responsabilitats (primer, les nostres) en el īriscī nuclear

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"¿Qué demonios está pasando en Fukushima?",  reclamó el primer ministro japonés, Naoto Kan, a los directivos de Tepco (Tokyo Electric Power Company), la empresa que gestiona la central nuclear de Fukushima, el pasado martes. La exigencia no era gratuita. Tepco tiene un largo historial de infracciones y el mandatario nipón temía que los responsables de la compañía le ocultasen datos imprescindibles para resolver la crisis nuclear que afecta a Japón.



Tepco es la mayor proveedora de energía del archipiélago japonés y genera un tercio de la electricidad que se consume en el país. Pero esta empresa, que ha perdido la mitad de su valor en el mercado desde el inicio de la crisis nuclear, también cuenta con un historial lleno de infracciones por incumplir los protocolos de seguridad.

En el 2002 salió a la luz que la compañía Tepco había falsificado los datos de los informes sobre las inspecciones rutinarias en las instalaciones nucleares y ocultado problemas de seguridad durante muchos años.

Tras un forcejeo inicial con los responsables gubernamentales de turno, los entonces directivos de la cuarta mayor compañía energética mundial - detrás de las alemanas E. ON y RWE y la francesa Electricité de France-admitieron haber falsificado información en unas doscientas ocasiones entre los años 1977 y el 2002.

Este mismo año, la compañía eléctrica fue acusada de inyectar aire en el recinto de contención del reactor número uno de Fukushima para bajar artificialmente el nivel de filtración. El fraude salió a la luz porque unos inspectores de General Electric, que había diseñado el reactor, pusieron sobre aviso al Gobierno japonés, según señala el diario británico The Times.Al verse descubiertos, los directivos de Tepco presentaron públicamente "sus sinceras disculpas por incurrir en prácticas deshonestas".

Poco tiempo después, otro empleado de la multinacional estadounidense confesó haber falsificado registros de las inspecciones del reactor número uno de Fukushima en 1989 a petición de los directivos de Tepco. Tras esta denuncia, la compañía japonesa, que emplea a 38.000 personas, se vio obligadas a cerrar temporalmente diecisiete reactores. Como consecuencia de esta situación dimitieron cinco directivos. Los reactores volvieron a entrar en funcionamiento después de que hicieran nuevas verificaciones.

Tepco admitió sus errores, pero culpó al "exceso de confianza de los ingenieros acerca de sus conocimientos nucleares". Una inercia que les había llevado a dejar de informar sobre los problemas detectados.

También se da la circunstancia de que otro técnico de General Electric confesó que había dimitido en 1975 tras advertir que el reactor número uno instalado en Fukushima tenía deficiencias de diseño, que se pondrían de manifiesto en el caso de que hubiera falta de refrigeración, según señala el diario The Australian.Cinco de los seis reactores de Fukushima fueron construidos siguiendo este diseño defectuoso.

De nada parecieron servir las multas y la apertura de expedientes sancionadores a esta empresa creada en 1951 y a la que se le asignó la tarea inicial de crear una infraestructura fiable para suministrar energía la país, de cara a reconstruir su maltrecha economía tras el final de la Segunda Guerra Mundial. Los directivos de esta firma que gestiona tres centrales nucleares volvieron a las andadas.

En el 2007 Tepco tuvo de nuevo problemas. Protagonizó otro escándalo por no haber informado sobre los fallos que que se produjeron en la central nuclear de Kashiwazaki-Kariwa, en la prefectura de Niigata, que resultó dañada tras un terremoto de magnitud 6,8 en la escala de Richter.

No resulta extraño, pues, que Naoto Kan reclamara el pasado martes información puntual y verídica a los directivos de Tepco, acerca de lo que estaba pasando en la central nuclear de Fukushima. Kan increpó a la compañía por demorarse más de una hora en darle a conocer las explosiones que se habían producido en dos de los seis reactores que albergan las instalaciones de Fukushima.

La desconfianza que despierta esta compañía en el gobierno nipón ha impulsado al mandatario nipón a enviar a veinte funcionarios a que se instalen en las oficinas de la sede de Tepco en Tokio, según informó un portavoz de la compañía.

Según revela el diario británico The Daily Telegraph,el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) advirtió al Gobierno japonés hace dos años de que un seísmo de gran magnitud podría suponer graves problemas en sus planes nucleares, según uno de los cables de la diplomacia de Estados Unidos obtenidos por Wikileaks, como así ha sido.

19-III-11, I. Ambrós, lavanguardia

El millor lloc, potser, per a veure el microcosmos de Tokio sota el volcà de Fukushima és uo dels restaurants que serveixen el notori peix fugu, que conté una substància letalment tòxica: tetradotoxina. "Si el xef és artesà, sap extirpar la part verinosa abans de que contamini el peix", diu Veno Teruaki. "És el millor sashimi, però si no el sap preparar estàs mort".

El problema del mètode fugu -confiança absoluta en l´habilitat de l´artesà- en el cas de Fukushima és que la Tokio Electric Power Company (TEPCO) arrossega una història de nyaps i escassa trasparència. Des de que alguns experts estatounidencs criticaren la qualitat de la informació facilitada per l´empresa, creixen dubtes en la societat de Tokio respecte a una altra característica japonesa: la incapacitat de comunicar notícies dolentes.

19-III-11, A. Robinson, lavanguardia