el trŕfic d´armes més letal és l´oficial

El tráfico de armas más dañino es el oficial
Lora Lumpe
, analista política.

Tengo 39 años. Nací en Indianápolis y vivo en Washington. Estoy casada y tengo una hija. Me licencié en Ciencias Políticas y me doctoré en Estudios Soviéticos. Desde hace 17 años trabajo como analista, crítica con la política exterior de EE.UU. respecto a la fabricación y venta de armas. Durante dos años estudié en Oslo el tráfico ilegal de armamento y escribí ‘Tráfico de armas’, que publica Intermón Oxfam. Soy asesora de Amnistía Internacional y Human Rights Watch. Soy agnóstica.

“Los delincuentes, los paramilitares, los grupos rebeldes, e incluso los gobiernos represivos no suelen fabricar sus propias armas. En general, dependen del mercado negro de revólveres y pistolas, fusiles, granadas, morteros y otras armas para llevar adelante guerras, represiones, terrorismo, violencia o delincuencia. Por suerte para ellos, y por desgracia para los ciudadanos del mundo que están entre dos fuegos, el mercado clandestino de armas está en pleno auge”. Lora Lumpe describe en ‘Tráfico de armas’ cómo funciona el mercado ilícito, cómo los contrabandistas consiguen mover las armas de un lugar a otro y cómo se cierran los acuerdos del segundo mercado negro mayor del mundo después del narcotráfico. Analiza toda la trama de corredores privados, agentes de transportes, compañías de seguros, funcionarios y autoridades de paraísos fiscales. Finalmente, propone una serie de políticas y medidas para atacarlo. Lora Lumpe es una de las principales socias del Peace Research Institute de Oslo. En 1991 fundó el Arms Sales Monitoring Project (proyecto de supervisión sobre la venta de armas) de la Federación de Científicos de Estados Unidos, en Washigton DC. También es consultora de Amnistía Internacional de Estados Unidos sobre asuntos militares y de derechos humanos."

LV, Ima Sanchís - 15/08/2004

¿Dónde empiezan su viaje las cajas verdes, repletas de armas y municiones?

Le pondré un ejemplo claro y que yo personalmente he documentado: la munición salió de una pequeña ciudad de Eslovaquia y su destino final fue Ruanda.

Ruanda sufre un embargo de Naciones Unidas. No se pueden exportar armas allí.

Teóricamente, el responsable de la industria armamentística en Eslovaquia aseguraba que el destino de las armas era Chad, y así lo indicaban todos los documentos, absolutamente en regla. Después de pasar por las fronteras de Bélgica, Egipto y Sudán, las armas llegaron a Ruanda.

¿Quién era el traficante?

Un sirio que consiguió documentación falsa a través de un funcionario que trabaja en Chad y que aún está firmando permisos falsos de armas. Esto ocurrió en 1999 y fue un caso que se hizo público, pero no se tomaron medidas de ningún tipo, ni contra el funcionario ni contra el piloto que hace los desplazamientos desde Bélgica.

Las armas ocupan el segundo lugar de la lista de productos ilegales que se trafican en el mundo, después de las drogas.

Así es. Durante la guerra fría, las principales potencias mantuvieron la producción de armas al ritmo de la Segunda Guerra Mundial y generaron así un enorme excedente en relación a sus necesidades. La década de los 80 ha sido una de las más violentas en la historia de la humanidad. Estallaron conflictos graves en los Andes y el Cono Sur, América central, el sudeste asiático, África austral, el cuerno de África, Europa oriental, el golfo Pérsico...

¿Quiénes suministraron entonces las armas?

Directamente Moscú o Washington. Durante toda la década de los 80, Estados Unidos ha utilizado el tráfico de armas para suministrar material a grupos de rebeldes en muy distintos países con la pretensión de derrocar a sus gobiernos. Más recientemente, en la década de los 90, ha hecho lo mismo en el norte de Iraq con los kurdos, a los que suministraban armas para que derrocaran a Saddam Hussein.

¿Y quién se encarga de ese tráfico estatal?

La CIA, con ayuda de traficantes individuales, para conseguir que la procedencia de las armas no sea exclusivamente de Estados Unidos. A lo acumulado en las zonas de conflicto se agregaron en la década de los 90 grandes cantidades de armas que quedaron en desuso o fuera de los mecanismos de control a raíz de la disolución de la Unión Soviética, el derrumbe del Ejército Rojo y la irrupción de varias repúblicas e incluso de unidades militares que, en algunos casos, se apropiaron de dichas armas y, en otros, las vendieron. Otra fuente importante de este tráfico de armas viene de grandes almacenes de Norteamérica.

¿Grandes almacenes?

Sí. Cualquier norteamericano sin antecedentes penales puede comprar armas las 24 horas del día y luego traficar con ellas a través de la frontera con México mediante pequeños envíos. Es un nivel más bajo de tráfico de armas, pero el flujo entre Estados Unidos y México es constante, como si fuera una hilera de hormigas. Otro foco de tráfico es a través de barcos desde Florida hacia el Caribe.

Imagino que Europa tampoco debe de ser inocente.

No es un mercado tan abierto como el de Estados Unidos, porque no se pueden comprar armas tan fácilmente. Pero tanto Francia, Italia, Reino Unido y España son países productores de armas que han estado involucrados en exportación a países donde se sabía que se violaban los derechos humanos. Francia, por ejemplo, falsificó documentación para poder exportar armas a Ruanda justo antes de que sucediera el genocidio, diciendo que iban destinadas al cuerpo de policía de las Seychelles.

¿Y cómo restringir ese tráfico de armas?

Los gobiernos deben tomar medidas para que el tráfico de armas no sea un negocio tan fácil, tan rentable y con tantos beneficios. Sencillamente, implantando sentencias de prisión que sean reales para los traficantes o verificando la documentación ganaríamos mucho.

Hay gobiernos que se resisten a establecer normativas internacionales para controlar las armas.

A veces, los gobiernos también son cómplices del tráfico de armas, bien por interese económicos o por intereses políticos. Acabar con el tráfico de armas implica mucho dinero e inversión, porque se debe cambiar la legislación, dedicar muchos recursos económicos a investigar y perseguir a los traficantes y reforzar las fuerzas de seguridad en las aduanas y fronteras. Hace falta más presión ciudadana. Los programas de desarrollo en el tercer mundo siempre acaban fracasando por la cantidad de caos y violencia que existe en esos países a causa de la gran circulación de armas.

Pero no debe ser tan fácil circular por las fronteras del mundo con un camión cargado de armas. ¿Cómo lo hacen?

Cuando el destino son lugares en guerra a los que hay que enviar grandes cargamentos de armas se utilizan aviones, que llegan a aeropuertos comerciales con matrículas falsas, números de registro falsos y documentación falsa sobre lo que se está exportando. Otras veces llegan a aeropuertos privados. Otro medio de transporte bastante habitual es el barco. Debido a la globalización se han reducido las fronteras y las inspecciones y controles en los puertos. Además, simplemente con tener una documentación falsa, nadie revisa el contenido. A menor escala, en Europa y en Estados Unidos se pueden transportar las armas por carretera.

¿Qué tipo de compañías de seguros y corredores privados intervienen en el trafico de armas?

No todos los corredores de armas participan en actividades turbias o ilegales. Muchos gobiernos contratan corredores privados cuando necesitan un especialista para negociar contratos de compra de equipos policiales o militares y para ocuparse de los complejos procedimientos de envío a través de numerosas fronteras. Sin embargo, muchos corredores integran las oscuras redes que arman a rebeldes, escuadrones de la muerte, mercenarios, bandas de delincuentes e incluso piratas.

Y alguno habrá que se dedique simultáneamente a organizar tráfico ilegal y tráfico legal.

Sí. La creciente inquietud pública respecto de los derechos humanos también ha llevado a varios gobiernos a delegar el suministro clandestino de armas en corredores privados. Pero el gran negocio se hace con armas robadas, confiscadas o stocks que los propios funcionarios venden; el ejemplo más claro lo tenemos en la ex Unión Soviética.

¿Cómo y quién se encarga del transporte?

Contactan con propietarios de compañías aéreas o pilotos independientes para que les hagan el envío. Estos propietarios de compañías aéreas o de flotas de barcos son también expertos en esconder la mercancía y falsificar la documentación. El intermediario, el corredor, ni siquiera ve las armas; todo se hace vía telefónica o vía internet. Casi ningún país lleva un registro de corredores de armas y, por supuesto, ninguno brinda información pública sobre este asunto.

Pero policía y servicios secretos deben saber de quiénes se trata.

Existen enormes obstáculos que impiden un control estatal efectivo del mercado negro de armas. La facilidad con que corredores y transportistas cambian de identidad, de base de operaciones y de número de registro de un avión para burlar a los funcionarios de aduanas y de los cuerpos policiales es increíble. Con la misma facilidad, los corredores consiguen documentación falsa para dar apariencia de legitimidad a sus operaciones y, muy a menudo, el problema son los propios gobiernos, que comercian con armas y refuerzan las redes de los corredores con pagos políticos o financieros a corto plazo.

¿Qué es lo que más le ha sorprendido de su investigación?

Precisamente eso, que no son los traficantes individuales, sino los gobiernos, los que hacen más daño cuando trafican. Si un gobierno decide entrar en el mercado negro de tráfico de armas las consecuencias son terribles, porque tejen una red potentísima de gente que trabaja para ellos en este mercado negro. Luego, todas esas personas que participan están protegidas, porque forman parte de un plan de estado.

¿Se respetan los embargos armamentísticos que la ONU impone a países como Sierra Leona, Uganda, Angola, Ruanda, Liberia...?

La ONU tiene unos equipos especiales que investigan este tráfico y realizan listas de las personas que violan este acuerdo. Le contaré un caso, el de un oficial ruso llamado Viktor Bout, uno de los traficantes más famosos, al que se le puede demostrar tráfico de armas ilegal en Somalia, Liberia y Sierra Leona. Hace ahora un mes que Estados Unidos y Reino Unido pidieron que no fuera arrestado, porque ellos estaban utilizando aviones que le pertenecen para enviar suministros varios a Iraq. A mí me parece muy chocante que naciones como éstas, que forman parte del consejo de seguridad de la ONU, estén protegiendo a este tipo de gente.

¿Cuáles son sus propuestas elementales para controlar este tráfico tan dañino?

Hay que forzar a todos los gobiernos para que negocien un tratado internacional que regule exactamente la exportación de armas. Intermón Oxfam y Amnistía Internacional están trabajando en una campaña de control de las armas. Óscar Arias Sánchez, ex presidente de Costa Rica y premio Nobel de la Paz, ha redactado un borrador del tratado en el que se establecen una serie de principios y requerimientos, condiciones básicas para recibir armas. Brasil, Mali, Holanda y Finlandia apoyan el tratado.

¿Y España?

Esperemos que el nuevo gobierno español también lo apoye. Seguro que Estados Unidos no lo firmará, pero tampoco firmó la campaña contra las minas antipersonas y, sin embargo, tuvo mucho éxito.

¿Cuánto dinero mueve anualmente el tráfico de armas?

Se estima que el tráfico ilegal mueve unos 5.000 millones de dólares al año, sobre todo el de armas ligeras, y el legal unos 20.000 millones, incluidas armas pesadas. Pero son precisamente las armas ligeras las que causan más muertes.

¿Qué sabe del tráfico de armas nucleares?

Hasta que no salgan a la luz y se controlen los paraísos fiscales es difícil controlar todo tipo de tráfico e incluso controlar el terrorismo a través del dinero que mueve. El tráfico ilegal está muy relacionado con el blanqueo de dinero. Hay que ponerle límites al lavado de dinero: restricciones a las empresas fantasmas o sociedades ficticias y, por supuesto, tomar medidas contra los factores que perpetúan la demanda.

¿Cómo conseguir ilegalizar las armas en países donde su uso es habitual, como Estados Unidos?

Hay que cambiar la cultura de la gente, además de las leyes y la voluntad política. Actualmente, por ejemplo, hay una ley en Estados Unidos que prohíbe el uso de rifles de asalto, pero en dos meses tiene que ser ratificada y, por supuesto, Bush no la aprobará, así que la gente podrá ir por la calle con rifles de asalto en un país donde mueren anualmente 30.000 civiles a causa de las armas de fuego.