entrevista a Daniel Adwok, bisbe auxiliar de Khartum

El 9 de julio Sudán - que tiene ahora 43,2 millones de habitantes-se dividirá en dos estados: el del norte, de mayoría árabe musulmana, y el del sur, de mayoría negra y fe cristiana o animista. La tirantez religiosa cuenta, pero la desigualdad entre norte y sur - más subdesarrollado pese a poseer el 80% del crudo del país-hunde sus raíces en la colonización británica, y en siglos anteriores, que hicieron del sur un vivero de esclavos negros para el norte. Según la ONU, el 90% de la gente vive con menos de un dólar al día, y la Organización Internacional de Migraciones estima que en agosto habrán vuelto 750.000 personas al sur. Su población será de entre 9 y 10 millones.

Tras el referéndum del pasado enero que certificó la voluntad de independencia de los sursudaneses, el próximo 9de julio nacerá un nuevo país, la República de Sudán del Sur, escindida del actual Sudán después de 22 años de guerra civil. Daniel Adwok, obispo auxiliar de Jartum, emplaza al Gobierno del sur a frenar los episodios de violencia que están surgiendo, para garantizar así la vía de la paz. Adwok (Atar, Malakal, 1952), hombre del sur, de familia cristiana, estudió Teología y Filosofía en la Pontificia Universidad Urbaniana, en Roma. Ordenado sacerdote en 1977, se convirtió en obispo en 1993. Ha visitado Barcelona, Madrid y Frankfurt para relatar la situación, invitado por Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), institución dependiente de la Santa Sede.

¿Prevén un gran trasvase de sursudaneses residentes en el norte al sur ahora que habrá un Estado independiente?

Hay desplazados del sur en el norte, que se instalaron allí buscando seguridad ante la guerra, y también empleo, manual y técnico. Han vivido en el norte durante treinta años; se ha convertido en su hogar. Pero no dejan de ser gente del sur, y algunos están regresando. Están volviendo incluso refugiados que estaban en otros países, como Kenia, Uganda o Etiopía. Pero muchos se quedarán en el norte, por un tiempo o para siempre. Dependerá de la actitud del Gobierno del norte hacia los cristianos. Si es intimidatoria, se irán. Pero si hay libertad, muchos optarán por quedarse.

En los últimos días ha habido brotes de violencia en regiones del sur, lo cual está empañando el camino a la independencia.

En este momento hay incidentes de violencia tribal con muertes. Parte de esa violencia es perpetrada por grupos vinculados al partido del Gobierno del sur, que considera que otros actos violentos cometidos por bandas de milicianos tienen conexión con el Gobierno del norte, que según ellos quiere entorpecer el proceso de independencia. La Iglesia católica ha emplazado al presidente del sur, Salva Kiir, a que ponga paz en la región, a que reconcilie a esas personas, y a que estudie la causa profunda de las violencias. Algunas son de corte tradicional, como el robo de ganado de una tribu por parte de otra, seguido de venganza y muertes. Si se sigue así, el clima no será propicio.

¿Peligra la independencia?

Eso es un hecho garantizado; se materializará, pase lo que pase. Sudán del Sur llegará a ser un Estado pese a la violencia. La decisión tomada en referéndum por los sursudaneses no fue un mero movimiento político; fue un grito histórico por el reconocimiento y el respeto de los derechos y dignidad de la gente del sur.

Sobre Omar Hasan al Bashir, presidente de Sudán - que a partir del 9 de julio lo será sólo de la zona norte-pesa una orden de captura dictada por el Tribunal Penal Internacional por crímenes de guerra y genocidio en la región de Darfur, en el oeste del país. ¿Qué piensan al respecto los sursudaneses?

Los habitantes del sur reconocen que hubo terribles abusos de derechos humanos en Darfur, y admiten que esa situación les concierne también. Pero alertan de que, si Bashir es detenido en este momento, el proceso de paz con el sur se verá afectado. Los sursudaneses ruegan que se les deje acceder a la independencia primero. Ven necesario posponer el castigo a los atropellos de Darfur.

Sudán del Sur será uno de los países menos desarrollados del mundo, pese a tener petróleo. Sí, pero además los sursudaneses que regresan al sur no tienen nada. Y el Gobierno de Sudán del Sur no ha preparado oportunidades de empleo para esa gente; asume que volverán a sus poblados a cultivar la tierra. Pero muchos que regresan no son agricultores; han trabajado en la construcción, en mecánica..., y no hay trabajo de ese tipo en el sur.

¿Qué hará la Iglesia católica en el norte? Su archidiócesis tiene sede en Jartum, la capital.

El presidente Bashir dice que a partir del 9 de julio intensificará la charia islámica y la cultura árabe en el norte. Nuestra postura como Iglesia será dar testimonio de nuestra fe; buscaremos modos de fomentar el diálogo. No queremos imponer nada, pero sí que el Gobierno del norte reconozca la presencia de cristianos en el norte. La separación del sur no es un proceso automático por el que todos los cristianos deban mudarse al sur. En el sur hay musulmanes nativos del sur, y también musulmanes árabes, es decir, norteños; se quedarán, nadie va a acosarlos para que se vayan. Esperamos la misma reciprocidad de trato por parte del Gobierno del norte.

24-IV-11, M-P. López, lavanguardia