

16-V-11, T. Alcoverro, lavanguardia