lŽala oest de la Casa Blanca (als temps dŽObama)

Domingo 2 de mayo del 2010, entre la  una y las tres de la tarde, en la sala de crisis (Situation Room),el sótano del ala oeste de la Casa Blanca, en Washington DC. Trece personas reunidas. Su futuro político, su lugar en la historia, depende, en gran manera, de que la historia que están viendo en directo, la operación para liquidar a Osama bin Laden, salga bien. La imagen, tomada por el fotógrafo del presidente, es ya un icono del poder estadounidense.

´SITUATION ROOM´

Misión: informar al presidente Sit Room para los amigos. Es mucho más pequeña de lo que Hollywood nos ha hecho creer. Todo en la Casa Blanca es más pequeño que en las películas. Aquí trabajan unas treinta personas, divididas en equipos, todos los días de la semana, todas las horas del día. Vigilan el mundo y se lo explican al presidente para que tome las decisiones que marcan el rumbo del imperio.

Sobre la mesa hay ordenadores HP Compact, de un modelo que no se vende. En la pared de enfrente hay una gran pantalla y en la pared de la izquierda, otras dos. La tecnología es eficiente, aunque sin últimos modelos. Todo es muy práctico, business oriented.Lo más superfluo sería el sello presidencial que cuelga de la pared y adorna el vaso de papel. La comida (siempre hay comida en las reuniones de trabajo americanas) la ha traído un ayudante de Costco, una gran superficie tipo Makro: bocadillos enrollados de pavo, patatas fritas, gambas frías y refrescos.

1.-JOE BIDEN. Vicepresidente La tranquilidad del rosario A mediados del 2007, Biden criticó al candidato Barack Obama por advertir a Pakistán que si no actuaba contra los terroristas de Al Qaeda, él, como presidente, lo haría. Biden, también candidato, le dijo que era muy inteligente descubrir así tus cartas. El domingo, mientras Obama cumplía su promesa, él combatía la tensión pasando las cuentas del rosario. Como buen católico de origen irlandés, siempre lleva uno consigo. En la campaña del 2008 dijo que le haría tragar las cuentas a cualquier republicano que dijera que no era religioso.

2. BARACK OBAMA. Presidente "Sí, mando yo, aunque no lo parezca"

El sábado intervino en la cena de corresponsales, un evento anual donde lo importante es reírse de uno mismo tanto como de los demás. Antes de entrar en la Sit Room, había pasado la mañana jugando a golf. Ahora estaba acabando lo que George W. Bush había empezado casi diez años antes. Terminaba una década en la que habían muerto 150.000 personas en dos guerras (Iraq y Afganistán). EE. UU. había invertido un billón de dólares en ellas y, según dijo luego, las 2.977 víctimas mortales del 11-S aún esperaban justicia.

No hay nadie más serio que él en la sala de crisis. También parece el más cansado, sin el brillo de ojos ni la sonrisa profidén que muestra en público. Matar a Bin Laden era la culminación de una estrategia de acoso a Al Qaeda basada en los ataques con aviones no tripulados que le iba a permitir iniciar en julio la retirada de Afganistán.

3. MARSHALL ´BRAD´ WEBB. Vicejefe del comando de op. especiales "No, aquí no mando yo"

Este general de brigada del ejército del Aire es el número dos de la unidad dedicada a planificar las operaciones especiales que ejecutan los comandos Seal, especialmente el número 6, que en ese momento estaba en Abbottabad. Trabaja en la base de Fort Bragg (Carolina del Norte) y el domingo pasado era el único en la Sit Room que no miraba la gran pantalla. Con más de 117 horas de vuelo de combate en Afganistán, seguramente ha visto ya de todo.

4. MIKE MULLEN. Jefe del Estado Mayor del ejércitoEl más alto mando militar No hay otro militar de más alta graduación que él en el ejército y, por lo tanto, es el principal asesor militar de Obama. Ocupa su puesto desde octubre del 2007, cuando Bush era presidente. Está en posición de descanso, con las manos cruzadas por detrás de la espalda, sin apoyarse en la pared. Para evitar matar a civiles, ha restringido los ataques nocturnos. Bin Laden, obviamente, era una excepción y la misión se realizó a media noche, aprovechando que no había luna.

5. TOM DONILON. Consejero de Seguridad Nacional "Esta es mi oficina"

Veterano de la diplomacia estadounidense, la sala de crisis es su lugar de trabajo habitual. Lleva una camisa azul sin corbata que, como muestra la fotografía, es el uniforme estándar de los altos funcionarios obligados a trabajar un domingo por la tarde. Su responsabilidad era controlar todos los aspectos de la operación.

6. BILL DALEY. Jefe de gabinete El reciénllegado Llegó a la Casa Blanca en enero para hacerse cargo del gabinete del presidente. Son viejos conocidos de Chicago.

7. TONY BLINKEN. Asesor de Biden Experto en diplomacia Antes de ser vicepresidente, Biden fue un senador experto en política internacional. A Tony Blinken, que lleva diez años asesorándole en estas materias, corresponde gran parte del mérito.

8. AUDREY TOMASON. Directora de antiterrorismo en la Casa Blanca ¿Dónde está Wally?

Tomason, pegada junto a la puerta, la última de la fila, la más bajita, es la funcionaria de menor graduación presente en la sala de crisis y la más difícil de encontrar en esta imagen. Nada se sabía de ella antes de ahora.

9. JOHN BRENNAN. Asesor del presidente para seguridad interior.

El perseguidor Era el máximo responsable en la administración Obama de cazar a Bin Laden. "Los minutos pasaron como días", ha dicho de los 40 minutos que los seals estuvieron sobre el terreno. Las dos horas en la Sit Room fueron "uno de los momentos de más ansiedad en la vida de los que allí estábamos reunidos".

10. JAMES CLAPPER. Director de la Agencia Nacional de Inteligencia El coordinador El 11-S se debió a un enorme fallo de coordinación, fruto de la tradicional desconfianza y competitividad entre las agencias de información estadounidenses. Para solventar este problema, en el 2005 se creó la Agencia Nacional de Inteligencia, un organismo que coordina a las 16 agencias dedicadas a recabar información. Clapper ha logrado una colaboración sin precedentes entre muchas de ellas para obtener el nombre completo de Abu Ahmed el Kuwaiti, el correo de Bin Laden que vivía en la casa de Abbottabad y que acabó siendo la pista clave de toda la operación.

11. DENIS MCDONOUGH. Viceconsejero de Seguridad Nacional Con Obama desde el principio Asiste a Obama desde el 2007. Entre sus primeros consejos estuvo el de proponer la persecución de Bin Laden en Pakistán, aun sin el permiso de los pakistaníes. Que esté sentado, mientras su jefe, Thomas Donilon, permanece de pie, dice mucho de la transversalidad y la camaradería con la que se trabaja en la Casa Blanca.

12. HILLARY CLINTON. Secretaria de Estado "Tengo tos"

Su cara revela la tensión, el drama, con el que se siguió la operación. Ella, sin embargo, ha manifestado que no se acuerda de qué estaba viendo en el momento de la foto y que si se llevó la mano a la boca era porque tenía tos, culpa de una alergia primaveral. Sobre su ordenador, un documento pixelado por los servicios de seguridad para que no lo identifiquemos. Debajo de este papel hay un mapa con la localización del objetivo en Abbottabad.

13. ROBERT GATES. Secretario de Defensa No lo veía nada claro Criticó la operación con los seals porque la veía muy peligrosa. Hubiera preferido atacar el refugio de Bin Laden con bombas inteligentes y con este fin encargó una evaluación del plan. Hubieran sido necesarias 32 bombas de 900 kilos cada una y, una vez lanzadas, no hubieran dejado nada en pie. Habría sido imposible certificar la muerte de Bin Laden. Obama la rechazó, además, porque no quería que murieran las mujeres y los niños que acompañaban a Bin Laden.

El sábado por la noche estuvo con Obama en la cena de corresponsales de la Casa Blanca, donde quedó claro que es tan buen jugador de póquer como el mismo presidente. Los dos rieron con ganas los chistes sobre el paradero de Bin Laden.

14. LEON PANETTA. Director de la CIA y próximo secretario de Defensa El éxitoes suyo Leon Panetta ha logrado que la CIA recupere la autoestima y el respeto que se le negaban desde el 11-S . La misión en Abbottabad es el primer gran éxito de la agencia desde hace muchos años.

El pasado día 28, Panetta, no estaba seguro de que Bin Laden estuviera en la finca de Abbottabad. Sus agentes habían vigilado el edificio desde una vivienda cercana y no habían conseguido imágenes ni audios que certificaran su presencia. La probabilidad de que estuviera allí rondaba el 50%, según le explicó al presidente. Más de cien personas estaban al corriente de la operación de vigilancia.

Demasiadas para impedir que pronto se les fuera de las manos. Panetta creía que tenían el deber y la responsabilidad de actuar cuanto antes. Al día siguiente, 29 de abril, Obama firmó la orden de ataque.

Panetta está en la pantalla que miran los reunidos en la Sit Room. Desde su despacho en el cuartel general de la CIA pasa la información y comenta las imágenes que recibe del vicealmirante William McRaven (15), jefe del comando central de operaciones especiales, que está en Bagram, Afganistán. McRaven, uno de los más experimentados cazaterroristas de EE. UU., llevaba dos meses preparando la operación de su vida. Todo fue según el plan, pero, según explicó Panetta después, "una vez que los comandos entraron en el recinto, pasaron entre 20 y 25 minutos en los que no sabíamos con exactitud lo que estaba pasando".

Nadie es perfecto.

8-V-11, Xavier Mas de Xaxàs, lavanguardia